En el peso global de la basura que cada día llevamos al contenedor casi la mitad de los residuos (47,7%) son plásticos (14%), seguidos de latas (11,7%) y papel o cartón (20%) y la mayor parte de ellos responde a envases y embalajes de productos que bien podrían servirse de otra forma o cuyo envoltorio podemos volver a utilizar.
¿Qué tiramos a la basura?
En el peso global de la basura que cada día llevamos al contenedor casi la mitad de los residuos (47,7%) son plásticos (14%), seguidos de latas (11,7%) y papel o cartón (20%) y la mayor parte de ellos responde a envases y embalajes de productos que bien podrían servirse de otra forma o cuyo envoltorio podemos volver a utilizar. Tanto el proceso de producción de estos envases y productos, como el propio proceso de transformación de un material desechado para reutilizarlo (proceso de reciclado) supone un grandísimo gasto energético que cada uno de los consumidores puede minimizar desde la actitud diaria de la compra, la casa, la oficina o los usos de los productos.
El primer paso en nuestra ayuda diaria por la conservación del medio ambiente lo podemos dar en la separación de basuras en nuestra propia casa. De este modo nos facilitamos la deposición posterior en los contenedores que recogen los productos reciclables.
¿Qué podemos reciclar?
Las basuras orgánicas son las que depositamos en los contenedores normales. Esta basura se puede utilizar para realizar “compost”, un abono para la agricultura, similar al humus de un bosque que permite enriquecer la tierra y permite la absorción de los nutrientes por parte de los vegetales. Los envases de vidrio se depositan en los “iglús” de color verde y se pueden reciclar para, de nuevo, fabricar nuevos envases. Sin embargo el proceso de elaboración de estos nuevos envases, aunque minimiza la materia prima utilizada, todavía utiliza energía adicional. Por eso sería conveniente la reutilización de los envases de vidrio, es decir poder devolver los “cascos” utilizados en el mismo establecimiento o supermercado donde lo hemos comprado, tal y como se hacía hace años.Los envases plásticos y los metales (latas sobre todo), pueden depositarse en los contenedores de color amarillo. Con los envases plásticos reciclados se pueden fabricar bolsas, mobiliario urbano, señales de tráfico e, incluso, cajas de detergente. Por su parte, las latas se pueden reciclar en un 100%, incluida la chapa que sirve para abrir y que sufrió una modificación precisamente para contribuir a su reciclado. También podemos reciclar el papel y el cartón. Si depositamos nuestros residuos de papel en los contenedores azules podemos contribuir al ahorro en la tala de bosques. El reciclado y posterior uso de papel es uno de los procesos más antiguos de transformación de materia usada. La mayor parte del papel se puede reciclar (papel de regalo, cartones de galletas, cajas de electrodomésticos, facturas, periódicos viejos,..). Tan sólo se exceptúa algún tipo de papel usado en oficinas como el papel de autocopiado, las etiquetas adhesivas o el papel térmico de fax. Las pilas son un producto altamente contaminante cuya influencia negativa en el medio ambiente proviene de los materiales utilizados. Las más peligrosas son las de botón, ya que una sola de ellas puede contaminar hasta 600.000 litros de agua potable. Por eso es importante depositarlas en los contenedores que encontramos en determinados comercios.Ecoparques
Existe otro grupo de productos, como los fluorescentes que iluminan las cocinas, viejos electrodomésticos, aceites de coches, ordenadores, aerosoles, radiografías, etc,.. productos que no pueden depositarse directamente en los contenedores que encontramos en las calles de nuestras ciudades. Para evitar vertidos ilegales y vertederos incontrolados donde se apilen productos inservibles pero con desechos peligrosos, en muchas comunidades autónomas existen centros de recogida selectiva de residuos que permiten depositar todos estos productos. Punto Limpio, Ecoparque, Punt Net, Garbi Gune son las designaciones que podemos encontrar en País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid, Andalucía o Murcia entre otras.
El circuito de las tres R
ReducirEl reciclado de envases y de productos que nos son inservibles nos ayuda a minimizar el uso de recursos. Sin embargo también podemos contribuir a un medio ambiente limpio y equilibrado si en nuestras compras reducimos la cantidad de envoltorios y de embalajes. En general, los envoltorios de cartón, papel o vidrio son menos dañinos ya que tanto su producción como su reciclado lo son. También podemos minimizar la cantidad de residuos que generamos si optamos por comprar envases familiares de productos de limpieza o de alimentos. A la hora de hacer la compra de productos, los frescos y a granel conllevan menos envoltorios. Es cierto que el ritmo de vida actual obliga a comidas rápidas, enlatadas o envasadas. Podemos elegir aquellas cuya base sea más fácil después para reciclar o reutilizar. En la limpieza del hogar, encontramos remedios naturales como el vinagre que sirve como fregasuelos, detergente, fijador de color en las prendas de lana y desengrasante. El suavizante en exceso en la lavadora, no sólo puede perjudicar la colada, sino que se trata de uno de los productos más impactantes contra el medio ambiente. Y en vez de ambientadores, podemos sustituirlos por plantas aromáticas o vaporizadores de aceites esenciales.
ReutilizarSignifica que podemos rentabilizar con un doble uso los productos adquiridos. Vale la pena decantarse por productos duraderos, frente a los de “usar y tirar”. Por eso tarros de cristal, cajas de cartón, o frascos pueden utilizarse varias veces en casa.
ReciclarEl reciclado es el último paso. Después de una compra inteligente y de un uso consciente de los productos, podemos reciclar todo aquello que no vayamos a utilizar. Para que el proceso de reciclado dé un buen resultado conviene separar los residuos y depositarlos en los contenedores adecuadas e identificados por colores diferentes.