Un tirón del bolso, un robo tras salir de un cajero o la pérdida de la cartera pueden convertirse en una tremenda odisea personal. Interponer la consecuente denuncia ante la policía, cambiar las cerraduras del domicilio o conseguir un duplicado de tarjetas y DNI parecen algunas de las tareas más farragosas y molestas tras este suceso, pero puede requerir trámites más angustiosos. En algunas ocasiones (más de las deseadas), este episodio va más allá del robo de dinero o de bienes materiales: tiene como objetivo conseguir algún documento personal para suplantar la personalidad del “atracado”. En estos casos, la víctima puede enfrentarse a un sinfín de fraudes, que pasan por la suscripción de créditos a su nombre, compras no deseadas e, incluso, matrimonios de conveniencia. ¿Qué hacer para evitar estas situaciones? ¿Cómo afrontar el robo de identidad? En el mercado comienzan a proponerse seguros frente a este tipo de sucesos.
Qué es el robo de identidad
Cada día, se llevan a cabo cientos de transacciones que solicitan datos personales, como el número de DNI, dirección, número de cuenta bancaria, tarjetas de créditos, claves de acceso a banca “on-line”… En ocasiones, a esta información no se le da la importancia que merece. No obstante, conforma las señas de identidad, son datos personales que pueden ser muy valiosos para un caco experto en suplantación de personalidad. Pero, ¿en qué consiste ésta?
El robo de identidad se detecta cuando alguien utiliza la información personal de otra persona, como nombre, dirección, número de Seguridad Social… para realizar actividades ilegales como abrir cuentas de crédito, sacar dinero del banco o hacer compras. Los delitos a los que puede enfrentarse la víctima son muy numerosos: solicitudes de créditos a su nombre, contratos de líneas de teléfono, compras fraudulentas, sobre todo en Internet, acceso a cuentas bancarias, creación de perfiles falsos en redes sociales, matrimonios de conveniencia…
El 89% de los españoles conoce y ha oído el término “robo de identidad”, pero la mayoría no utiliza ninguna medida para evitarlo
El caos al que puede verse abocada puede ser total. Según un informe de la aseguradora CPP, el 89% de los españoles conoce y ha oído el término “robo de identidad”, pero la mayoría no utiliza ninguna medida para evitarlo. El mismo estudio concluye que un 63% no comprueba con frecuencia sus extractos bancarios, un 62% no emplea contraseñas seguras, un 57% afirma haber revelado por teléfono información personal a desconocidos y otro 62% no sabría calcular cuánto tiempo les llevaría resolver un robo de identidad.
En numerosas ocasiones, sufrir el robo de una cartera o perderla no pone en alerta al afectado. Incluso es frecuente que ni siquiera denuncie la situación. En ocasiones, las víctimas no son conscientes de haber sufrido un robo de identidad hasta que comienzan a reclamarles pagos de créditos desconocidos o reciben cartas de bancos de los cuales no son clientes.
Delitos comunes
El robo de identidad suele dejar un rastro de delitos. Entre los más conocidos, desde la aseguradora CPP destacan los siguientes:
- Robo del DNI. El Documento Nacional de Identidad es uno de los datos personales más importante para cualquier ciudadano. Un ladrón de identidad puede utilizarlo para obtener un empleo, abrir cuentas bancarias, obtener tarjetas de crédito, préstamos, líneas de teléfono… Tras el robo del DNI, no hay que conformarse con denunciarlo y solicitar uno nuevo en la comisaría de policía correspondiente. Se deben iniciar otras gestiones pertinentes para saber si el ladrón lo utiliza para suplantar la personalidad, como consultar registros de morosos o, incluso, el registro civil. En ocasiones, el DNI sirve a los delincuentes para llevar a cabo un matrimonio de conveniencia que permita a otra persona regularizar su situación en el país a cambio de una sustanciosa cantidad de dinero.
Apertura de créditos. En particular, es común que los ladrones utilicen el DNI para comprar todo tipo de bienes a crédito. La víctima se encontrará como titular de un préstamo que no pidió y que, si no paga, puede abocarle a una lista de morosos. Para salir de ella, deberá demostrar que es víctima de un robo de identidad, algo que no es fácil de conseguir.
Contratos de teléfonos. Con el DNI o con los datos personales que figuran en el carné de conducir o el abono de transporte, se puede dar de alta una línea de telefonía móvil. El cargo de las facturas llegaría a nombre de la persona cuya identidad se ha robado.
Uso fraudulento de tarjeta bancaria. Con Internet, es posible utilizar una tarjeta de otra persona para pagar en un comercio on line. Los sistemas más avanzados solicitan un PIN personal, pero numerosas páginas web permiten comprar solo con el número de la tarjeta y la clave de seguridad que figura en la parte posterior de la misma. Un experto en suplantación de personalidad puede usar la tarjeta para comprar todo tipo de objetos e, incluso, revenderlos y obtener cuantiosas ganancias.
“Skimming” o clonación de tarjetas. Este delito se consuma cuando se realiza una copia de la banca magnética de la tarjeta. Los delincuentes pueden emplear diferentes dispositivos. El objetivo final es usar los datos de la tarjeta para hacer compras o para venderlos a redes de delincuentes.
Phishing. Desde CPP afirman que las técnicas para sustraer datos personales en Internet son cada vez más difíciles de detectar y ponen en jaque a los usuarios, entidades y organismos oficiales. Una de las más extendidas es el phishing, que consiste en el envío masivo de correos electrónicos en los cuales los estafadores se hacen pasar por entidades bancarias u otras organizaciones e incluyen un enlace que redirige al usuario a una falsa página web para la obtención ilícita de datos personales (número de DNI, información sobre datos bancarios, contraseñas…). Una variante es el denominado Vishing, que utiliza el teléfono móvil como plataforma para obtener datos personales.
Qué hacer
Las víctimas de una suplantación de personalidad no son siempre conscientes de ello hasta que comienzan a reclamarles pagos, les deniegan un préstamo o reciben información que no reconocen (facturas, contratos…). Para evitar enterarse de esta forma, tras sufrir una pérdida o un robo del DNI, es conveniente iniciar una serie de acciones:
Denunciar. Lo primero que debe hacerse es denunciar la situación ante una comisaría de policía. La denuncia puede ser el único documento que permita acreditar que se es víctima de un robo de identidad.
Notificar la situación a los bancos. El siguiente consejo es acudir a los bancos de los cuales se es cliente para contar lo sucedido. Las entidades financieras deben estar avisadas para que establezcan las medidas oportunas que eviten que el delincuente saque dinero de las cuentas. En ocasiones, basta el DNI para autorizar un reintegro de capital.
Ingresar en el fichero Veraz-Persus. En tercer lugar, es aconsejable registrarse en el fichero Veraz-Persus, el primer fichero que se ha creado en España para defender la identidad de los ciudadanos en la actividad financiera. Cualquier persona puede solicitar la incorporación en este fichero con el objeto de evitar el uso fraudulento de sus datos personales por terceros en perjuicio de su identidad, solvencia y patrimonio económico.
Oferta de seguros
En Estados Unidos, el robo de identidad se ha convertido en uno de los delitos de más rápido crecimiento. De ahí que en este país la oferta de seguros para cubrirse ante esta peculiar práctica se haya multiplicado en los últimos años. En España, los casos aumentan, lo que anima a las compañías a lanzar productos capaces de mitigar los efectos que provoca la suplantación.
Panda LiveCare es un seguro de compras on line que protege hasta 8.000 euros contra el robo de identidad y compras fraudulentas realizadas a través de internet. Esta póliza cubre ante adquisiciones que se hayan realizado tras robar las contraseñas o datos bancarios del titular, es decir, en casos claros de suplantación de identidad. El seguro incluye, además, una cobertura de hasta 1.000 euros en caso de compras fraudulentas, si no entregan el producto o si éste no es acorde a las especificaciones publicitadas. Su coste es de 19,99 euros y tiene una duración de un año, renovable. Lo comercializa la empresa Panda Security.
CPP Protección de Identidad es el producto que ofrece el grupo CPP. Este instrumento incluye un servicio de alertas (vía SMS o mail), que avisa al interesado cuando alguna entidad financiera realiza una consulta para la concesión de un crédito u otras operaciones. Además, el seguro da la posibilidad de incorporar los datos personales en ficheros especiales de prevención que disponen y consultan las entidades bancarias y financieras para la aprobación de créditos u operaciones de financiación de compras.
Si es necesario, la empresa pone a disposición del cliente afectado un servicio de especialistas para casos de fraude, que elaborará un plan de acción personalizado e iniciará los trámites necesarios para resolver el problema. El seguro cubre hasta 36.000 euros para hacer frente a los gastos en los que se pueda incurrir para solucionar la situación (abogados, días de trabajo perdidos, investigador personal…) Incluye otros 200 euros para reponer documentos robados como DNI, NIE, pasaporte y carné de Conducir. Además, si es necesario solucionar el fraude a través de un procedimiento judicial, la aseguradora asesorará en la elección de abogado y pondrá a disposición del cliente un listado de abogados especializados en delitos relacionados con el robo de identidad. Su coste es de 90 euros anuales.
Chartis también ha comenzado a comercializar en España un seguro de suplantación de identidad. Al igual que el producto de CPP, incluye cobertura para hacer frente al coste de abogados, días laborales perdidos y reposición de documentos.