La plancha, por lo general, se saca del armario cuando hace falta, se usa y se vuelve a guardar, sin prestarle demasiada atención. Y conviene hacerlo, porque su limpieza es fundamental: la suciedad que acumule en su superficie, en algún momento, acabará en la ropa que se planche. En este artículo, algunos consejos y recomendaciones para mantener la higiene en este aparato, aliado imprescindible del buen vestir.
Limpiar la plancha para cuidar la ropa
La limpieza de la plancha es fundamental por un motivo simple: si su superficie tiene suciedad o impurezas, hay muchas probabilidades de que estas se transfieran a la ropa. Y el objetivo inicial de dejar la prenda lo más pulcra posible se cambiará por su opuesto: habrá que lavarla de nuevo. Una plancha no puede limpiarse de cualquier manera. Conviene seguir una serie de pasos precisos para alcanzar los resultados óptimos.
Una primera recomendación es que, salvo en ciertos casos que se detallan a continuación, siempre que se limpie la plancha, esta se encuentre desenchufada y fría.
Las manchas oscuras que se forman en la superficie de la plancha se eliminan con papel de periódico y sal gorda
Las primeras señales de suciedad que se detectan por lo general en la superficie de la plancha son unas manchas negras o de tono oscuro. Estas se eliminan mediante un truco muy sencillo. Sobre una superficie lisa, como una mesa o el suelo, se debe colocar papel de periódico en cantidad, hasta que forme un «colchón». Se extiende una pequeña capa de sal gorda, se enchufa la plancha y, cuando esté tibia, se pasa sobre la sal. De este modo, gran parte de las manchas se quitarán. La suciedad que no se retire, se podrá limpiar con un trapo.
Detergente y velas para limpiar la plancha
En el caso de que la suciedad esté incrustada, el modo de limpieza también es simple. En general, basta con pasar un trapo húmedo con un poco de detergente. Si se prefiere, en lugar de un trapo se puede usar una esponja, pero debe ser muy suave para que no cause rayaduras en la superficie de la plancha. Una vez que se han removido las impurezas, se pueden quitar los restos con un paño seco. Es importante no usar limpiadores abrasivos o demasiado fuertes, ya que se corre el riesgo de que se dañe la superficie o el interior del aparato.
No se deben usar limpiadores abrasivos o demasiado fuertes, que puedan dañar la plancha
Otro truco recurre a elementos naturales y resulta muy efectivo para eliminar materiales sintéticos que hayan quedado adheridos a la superficie. Es válido para planchas a vapor, que en la actualidad son mayoría en el mercado. El método consiste en entibiar la plancha, desconectar la salida de vapor y frotar una vela sobre su superficie. De esta manera, la cera de la vela obstruirá los orificios. Después de dejarlo así durante unos minutos, se limpia con una esponja de acero fina, se conecta y se activa la salida de vapor para destapar los agujeros. Los restos de cera se eliminan al pasar la superficie sobre un trozo de tela que no sirva (como si se planchara).
Las planchas más modernas incluyen un sistema automático de limpieza para la válvula de vapor. Este sistema varía en cada caso, según el modelo. Para utilizarlo, conviene leer con atención el manual de instrucciones del aparato.
Los especialistas aconsejan siempre usar agua destilada para las planchas a vapor o, al menos, una mezcla a partes iguales de agua destilada con agua de grifo. Esto es así porque el agua de grifo es, en general, “dura”, es decir, incluye importantes cantidades de cal y otros minerales.
El resultado de usar agua “dura” es la formación de sarro, el sedimento que se adhiere al fondo y a las paredes de un recipiente cuando este contiene un líquido con partículas. La presencia de sarro ocasiona que la plancha tarde más en calentarse y que el agua no salga de modo correcto a través de los orificios de la superficie. Y esto significa: mayor consumo, más dificultades en el momento de planchar y menos vida útil para el aparato.