Tintorerías

Si no está de acuerdo con el servicio, reclame
Por Tatiana Escárraga 5 de febrero de 2003

Manchas que no desaparecen, ropa encogida o prendas que se destiñen. Éste y otros problemas tienen que afrontar los usuarios de las tintorerías, un sector en alza que, pese a ello, registra un número considerable de reclamaciones año tras año. Tan sólo en 2000, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), ocupó el segundo lugar en solicitudes de Junta Arbitral detrás de la telefonía. Conozca sus derechos.

Posibilidad de reclamar

Esa inesperada mancha de café o aceite, esa prenda delicada con la que no merece la pena correr riesgos o la ropa de cama como edredones o mantas difíciles de limpiar. Ante casos así los usuarios acuden a las tintorerías en busca de un buen servicio.

Pero el resultado no siempre es el mejor. Según la Organización de Consumidores y Usuarios el de las tintorerías es un sector que genera gran número de reclamaciones, sobre todo en las franquicias, puntos que, por el elevado volumen de prendas que tratan son las que dejan más insatisfechos a los clientes.

Las quejas, por lo general, tienen que ver con prendas que se estropean, manchas que no desaparecen o ropa que se extravía. En caso de desacuerdo por los resultados, el usuario siempre puede solicitar una hoja de reclamaciones o acudir a una organización u oficina de consumidores. Tal circunstancia se debe a que las tintorerías están sometidas al Sistema Arbitral de Consumo.

La norma que regula la actividad de las tintorerías, que engloba los servicios de limpieza, conservación y teñido de productos textiles, cueros, pieles y sintéticos es el Real Decreto 1453/1987 de 27 de noviembre. Esa Ley obliga, entre otras cosas, a los establecimientos a exhibir ante el público informaciones como su horario de atención al público, precios, reclamaciones e indemnizaciones.

Condiciones de limpieza

Cuando un usuario acude a una tintorería debe establecer condiciones de limpieza y posibles indemnizaciones por extravío o deterioro de la prenda que deben figurar en un resguardo. Este documento se convierte en una especie de contrato que, a la postre, será su amparo legal.

En el resguardo, según advierten las organizaciones de consumidores, deben aparecer registrados el nombre, domicilio y NIF de la empresa, nombre y datos del usuario, fecha de recepción de la prenda y fecha de terminación del servicio, prendas recibidas, servicio solicitado y precio, observaciones del usuario o de la tintorería y valoración de la prenda de mutuo acuerdo.

Al entregar una prenda para su limpieza en una tintorería la CECU aconseja a los usuarios que comprueben el estado y el valor que, a su juicio, tiene ésta; la ausencia de objetos en sus bolsillos y las faltas o desperfectos que presenta (botones rotos, etc).

Si el dependiente estimara la imposibilidad sacar una mancha o que el tejido pueda sufrir daños debe hacérselo saber al usuario. En muchos casos es elevado el porcentaje de tintorerías que advierten sólo de palabra de que no pueden garantizar el resultado.

Esta actitud, señalan desde la Organización de Consumidores y Usuarios, no es correcta, pues resulta imprescindible que se exprese por escrito en el resguardo que se entrega al cliente una vez se han recibido las prendas. Lo más razonable debería ser que la tintorería rechace el producto si considera que no está en condiciones de repararlo o si ve riesgos de deterioro en el resultado final. Pero esta práctica no es del todo habitual.

Pagos por adelantado

Los consumidores también deben saber que en una tintorería no se puede exigir el pago por adelantado. Si se hace, debe especificarse en un sitio visible de la tienda que el pago por anticipado se establecerá sólo cuando el cliente así lo acepte.

También es importante que el precio que aparece en el ticket coincida con el que exhibe el local. Bajo ningún concepto se pueden cobrar montos superiores a los que aparecen en el resguardo.

Al recoger la prenda se recomienda a los usuarios que, en caso de que consideren deficiente la limpieza exijan que se efectúe de nuevo sin recargo. Si en el proceso la ropa ha sufrido algún desperfecto, se puede exigir una indemnización en función del deterioro y tomando como referencia el acuerdo inicial que se ha establecido entre la tintorería y el cliente. Si no hay acuerdo, el usuario puede exigir una hoja de reclamación que siempre debe estar a disposición del público. Si tal hoja no existe, puede formular una queja ante la administración.

Las organizaciones de consumidores también recomiendan recoger la prenda antes de tres meses, de lo contrario la tintorería puede cobrar por concepto de guardarropa.

En un estudio presentado el pasado año, la revista Consumer presentó un exhaustivo estudio sobre los problemas más habituales a los que se enfrentan los usuarios de las tintorerías. El informe resalta que en muchos casos los clientes no protestan.

Unas veces porque no conocen sus derechos y otras porque prefieren evitar el esfuerzo y el mal trago que en ocasiones supone hacer valer las normas que regulan este sector. Pero reclamar más a menudo es necesario. Este portal intentó, sin éxito, conocer los puntos de vista de varias asociaciones de tintorerías en relación con las quejas de las que son objeto.

Los tejidos más difíciles

La experiencia dice que las manchas de vino, tinta, sangre o huevo son, por lo general, las más complicadas de limpiar. El problema se agrava cuando se trata de prendas viejas y que se han guardado de una temporada a otra. Por eso, es recomendable no dejar pasar el tiempo. La limpieza se hace más difícil cuando las manchas se adhieren al tejido. Un lapso de sólo quince días puede ser demasiado tarde.

Los profesionales de este sector advierten de la existencia de una práctica muy extendida entre los usuarios: muchas personas acuden a las tintorerías con prendas cuyas manchas son prácticamente imposibles de limpiar. Y lo hacen, además, cuando han probado con una gran cantidad de productos con los que sólo consiguen deteriorar los tejidos.

Otra recomendación importante se centra utilizar la limpieza en seco para las prendas de lana. Si se lavan con agua se apelmazan con el paso del tiempo. La limpieza en seco, sin embargo, no hace milagros. Eso sí: conserva mejor la ropa y no la arruga. Y todas las prendas admiten este método, que consiste en sustituir el agua por un producto químico, el percloretileno.

El usuario debe saber que el algodón, la seda y el lino son los tejidos más delicados y difíciles de limpiar. Absorben con facilidad las manchas y pierden el color cuando se les aplican tratamientos agresivos. En ese sentido, las tintorerías tienen en cuenta de qué clase de mancha se trata para proceder a aplicarle un producto químico específico.

Al acudir a un establecimiento conviene fijarse en si éste exhibe en un lugar visible leyendas que le eximan de responsabilidad ante botones, hebillas y adornos. Si es así, las reclamaciones posteriores no son admitidas.

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