Este mes de abril, UNICEF Comité Español cumple 60 años. Lo hace en un año marcado por la pandemia, en el que, una vez más, se ha visto la necesidad de contar con entidades que velen por el bienestar de los niños, niñas y adolescentes. Gracias a UNICEF y a otras organizaciones que trabajan por la solidaridad, se ha podido llevar material de protección a muchos lugares, se prevé enviar 2.000 millones de vacunas a los países con menos recursos a través del mecanismo COVAX, y todo ello sin dejar de lado las crisis humanitarias que ya existían antes de la covid-19.
Si echamos la vista atrás, en 1954 España era receptora de ayuda por parte del Fondo de Emergencia de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Ese fondo, que había nacido en 1946, se convirtió en 1950 en un órgano permanente con programas de más largo alcance con implicación de los gobiernos.
Fue de esa manera, por tanto, cuando el 7 de mayo de 1954 se firmó el convenio entre UNICEF y el Gobierno de nuestro país, que recogía un plan de operaciones para la distribución de suministros bajo la premisa de que debían de concederse de forma equitativa, siguiendo el criterio de la necesidad, sin distinción de raza, religión, nacionalidad u opinión política, de acuerdo al espíritu original del mandato de UNICEF. Este programa se extendió hasta 1968 y brindó a los niños y niñas de España más de 300 millones de kilos de leche en polvo, queso, mantequilla y otros alimentos básicos.
Además de suministros alimentarios, se apoyó la creación de centros de atención a niños y niñas prematuros, ya que la prematuridad, junto a enfermedades y malformaciones congénitas, era la causa directa de un 30 % de mortalidad infantil en España en aquel momento. Se luchó contra el tracoma (conjuntivitis crónica producida por un virus epidémico que desemboca fácilmente en ceguera total), que a mediados de los años cincuenta era endémica en el sudeste español y asolaba provincias enteras. También se actuó contra la sífilis congénita. Y, además, se apoyó en la rehabilitación de niños y niñas con discapacidad y en la educación nutricional.
Nacimiento y desarrollo de UNICEF en España
El 12 de abril de 1961 nació la Asociación de Amigos de UNICEF, liderada por Carmen Pardo-Valcarce, con el objetivo de dar a conocer la labor que UNICEF realizaba en el mundo y apoyar su labor consiguiendo fondos para el desarrollo de sus programas en países en desarrollo. Para ello fueron clave las campañas de venta de las tan conocidas tarjetas de Navidad, así como las de captación de socios que se iniciaron en 1963 con la incorporación de 240 personas socias.
En 1974 la Asociación de Amigos de UNICEF pasó a llamarse Asociación UNICEF Comité Español y en 1993 el Consejo de Ministros la declaró institución «de utilidad pública», pasando a constituirse como fundación en 2005.
La segunda mitad de la década de los 70 sería clave en la labor de incidencia de UNICEF Comité Español, trasladando al legislativo una carta en la que los niños y niñas pedían «que España incorpore a su nueva Constitución, y haga suya, la Declaración de los Derechos del Niño; que se nos proteja con justicia y se nos cuide debidamente, a través de un sistema tutelar nuevo, y con personas que quieran y defiendan a los niños (…)». Fue el primero de los importantes pasos que se dieron, reconociéndose en el artículo 39 de la Constitución española de 1978 el enfoque de derechos de infancia.
Así se alcanzó la década de los ochenta, con un importante contingente de personas socias, siendo el español uno de los comités europeos con mayor número y con más cantidad de dinero recaudada y dirigida a dar respuesta a las emergencias provocadas por conflictos bélicos y desastres naturales, así como proyectos de desarrollo centrados en solucionar las necesidades de la infancia en Latinoamérica.
Tras la aprobación en 1989 de la Convención sobre los Derechos del Niño, en la década de los 90, UNICEF Comité Español emprendió también programas de Educación para el Desarrollo y promoción de los derechos de la infancia española con una apuesta firme en contar con las políticas locales como defensoras del bienestar y desarrollo de los niños y niñas.
Y como si la historia fuera cíclica, el año pasado, España volvió a convertirse en receptora de ayuda para dar respuesta a la emergencia derivada de la pandemia por la covid-19 a través del apoyo dado por UNICEF Comité Español con suministro de protección (mascarillas, guantes, geles y EPI) y equipos informáticos a centros de protección de menores para que pudieran continuar con sus estudios durante el confinamiento.
El reto futuro
Como lo trasladó UNICEF Comité Español en una de sus últimas campañas, el reto es cerrar UNICEF, y será una realidad el día en el que los derechos de todos los niños y niñas en cualquier parte del mundo se cumplan. ¿Una utopía? No, una realidad. Porque UNICEF sabe cómo hacerlo y trabaja con aliados (gobiernos, empresas y sociedad civil) para llevarlo a cabo. Sabe cómo acabar con la mortalidad infantil, sabe qué se necesita para que todos los niños y niñas vayan a la escuela y reciban una educación de calidad y sabe cómo crear un entorno protector que les proteja del trabajo infantil, del matrimonio a edades tempranas, del abuso y la explotación. Pero para conseguirlo necesita ayuda: necesita más personas que compartan su sueño y apoyen su labor, como hace 60 años.