Internet es el mayor supermercado del mundo y durante el confinamiento ha ganado adeptos. El cierre de la mayoría de los establecimientos y la dificultad para desplazarse han convertido a los comercios on line en el único canal para obtener productos que no sean de primera necesidad. Aunque se espera una moderación del uso del comercio electrónico con la desescalada, es probable que muchas personas que se han lanzado a comprar por la Red durante estas semanas sigan haciéndolo en el futuro. Pero ¿sabemos comprar en línea de forma segura? Adquirir por Internet no está libre de riesgos, así que es importante seguir una serie de consejos para no acabar perdiendo dinero o para que nuestros datos personales no acaben en manos de los cibercriminales.
1. Verifica que la página web está cifrada
Si tenemos intención de comprar por Internet, debemos hacerlo solo en comercios electrónicos en los que nuestros datos viajen de manera segura. Podemos verificar que la página web usa un sistema de cifrado de datos comprobando que la URL del comercio comienza por https y va precedida de un pequeño candado. También es recomendable comprobar que el sitio cuenta con un certificado digital en vigor.
2. Desconfía de las ofertas impactantes
Los cibercriminales suelen recurrir a los descuentos para atraer a sus víctimas. Si acabamos en una web donde todos los productos se venden al mismo precio, que aplica descuentos exageradamente agresivos o que vende sus productos a un importe muy inferior al de la competencia, lo más seguro es que sea un comercio fraudulento. Si pasamos por alto estas alertas y al final compramos, lo más probable es que no recibamos el producto y perdamos el dinero o, incluso, que nos llegue uno con características distintas a las anunciadas.
3. Verifica los medios de pago admitidos
Un comercio electrónico legítimo admite una amplia variedad de medios de pago. Si la tienda online anuncia la aceptación de muchos sistemas, pero en realidad solo permite el abono con tarjeta o con transferencia bancaria, deberíamos investigar un poco más la legitimidad de la tienda antes de adquirir sus productos.
4. Apuesta por los medios de pago seguros
El pago contra reembolso, el uso de wallets como Apple Pay, Google Pay o Samsung Pay, el abono con tarjetas de prepago o el pago a través plataformas virtuales como PayPal son los sistemas más seguros para pagar por Internet.
El primero nos permite abonar la compra al transportista en el momento de recibirla, aunque suele implicar recargos. Los segundos mantienen a salvo los datos de nuestra tarjeta, ya que no se comparten con el vendedor. Por su parte, las tarjetas prepago físicas o virtuales no están vinculadas a nuestra cuenta corriente ni a una línea de crédito (funcionan como un monedero virtual independiente) y, en caso de que nos roben los datos, solo podrían gastar el dinero que hubiésemos cargado con anterioridad. En la actualidad, es posible contratar tarjetas prepago gratuitas que se pueden cargar y descargar con facilidad y al momento a través de la app o la web de nuestro banco. Por último, PayPal ofrece un sistema de protección al comprador en caso de que el producto recibido no se corresponda con el anunciado o de que, directamente, no llegue.
5. Revisa los términos y condiciones
Solemos pasarlos por alto, pero conviene verificar que la tienda online pone a disposición de sus usuarios un aviso legal, donde podremos encontrar los datos que identifican al vendedor y que hace referencia a su política de privacidad. Si no hay ni rastro de los textos legales, deberíamos sospechar. Vale la pena comprobar también la política de devoluciones del comercio, en especial la información relativa a los costes y a los plazos y, en caso de no estar conformes, replantearnos la adquisición. No olvidemos que es fácil equivocarse al comprar por Internet.
Imagen: 200degrees
6. Comprueba las opiniones de otros clientes
Antes de tramitar nuestro pedido, podemos realizar una búsqueda por la Red para conocer la experiencia de otros clientes. Así podremos averiguar si el trato que han recibido otros usuarios ha sido positivo, si la tienda cumple con lo que promete o si, por el contrario, es un comercio fraudulento. Asimismo, si no encontramos ninguna referencia en Internet (en páginas de opiniones, blogs, foros, redes sociales, etc.), deberíamos sospechar.
7. Congela tu tarjeta
Si desconfiamos de un comercio electrónico con el que hemos compartido los datos de nuestra tarjeta o, simplemente, queremos dormir tranquilos cada noche, podemos apagar la tarjeta. La mayoría de los bancos españoles permiten congelar de manera temporal estos «plásticos» a través de su app y volverlos a activar después de forma muy sencilla. Con este paso, ganaremos en seguridad, ya que, mientras estén bloqueados, nadie podrá usarlos.
8. Recurre a los seguros de compras en línea
Si hemos adquirido por Internet con una tarjeta y no hemos recibido el producto o el que nos ha llegado no se corresponde con lo que nos habían prometido, podemos reclamar al seguro de protección de compras de nuestra tarjeta. Esta póliza viene incluida sin coste adicional en algunas tarjetas de crédito (es menos habitual en las de débito y en las prepago) y nos protegerá en caso de no recepción y no conformidad. Eso sí, antes de reclamar, debemos leer el contrato del seguro para conocer las coberturas y las exclusiones de la póliza.
9. Vigila el spam
Debemos sospechar de los correos electrónicos que acaban en la carpeta de spam. En muchos casos, el objetivo de los supuestos vendedores es tan solo robar nuestros datos o quedarse con nuestro dinero sin enviarnos nada a cambio. Si bien la mayoría de los comercios en línea recurren al marketing por correo electrónico para incentivar las compras y promocionar sus servicios, antes de acceder a una web a través de un enlace recibido por este medio, debemos valorar la fiabilidad del remitente, comprobar que no se trata de ningún caso de phishing y preguntarnos si conocemos la tienda y si le hemos cedido en algún momento nuestra dirección electrónica.