Hoy, más de la mitad del pescado que se consume en el mundo viene de granja. Los peces, crustáceos, moluscos y algas se crían en diferentes tipos de establecimientos de acuicultura que están diseñados y construidos específicamente para satisfacer las necesidades de las distintas especies que se producen y adaptarse a las condiciones del medio físico. En España hay en funcionamiento más de 5.000, que se distribuyen tanto en el ámbito marino como en aguas dulces (lagos y ríos) o en depósitos plantados en tierra firme. En este artículo te contamos cómo es cada uno de ellos y en qué se diferencia de los demás.
Nuestro país tiene un total de 5.075 establecimientos de acuicultura; un modelo que contribuye a la sostenibilidad medioambiental. La mayoría de ellos (4.793) son granjas de moluscos en el mar, bateas y long-lines en los que se realizan cultivos verticales de mejillones y otros moluscos. En aguas dulces hay 166 piscifactorías, en las que sobre todo se cría la trucha arcoíris y el esturión. Un total de 73 están en la costa, playas, zonas intermareales y esteros (balsas naturales donde entra el agua de las mareas) y 43 operan en el mar en forma de viveros. También hay estanques de tierra, de cemento y de otros materiales. Estas son las diferentes categorías de los establecimientos acuícolas en España y sus características.
Viveros flotantes en el mar
Estas granjas consisten en aros de plástico rígido que dan soporte y flotación a bolsas de red en el interior de las cuales se estabulan y crían peces como dorada, lubina o corvina.
Bateas y ‘long-lines’ en el mar
Estas estructuras flotantes se destinan al cultivo de moluscos bivalvos, principalmente mejillón. Las bateas constan de una plataforma de la que penden las cuerdas de cultivo, y los long-lines son estructuras no rígidas que disponen de una línea madre, dispuesta entre boyas linealmente en la superficie del mar, de la que cuelgan a su vez las cuerdas de cultivo. Las bateas operan mejor en aguas resguardadas, como en el caso de las rías gallegas, mientras que los long-lines ofrecen mejores resultados en aguas abiertas, como es el caso del cultivo de mejillón en Andalucía.
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En tierra firme (agua salada)
Estos establecimientos están construidos en obra sobre tierra firme en la costa, pero obtienen su agua mediante bombeo desde captaciones en el mar o pozos. Es la clase de granja en la que se producen especies como el rodaballo y el lenguado.
En tierra firme (agua dulce)
Consisten en establecimientos construidos en obra sobre los márgenes de los ríos o fuentes, que aprovechan la circulación por gravedad del agua. Es el tipo de instalación en el que se lleva a cabo la producción de la trucha arcoíris o el esturión.
En la playa, zona intermareal y esteros (agua salada)
Son establecimientos de acuicultura en los que el cultivo se desarrolla con una mínima intervención física sobre el medio. Es el caso de la producción de almejas y ostras. Se realiza en zonas de playa o áreas intermareales en las que los animales son depositados directamente sobre el sustrato o en mallas sobre mesas. Es también el tipo de granjas localizadas en estanques excavados en la tierra en antiguas zonas salineras o marismas. Los esteros para la producción de peces como dorada, lubina o corvina son un ejemplo de estas instalaciones.