Durante cinco meses, WWF ha surcado las aguas del Mare Nostrum a bordo del velero Blue Panda con un mensaje: necesitamos la protección efectiva del 30 % del Mediterráneo para el año 2030. Solo así podremos asegurar la conservación de un mar muy castigado por la fuerte presencia humana. Y es que el mar que baña nuestra coste este ostenta títulos poco ejemplares, como veremos a continuación. Pero aún hay tiempo para cambiar esta tendencia. La implicación de todos los actores, sus planes de gestión y un presupuesto adecuado son claves.
El mar más explotado y contaminado del mundo
El Mediterráneo es un punto crítico de la crisis climática y de la pérdida de biodiversidad. Años de sobrepesca lo han convertido en el mar más explotado del mundo y, además, se está calentando un 20 % más rápido que el resto del planeta. Representa menos del 1 % de la superficie de los océanos, pero alberga una de cada 10 especies marinas, de las que el 28 % son únicas. Entre otras destacan las poblaciones residentes de ocho especies de cetáceos, además de poblaciones de tortuga boba y verde, foca monje y más de 70 especies de tiburones y rayas.
El Mediterráneo también es uno de los mares más amenazados y con mayor presión por parte del ser humano. Los 200 millones de turistas anuales que visitan su costa generan grandes presiones urbanísticas, contribuyen al incremento de la contaminación y de los vertidos de plásticos al mar e impiden que las tortugas marinas puedan hacer sus nidos en sus áreas habituales.
El Mediterráneo es el mar más contaminado del mundo y está considerado la sexta zona de mayor acumulación de residuos marinos, con el 7 % de los microplásticos del planeta. Esto es un grave problema para todo el ecosistema y para especies tan emblemáticas como tortugas o cetáceos, que pueden al ingerir grandes trozos de plásticos.
Áreas Marinas Protegidas: salvemos el Mediterráneo
Necesitamos cambiar esta tendencia y para WWF la solución es que contemos con la protección efectiva de un 30 % del Mediterráneo para el año 2030. Y la figura que desde esta organización se pide para conseguirlo es el Área Marina Protegida (AMP). Para ello, es necesaria la implicación de todos los actores, sus planes de gestión y un presupuesto adecuado.
En el caso de Europa, las áreas marinas protegidas solo cubren el 4 % de las aguas, lejos del objetivo del 30%. En cambio, en España, ya hemos alcanzado un 12 % (cerca de 13 millones de hectáreas) con proyectos como Life+ INDEMARES. Pero aún tenemos que aumentar la ambición, algo que se está intentando con otro proyecto, LIFE IP INTEMARES.
Como es necesario continuar con los esfuerzos de protección para asegurar el buen estado de los mares, de nuestra forma de vivir, nuestra cultura, economía e incluso la seguridad alimentaria, durante cinco meses WWF ha recorrido el Mediterráneo a bordo del velero Blue Panda con este mismo mensaje: necesitamos el 30 % de protección para el año 2030 para garantizar su correcta conservación.
Una larga travesía con un mensaje contundente
Las costas baleares son la última parada en este viaje del velero Blue Panda que ha recorrido Zakynthos (Grecia), Kas Kekova (Turquía), Córcega (Francia) y Tabarka (Túnez). Estas áreas marinas protegidas forman parte de la red que cubre el 4 % de las aguas mediterráneas, pero de estas, solo el 1,27 % está efectivamente protegido. Mientras, el resto del mar queda indefenso ante una explotación de los recursos que daña la salud del Mediterráneo y su capacidad para hacer frente a sus amenazas, entre ellas, los efectos del cambio climático.
En Baleares, donde acaba este recorrido por la protección marina a finales de octubre, el velero recala en Palma y en Ibiza. Su presencia supone también un punto de encuentro para científicos y amantes del mar y para realizar acciones de sensibilización, como la retirada de redes de pesca a la deriva por parte de buceadores profesionales.
La visita del velero Blue Panda a Ibiza sirve como excusa para destacar un ejemplo a seguir de reserva marina, Tagomago, donde la participación activa de los principales implicados (cofradía de pescadores, Consell de Ibiza y Gobierno balear y otras organizaciones como el GEN-GOB o la Fundación Marilles) han favorecido una protección eficaz de las especies y hábitats.
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