El coronavirus parece empeñado en imponer su tiranía. En el ámbito medioambiental, en contra de la corriente actual, ha disparado el uso del plástico: guantes, bolsas, envases individuales para menús, viseras, etc. Sin embargo, aunque en estos casos el plástico de usar y tirar tiene una segunda vida, su final está marcado en las agendas medioambientales de la mayoría de los países. Cada vez somos más conscientes del daño que supone la utilización indiscriminada de plásticos, por lo que todos los gobiernos avanzan en la retirada paulatina de este material. El de España, además, creará un impuesto que grava el empleo de plásticos de usar y tirar. En este artículo explicamos en qué consiste, su potencial eficacia o sobre quién recaerá el peso del tributo.
El impuesto al plástico: qué grava y por qué
A partir del 3 de julio de 2021 estará prohibido introducir en el mercado bastoncillos de algodón, cubiertos y platos, pajitas, recipientes y vasos para alimentos y bebidas. Asimismo, estará vetado cualquier producto fabricado con plástico oxodegradable y el uso de cosméticos y detergentes que contengan microplásticos. Son algunas de las medidas anunciadas por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, para «avanzar en la reducción de los envases de plástico no reutilizables» y reducir su huella. Hasta que llegue esa fecha, se pretende ir restringiendo la utilización de plásticos de un solo uso y, además, se establece un impuesto para ayudar a reducir los envases de plástico no reutilizables.
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Así es esta nueva figura tributaria, a rasgos generales y según datos expuestos por el Ministerio responsable:
- El tipo impositivo será de 0,45 euros por kilogramo de envase.
- Es un impuesto de carácter indirecto.
- Recae sobre la fabricación, importación o adquisición intracomunitaria de envases de plástico no reutilizables que vayan a ser objeto de utilización en el mercado español.
- Recaudación estimada: se espera recaudar cerca de 724 millones de euros, a tenor de la información correspondiente al último año disponible (2017) sobre la cantidad de envases de plástico que España puso en el mercado.
- Además, a partir del 1 de enero de 2023, se cobrará un precio por cada uno de los productos de plástico que se entregue al consumidor (tendrá que aparecer especificado en el tique).
¿Es necesario (y eficaz) un impuesto a los plásticos?
Los plásticos, como el resto de los residuos que se generan en nuestra sociedad, deben someterse a un sistema de gestión de residuos (recogida, reciclaje, eliminación) «muy controlado, exigente y con garantías de que los mismos no terminan contaminando nuestro medio», explica María José Ponz, abogada de Legal Consumers, experta en Derecho Ambiental. Pero, ¿es necesario gravar su consumo?
El objetivo de gravar el consumo de plásticos de un solo uso «obedece a la necesidad de frenar el impacto medioambiental que generan este tipo de residuos», señalan desde el Gobierno. Pero aunque es la doctrina generalizada, Ponz sostiene que «gravar el consumo no es una medida eficaz para este fin». En su opinión, «aunque siempre es buen momento para mejorar la gestión de los residuos y con ello frenar y minimizar su impacto medioambiental», es dudoso que se vaya a poder garantizar que el destino de lo recaudado «se emplee directamente en técnicas eficaces de gestión de residuos», añade.
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¿Quién pagará el impuesto al plástico?
¿Pagará el ciudadano de a pie este impuesto verde? La respuesta es sí. La abogada asegura que si el impuesto a los plásticos supone un incremento de los costes, «es lógico pensar que el fabricante lo repercutirá en el precio del producto y que quien acabará pagándolo será el consumidor final». Esto mismo —recuerda— ya sucedió con el cobro obligatorio en comercios de las bolsas de plástico.
Pero, además, la creación de un impuesto tiene consecuencias que van más allá. Así, puede suceder que el encarecimiento del envase repercuta en el producto restándole competitividad. En este caso, no solo será el consumidor final quien resultará perjudicado. Si el impuesto «grava a los productores en España y no existe equivalente en fabricantes de productos que desde España se importan, podría crearse una diferencia competitiva a favor del producto importado».
Hay medidas más eficaces que los impuestos para controlar el uso indiscriminado de plásticos, según explica María José Ponz, abogada experta en Derecho Ambiental:
- Mayor control de la gestión de residuos. Los envases de un solo uso en productos alimentarios son recogidos como residuos sólidos urbanos por las empresas a las que se adjudica la recogida y gestión. “Un control de los diferentes procesos de gestión, especialmente del rechazo y su destino, sería mucho más efectivo que la creación de un impuesto medioambiental”, indica la abogada. Y es que hoy existen innumerables basureros incontrolados y vertidos diseminados por todo nuestro territorio.
- Tratamiento eficaz de residuos. Hay que tomar medidas dirigidas a garantizar el tratamiento más eficaz dentro de un sistema controlado, para que no existan “escapes” en las bolsas de residuos.