El día de la lotería de Navidad, el 22 de diciembre, se repartirán un total de 2.240 millones de euros en premios. La ilusión por hacerse con un pellizquito de ese montante llena los hogares de los españoles en estas fechas. Según datos de ANAPAL (Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administradores de Loterías), es el mayor sorteo de lotería de boletos del mundo: más de 24 millones de residentes en España mayores de edad han comprado (o comprarán) participaciones este año. La suerte hoy está casi echada pero, pase lo que pase, siempre hay alguien que todos los años gana: el Ministerio de Hacienda. Sin embargo, este año, dado el cambio de fiscalidad que se aplica a los premios de Loterías y Apuestas del Estado, recaudará algo menos. Te lo contamos a continuación.
La principal novedad radica en la cantidad exenta de tributar el IRPF. Si el año pasado ese beneficio se limitaba a los primeros 10.000 euros, este año los primeros 20.000 no pagarán impuestos. Hemos contactado con Miguel Córdoba, profesor de Economía Financiera de la Universidad San Pablo CEU para hablar sobre estos cambios y saber cómo debemos comportarnos si resultamos agraciados en este sorteo, una cita que el 54,6% de los españoles percibe como el comienzo de la Navidad.
Imagen: Jeffrey Wegrzyn
La Organización de Apuestas y Loterías del Estado (ONLAE) retiene el 30 % de toda la recaudación de las loterías (Navidad, Niño y semanales) y el 45 % de La Primitiva. Después, en los premios superiores a los 20.000 euros, retiene otro 20 % del exceso a los acertantes.
Es decir, «si se gana, por ejemplo, el Gordo de Navidad, de los 400.000 euros que te tocan, tributan 380.000 euros al 20 % o, lo que es lo mismo, se paga un 19 % sobre los 400.000 euros», ejemplifica el profesor; esto es, 76.000 euros. En el caso del segundo premio, el importe bruto es 125.000 euros, por lo que se abona el 20 % de 105.000 euros; es decir, 21.000 euros (lo que supone un 16,8 % de impuesto sobre los 125.000 euros iniciales). Finalmente, el tercer premio, que es de 50.000 euros, tributaría el 20 % sobre 30.000 euros, es decir, 6.000 euros, lo cual supondría un 12 % de impuesto sobre los 50.000 euros que constituyen el importe bruto.
Córdoba resume así la tributación de los premios:
- Los premios pequeños tributan tácitamente al 30 % (retirado por la Administración antes del sorteo).
- El premio Gordo tributa al 49 % (30 % antes del sorteo + 19 % directo).
- El segundo premio tributa al 46,8 % (30 % antes del sorteo + 16,8 % directo).
- El tercer premio tributa al 42 % (30 % antes del sorteo + 12 % directo).
«Bien es cierto que el 30 % que se queda Hacienda antes del sorteo parece como si no les ‘doliera’ a los que participan en la lotería, pero supone una cantidad cercana a los 1.000 millones de euros para las arcas públicas», afirma Córdoba. Y continúa: «Es como decía Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos: ‘la lotería es algo maravilloso; hace recaer los impuestos solo en aquellos que desean pagarlos de buena gana'».
En cuanto a la exacción, el profesor explica que se efectúa una retención en origen cuando se produce el pago por parte de la Administración de Loterías. Es decir, se cobra el neto y, al coincidir la retención con el importe del impuesto, no es necesario declararlo después, cuando se presenta la declaración del IRPF.
¿Y si compartimos el premio?
«El hecho de que se comparta un premio entre varios no supone ninguna modificación de cara al pago de impuestos», dice el profesor. Córdoba aclara que si un grupo de amigos juega un décimo, ellos sabrán cómo han repartido las papeletas o si lo han hecho en confianza. Uno de ellos irá a cobrarlo y, después de hacerlo, repartirá el neto entre los amigos en la proporción que hayan convenido. Ninguno tiene que hacer ninguna declaración complementaria.
Qué errores debemos evitar si nos toca un premio grande
Imagen: Alexas_Fotos
«Lo lógico es no decírselo a nadie«, aconseja el profesor. «En un país en el que la envidia es el pecado nacional, decir que te ha tocado el Gordo es como poner un panal de miel delante de las moscas. Siempre aparecerán primos, cuñados o yernos ‘con ideas’ para que se pueda ‘invertir’ ese dinero en un negocio fabuloso», opina.
Para aquellas personas que al recibir el premio están endeudadas, el experto es partidario de cancelar primero las deudas y, con lo que reste, tomarse un tiempo para que se nos pase la euforia y podamos pensar con tranquilidad qué es lo que queremos hacer. En su opinión, aunque nos parezca razonable dedicar una pequeña parte a darnos un homenaje (ese viaje que queríamos haber hecho y que no hicimos, ese coche que siempre nos ha gustado, etc.), lo más recomendable, salvo que nos hayan tocado muchos millones, es guardar ese dinero para el futuro, incluso para la época de la jubilación.
¿Qué hacer con el premio?
Miguel Córdoba plantea como mejor opción decantarse por una renta vitalicia a un tipo de interés adecuado. «En este caso se contrataría un seguro de prima única que devengara interés sin pagarlo hasta el momento en que nos jubilemos y, a partir de entonces, se comenzarían a percibir las cuotas de la renta vitalicia como complemento a la pensión pública de jubilación», explica.
En cuanto al sector inmobiliario, Córdoba prioriza terminar de pagar la hipoteca, en el caso de tener casa propia. De no tenerla, y si el premio nos lo permite, el profesor es partidario de dejar de vivir en alquiler y dar la entrada para comprar una vivienda en propiedad. No obstante, «en este tema hay que tener mucho cuidado, ya que, a veces, el que ha recibido el premio, en plena euforia, piensa que se puede ir a vivir a un barrio caro y no es así, ya que no solo hay que comprar la casa, sino que luego hay que mantenerla», advierte. Para Córdoba, lo idóneo sería utilizar el premio para adquirir una vivienda cuyo coste fuera similar al premio recibido y seguir viviendo como lo hemos hecho hasta ahora, con la ventaja de que ya no tendremos que abonar la cuota de alquiler mensual.