De media, los españoles nos gastaremos 554 euros durante estas Navidades, de acuerdo con un informe elaborado por El Observatorio Cetelem. Los regalos son la partida que se lleva la mayor parte del presupuesto (238 euros), seguido por la comida (173), el ocio (79) y los viajes (64). Y para hacer frente a algunas de ellas, pediremos financiación. Pero después de los excesos navideños viene la temida cuesta de enero, cuando nos tenemos que apretar el cinturón para equilibrar de nuevo nuestra economía. En muchas ocasiones, los gastos fijos como las cuotas de los préstamos o de las hipotecas no ayudan. Por suerte, hay maneras de adelantarse para rebajar las mensualidades y comenzar el año con buen pie. Te las contamos.
✅ Solicitar una carencia parcial o total
Una carencia de un préstamo personal implica abonar solo los intereses o dejar de pagar durante un periodo de tiempo acordado entre nosotros y el prestamista. Este lapso podrá ser desde unos meses hasta varios años, según la entidad. Esta opción suele ser más común en los primeros años del crédito, aunque es posible solicitarla en algún momento posterior de la vida del préstamo.
Esta alternativa nos permite hacer frente a una cuota más baja (solo devolver intereses) o no abonar nada durante un tiempo, lo que nos posibilita pagar menos en enero y equilibrar otra vez nuestra economía, antes de volver a la normalidad.
La desventaja de esta opción está en que una carencia hará que el tiempo de reembolso se alargue más y, además, que se generen intereses durante los meses que se prolongue la carencia, lo que al final hará que paguemos de más por la financiación. Esta alternativa puede ser una solución, siempre que calculemos de nuevo cuánto de más nos supone abonar si pedimos una carencia y siempre que estemos de acuerdo con reembolsar más dinero a cambio de unos meses de tranquilidad.
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✅ Ampliar el plazo de reembolso para rebajar todas las cuotas
La segunda opción para que la cuesta de enero no sea tan empinada es solicitar a nuestro banco una ampliación del plazo. Al tener más tiempo para reembolsar el crédito, las cuotas mensuales serán más bajas y nos permitirá pagar menos todos los meses. Al contrario que la alternativa anterior, pedir una ampliación del plazo no está acotado a un tiempo determinado, sino que consiste en un cambio de contrato que quedará así hasta que terminemos de reembolsar el crédito.
Solo debemos acudir a esta opción cuando sabemos que las mensualidades que estamos abonando suponen un desequilibrio continuo para nuestras finanzas —y no solo durante la cuesta de enero— y estamos dispuestos a estar más tiempo pagando para tener unas cuotas más bajas.
No obstante, al alargar el plazo, se generarán intereses durante más tiempo y terminaremos haciendo frente a un préstamo más caro que el calculado inicialmente.
En definitiva, para elegir una alternativa u otra debemos fijarnos en nuestra situación personal y hacer números para saber cuál de las dos se ajusta mejor a nuestras necesidades. De igual modo, la opción más recomendable es siempre controlar nuestros gastos durante estas fiestas y planearlos con antelación para no tener una cuesta de enero tan empinada que nos empuje a cambiar las cuotas de nuestros préstamos.