ONGs

Aumenta la confianza de los españoles en las organizaciones no gubernamentales
Por Yolanda A.C. 29 de abril de 2003

“Los españoles son muy solidarios”. Al menos así lo afirman miembros de varias organizaciones no gubernamentales (ONGs), que reconocen que la colaboración que encuentran en muchos particulares hace posible desarrollar su labor de atención a colectivos necesitados y a países en vías de desarrollo. Un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de 2002 establecía que en torno al 70% de las personas que no colaboran con entidades de estas características, lo hará en breve. Pero, ¿cómo se financian estos organismos? La solidaridad no sólo se traduce en ser socio de una de estas agrupaciones, sino también en acciones como poner una cruz en la casilla de ‘otros fines de interés social’, lo que permite destinar a estas asociaciones sin ánimo de lucro parte de la recaudación del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF).

Independencia económica y política

El Banco Mundial establece que las ONGs son “organizaciones privadas que persiguen actividades para aliviar el sufrimiento, promover los intereses de los pobres, proteger el medio ambiente, brindar servicios sociales básicos o realizar actividades de desarrollo de la comunidad”. Sus ámbitos de actuación son muy variados; desde la atención a los individuos hasta los elementos cuyo cuidado pueda procurar la calidad de vida presente y futura de los primeros, tal es el caso del medio ambiente, los animales o el patrimonio histórico, artístico o cultural.

Por tanto, de las ONGs destacan aspectos como:

  • Su carácter social.
  • La independencia del ámbito gubernamental.
  • La ausencia de finalidad lucrativa.
  • La promoción del desarrollo, la sensibilización y la asistencia, a través de la puesta en marcha de distintas campañas, como objetivo para ayudar a los colectivos más necesitados y para potenciar aquellas áreas que contribuyen a mejorar su calidad de vida.

Las ONGs recibieron el año pasado 86,57 millones de euros procedentes de la recaudación del IRPF. Esta cantidad corresponde al 0,5239% que los españoles destinaron en sus impresos de la declaración de la renta a ‘otros fines de interés social’. En este sentido, y según los datos facilitados por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, el 41,8% de los contribuyentes opta por mostrar su apoyo a las asociaciones sin ánimo de lucro, mientras que el 39% se decanta por la Iglesia católica, un dato, sin duda, significativo, ya que representa un importante cambio respecto a años anteriores.

El objetivo de la inmensa mayoría de las organizaciones no gubernamentales es contar con el suficiente número de socios para así tener la independencia económica que les permita llevar a cabo proyectos a largo plazo y mantener la estructura necesaria para actuar con celeridad. Como declara el secretario general de Cruz Roja, Leopoldo Pérez, “cuanto más independiente se sea respecto a la financiación, mucho mejor, pero la realidad es que los recursos de las personas son limitados”.

Laura de Antón, miembro del Departamento de Comunicación de Anesvad, subraya la importancia de “tener una diversificación y no depender de una sola fuente de financiación”, pero sobre todo incide en la necesidad de “conseguir que la balanza se decante hacia el lado de los socios, ya que trabajar con una administración limita mucho, puesto que se impone la línea de trabajo o se fija el lugar de desarrollo de tu actividad”. De igual modo se manifiesta el director de Relaciones Externas de Intervida, Xavi Crespo, que asevera que de esta manera “se trabaja donde realmente es necesario, donde las necesidades son más acuciantes, con independencia de los intereses políticos”.

Algunas ONGs tienen como filosofía no aceptar dinero de gobiernos porque esto impediría “la protección imparcial de los derechos humanos”, explica el responsable del Departamento de Recursos de Amnistía Internacional, Agustín Pérez. El 80% de los ingresos de esta entidad sin ánimo de lucro proviene de las aportaciones de los socios y donadores, y el 20% restante de la realización de eventos, la venta de productos o la colaboración de empresas.

Si bien es cierto que las causas y las razones para colaborar con una ONG son múltiples, en España, el secretario general de Cruz Roja señala que “las relacionadas con Sudamérica, con catástrofes naturales o con niños son las que más conmueven y, por lo tanto, con las que más se recauda”. Por todo ello, las ONGs que contemplan la figura del apadrinamiento son, por lo general, las que tienen una mayor acogida por parte de los ciudadanos; esto les permite basar su economía en las aportaciones privadas, aunque también tengan ingresos públicos. Así, el 99,08% de los fondos con los que cuenta anualmente Intervida, por ejemplo, procede de sus padrinos, según comenta su director de Relaciones Externas, Xavi Crespo, quien añade que los socios son “una fuente constante y regular”, que permiten “financiar un proyecto amplio e integral”, mientras que las ayudas procedentes de las administraciones sólo sufragan los gastos de una actuación que exija un tiempo reducido”. Igualmente, del presupuesto privado con el que cuenta la Fundación Vicente Ferrer (el 89,86% del total), el 67,26% viene de las personas que han optado por apadrinar a un niño.

Por otra parte, los socios-colaboradores de Anesvad aportan el 90% del presupuesto con el que cuenta cada año esta asociación sanitaria y de desarrollo social. En el caso de Ayuda en Acción, los socios y determinadas empresas aportan el 86,36% de lo recaudado, dice el director del Departamento Financiero, Eduardo Guijarro. En el caso de Manos Unidas, vinculada a la Iglesia católica, en torno al 87,3% de sus ingresos vienen del sector privado, incluyendo los procedentes de parroquias y entidades religiosas, que representan el 37,6%.

Por último, se encuentran las organizaciones que dependen fundamentalmente de los fondos de las administraciones, como es el caso de Veterinarios Sin Fronteras, que recibe de organismos públicos el 87% de sus ingresos, o del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL), en cuyo caso ese porcentaje se eleva al 96,79%. La dependencia de las instituciones, según reconoce el coordinador del Área de Acción Internacional de esta última ONG, José Jaime de Domingo, no les permite cumplir el 100% de sus expectativas, puesto que alrededor del 20% de las subvenciones que solicitan no salen adelante. No obstante, tampoco hay que ver esta cuestión como un aspecto negativo, en tanto que lo que implica no es más que “adecuar la estrategia a las ayudas concedidas”, relata. Para ello, los proyectos se organizan de forma “modular” y de esta manera, si alguna convocatoria falla, la actuación puede seguir adelante.

Evolución en el número de socios

En estos momentos algunas ONGs ven cómo anualmente se incrementa el número de socios, mientras que otras atraviesan una situación de estancamiento, siendo las menos las que pierden colaboradores. Laura de Antón, por ejemplo, afirma que en los últimos cinco años el aumento que ha experimentado Anesvad al respecto ha sido “bastante importante”, lo que considera que se debe al mayor número de campañas de sensibilización que aparecen en los medios de comunicación. Por su parte, Nuria Bernat, de Veterinarios Sin Fronteras, asegura que la imposibilidad de hacer ese marketing directo ha hecho que “en los últimos cuatro años los socios que conseguimos sean pocos, y, al final, las altas se van compensando con las bajas”. A su juicio, las asociaciones que actúan en situaciones de emergencia lo tienen más fácil a la hora de captar personas, ya que éstas conocerán más la labor de aquellas entidades que “desde el punto de vista mediático provoquen un mayor impacto”.

En líneas generales, el porcentaje de bajas que en estos momentos hay por parte de los socios no suele ser una cifra muy representativa si se compara con el de altas. Según el responsable del Departamento de Recursos de Amnistía Internacional, en su caso concreto el número de personas que abandonan la asociación no representa más de un 4% anual, porcentaje que, sin embargo, era el doble a mediados de los noventa, y que se ha visto reducido gracias al trabajo desarrollado en referencia a la fidelización. Los mismos datos proporcionan desde Intervida, asegurando que en la mayoría de los casos se trata de causas ajenas a la entidad.

En el caso concreto de Amnistía Internacional, Agustín Pérez indica que la razón por la que una persona se da de baja no responde tanto a su situación económica como a la labor de la propia organización, es decir, de su estrategia de comunicación y de su capacidad para despertar un mayor interés en el socio. Por ello, esta ONG apuesta por la utilización de Internet, consciente de que es “una herramienta de participación masiva y decisiva”. El objetivo, tal y como reconoce, “no es tanto darse a conocer como ser capaz de que la gente perciba que puede participar en una determinada causa”.

Fidelización

Conscientes de la importancia de contar con el mayor número de colaboradores (padrinos, socios, empresas e instituciones), las ONGs dedican buena parte de sus esfuerzos a su fidelización. “Es preciso informar y dar a conocer el trabajo de la organización, lo que genera el aumento de confianza por parte del socio”, manifiesta el director del Departamento Financiero de Ayuda en Acción, Eduardo Guijarro.

Esto implica cuidar a los públicos, desarrollando actuaciones tan simples como mejorar la correspondencia con el padrino, manifiesta la directora de Comunicación de la Fundación Vicente Ferrer, Dolors Mañé. En general, se envía información del niño apadrinado, así como un informe general de la zona y de las iniciativas locales en las que se trabaja y a las que se destina la aportación; además, el pequeño manda cartas o dibujos. Se genera, entonces, un vínculo solidario de colaboración.

La mayoría de las asociaciones no cuentan con los fondos necesarios para hacer campañas de marketing, tal y como reconoce Nuria Bernat, de Veterinarios Sin Fronteras. Otras tienen como filosofía de actuación no destinar dinero a publicidad, es el caso de la Fundación Vicente Ferrer, desde donde se prefiere llevar a cabo otra serie de actividades con las que difundir su labor: exposiciones de fotografías, conferencias, programas en centros educativos o jornadas de sensibilización.

A este respecto, la Coordinadora de ONG para el Desarrollo-España (CONGDE) establece que la entidad “ha de actuar con mecanismos transparentes, publicando su información y facilitando el control externo de sus actividades y recursos”. De hecho, Agustín Pérez, de Amnistía Internacional, asevera con rotundidad que “cualquier persona, sea socia o no, puede consultar el balance y las cuentas si así lo solicita”.

Asimismo, las ONGs tienen que cumplir una serie de requisitos bastante estrictos para desarrollar cualquier programa, teniendo que justificar cada euro que reciben de las administraciones. Desde Veterinarios Sin Fronteras, al igual que desde otras organizaciones, se critica la burocracia que conlleva pedir una subvención pública. “Solicitarla ya supone invertir mucho tiempo para preparar el proyecto, ajustándolo al tipo de formulario que tiene cada institución; la documentación administrativa que piden, que en muchos casos se repite en cada convocatoria aunque sea de la misma institución; el seguimiento y justificación con los informes pertinentes; fotocopias de todas las facturas; su compulsa para que se consideren válidas, etcétera”, expone Nuria Bernat.

Deducciones fiscales

Entre los donantes y socios de una ONG no sólo se encuentra gente adinerada, sino que también hay ciudadanos con sueldos medios que hacen las aportaciones en función de sus posibilidades. Para todos ellos, la Administración reconoce esa labor social estableciendo una serie de incentivos fiscales.

Es decir, estas aportaciones son deducibles de la cuota del IRPF en un porcentaje que oscila entre el 10% y el 20%, según las características concretas de la entidad a la que vayan destinadas, informan desde el Ministerio de Hacienda. El ciudadano debe exigir un certificado a la ONG en el que se refleje la cantidad que ha donado; aunque no es necesario que lo incluya entre la documentación a aportar con la declaración de la renta, es conveniente guardarlo por si es solicitado por la Administración.

En cuanto a las empresas, que también son objetivo de las ONGs, José Jaime de Domingo, del MPDL, se queja de los pocos atractivos fiscales que encuentran a la hora de colaborar con este tipo de asociaciones sin ánimo de lucro. En este sentido, comenta que son pocas las compañías con capacidad económica para apoyar los proyectos de estas organizaciones y las que la tienen, o no ven un beneficio claro en ello, puesto que su colaboración “les desgrava poco”, o bien optan por crear sus propias fundaciones.

Ante esto, los mayores beneficios que se pueden ofrecer a las empresas radican en la acción social que se genera y que se traduce en un elemento de creación de valores, ya que responde a una demanda real por parte de las personas que conforman sus distintos públicos: trabajadores, consumidores, clientes e inversores. Reputación corporativa, promoción de sus productos, una mejor comunicación interna, trabajo en equipo o motivación, son sólo algunos de los aspectos positivos que conlleva el establecer una relación estable con una ONG de reconocido prestigio social, coherente y transparente en sus actuaciones, concluye Esther Paz, de Médicos del Mundo.

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