Bolsas de basura fuera de los contenedores, cartones y vidrios rotos en las calles de los cascos históricos y restos de comida esparcidos por parques forman parte del paisaje urbano de nuestras ciudades. ¿Por qué no hay contenedores en algunos lugares? ¿Nadie recoge esta basura? Incompatibilidad estética y problemas de espacio para su instalación son los argumentos de los ayuntamientos. El sistema de recogida neumática de basuras, nuevo en España, nace como solución a estos problemas. El ciudadano sólo debe depositar la basura en unos buzones instalados al lado de su casa y, a través de un sistema de tuberías internas, los restos se transportan hasta una planta subterránea donde serán tratados. Frente al temor de vecinos, hosteleros y comerciantes por malos olores y ruidos, los técnicos defienden su eficacia.
¿Qué es la recogida neumática?
Ante la alarmante situación que viven las ciudades por los graves problemas de acumulación y contaminación que originan los Residuos Sólidos Urbanos (RSU), la recogida neumática de basuras se presenta como una de las alternativas más eficaces y novedosas en nuestro país. Conviene recordar que la generación de RSU en España se ha duplicado en menos de diez años, pasando de los 12 millones en 1991 a los 26,5 millones en 2000, según recoge Greenpeace en un informe.
La primera experiencia española en recogida neumática de basuras tuvo como escenario la Villa Olímpica de Barcelona. Instalado en 1990, con este sistema se pretendían cubrir las necesidades de recogida de residuos de las viviendas destinadas a los deportistas olímpicos. El ejemplo barcelonés lo han seguido municipios como Leganés y Palma de Mallorca. La última ciudad en implantarlo ha sido Vitoria. Lo hizo el pasado año, dando servicio a cerca de 10.000 personas y con una recogida anual de 2.300.000 kilos. A diferencia del caso español, donde su presencia es aún escasa, estas instalaciones son más populares en el resto de Europa, quizá porque en países como Suecia funcionan desde hace veinticinco años.
La opción de recogida neumática adquiere especial atractivo en el caso de los espacios urbanos antiguos. Los ciudadanos que viven en el casco histórico o en una ciudad calificada de Patrimonio Histórico de la Humanidad se enfrentan a un grave problema: ¿cómo recoger sus basuras? Por una parte, la instalación de contenedores en estas casas provoca una “contaminación estética”, según fuentes municipales, y, por otra, en muchos lugares, debido a la estrechez de las calles, resulta problemática la colocación de los contenedores y su posterior recogida, dada la imposibilidad de acceso de los camiones de basura. La consecuencia es que estos empleados pueden tardar días en eliminar los residuos en estas zonas.
Esta situación provoca que los vidrios, cartones y restos de comida sean objeto de juego para los más pequeños y principal foco de contaminación, ya que animales como perros y gatos en busca de comida revuelven las basuras, y los desperdicios se extienden.
Ante este panorama, los departamentos de medio ambiente coinciden en calificar este sistema de ” efectivo e innovador”, a pesar de la gran inversión económica que se necesita para instalar toda una red de tuberías subterráneas en la ciudad.
Varias opciones: sistema estático o móvil
Esta alternativa a la acumulación de residuos contempla dos sistemas:
El sistema de recogida neumática fijo o estático consiste en unos buzones colocados en la calle o en compuertas de vertido en el interior de los edificios. En ellos hay un hueco en el que cada vecino puede depositar la basura cuando desee, sin limitación de horario. Estos residuos se transportan a diario desde las viviendas, edificios y lugares donde se generan las basuras a través de la red de tuberías subterráneas, conectadas con los buzones para hacerlos llegar a una planta o central a una velocidad de 60 kilómetros por hora mediante una fuerte corriente de aire.
Una vez allí se tratan en función de su composición. La principal ventaja de estas plantas es que posibilitan técnicamente diferenciar destinos. Permite que funcione correctamente en zonas donde era impensable realizar recogidas selectivas de manera tradicional. En estos centros de tratamiento, la basura queda organizada en contenedores y el aire propulsor se filtra para ser emitido limpio a la atmósfera. Las plantas de tratamiento pueden ser de reciclaje o de simple recogida y recepción de residuos. Más tarde, los contenedores son retirados de la central mediante un camión y cada fracción de basura se envía a su destino.
De la misma manera que cualquier vecino deposita su basura en el buzón correspondiente, los hosteleros tienen sus propios depósitos para arrojar desechos, los tradicionales iglús verdes, implantados de manera generalizada en todas las ciudades. Aquellas que cuentan con una zona comercial de grandes dimensiones y en las que no se pueden instalar contenedores por la orografía propia de los cascos históricos utilizan sistemas de recogida puerta a puerta.
El sistema móvil se caracteriza por el hecho de que los puntos de recogida se encuentran situados de manera estratégica y son los camiones los que se conectan a esos puntos y recogen por succión las basuras almacenadas en los contenedores. De esta forma, no tienen por qué circular en el área residencial.
El sistema de recogida fijo es más popular, aunque los expertos apuestan por uno o por otro según el volumen de basuras. El fijo, debido a su mayor presupuesto por la necesaria construcción de un local para el agrupamiento de los residuos y su posterior envío a las plantas de tratamiento, es más adecuado para municipios o áreas urbanas muy pobladas, mientras el móvil se recomienda en comunidades más pequeñas.
Ventajas e inconvenientes
En la descripción del funcionamiento de este sistema, aún innovador en nuestro país, se han dejado entrever algunas ventajas como la sencillez del proceso para el ciudadano y la posibilidad de deshacerse de la basura en cualquier momento del día. No son, sin embargo, las únicas, tal y como destacan los expertos. A ellas hay que sumar las siguientes:
- Este sistema se puede instalar en cualquier ciudad. “No tiene limitaciones siempre y cuando exista espacio físico en las aceras o calzadas para poder introducir la tubería”, explican los técnicos.
- Ausencia de contenedores en la vía pública
- Se eliminan ruidos y olores
- Seguridad del sistema
- Aleja a los animales que, por lo general , se alimentan de estos restos
- Impulsa la recogida selectiva de basura
- Evita que muebles y grandes electrodomésticos se arrojen a los contenedores
- Facilita el uso a las personas minusválidas
Entre los inconvenientes, el miedo a una oposición ciudadana ocupa el primer puesto. Mientras que políticos, expertos medioambientales y especialistas de todos los países se felicitan por hallar un sistema como éste, que facilita la recogida de basuras, los técnicos como Marisol Monte, del Departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Vitoria y responsable de la puesta en marcha de la recogida neumática en la capital alavesa, son conscientes de que sin el beneplácito de los ciudadanos, este sistema está condenado al fracaso, por muy bien que funcionen las instalaciones. “Todos los sistemas requieren un esfuerzo previo muy importante de los vecinos en cuanto a separación en origen para luego poder depositarlos en cada sistema implantado propio de cada uno de ellos”, explica Montes. Cada residuo se debe depositar en el buzón proyectado para tal fin.
Más allá de los aspectos técnicos, los responsables de proyectos medioambientales como el que aquí se expone son conscientes “de la inversión en educación y en información necesaria para lograr un cambio de hábitos en la ciudadanía”. Así lo destaca Monte, que durante dos largos años ha tenido que hacer frente, como responsable de la recogida neumática de basuras en Vitoria, a la oposición de asociaciones ecologistas y vecinales con una sola arma: la información personalizada. “Para nosotros era fundamental que cada vecino conociera con exactitud el funcionamiento del proceso, así como garantizar la eliminación de ruidos y malos olores”, explican desde el ayuntamiento alavés. “La población debe conocer que como cualquier otra actividad que pueda implantarse en los bajos de las viviendas y con posibilidades de producir molestias, se realizarán inversiones previas para evitarlas”, añade.
Otros inconvenientes son los siguientes:
- Elevados costes energéticos para el funcionamiento del sistema. Los especialistas se defienden argumentando que “los consumos energéticos podrían ser una medida disuasoria a tener en cuenta si se pudiera cuantificar y comparar con los consumos energéticos en las mismas condiciones de funcionamiento que los métodos tradicionales, pero no se puede”.
- Dificultad para buscar un sistema de recogidas de basuras alternativo ante averías en el sistema.
- Alta inversión inicial en las zonas residenciales consolidadas
- Elevado riesgo ante acciones vandálicas.