Los accidentes de moto dejan cada día dos muertos en las carreteras españolas, y en muchos casos los conductores o pasajeros no llevaban puesto el casco. Diversos estudios han demostrado que su uso puede reducir de forma importante las lesiones mortales, ya que el impacto en la cabeza es la primera causa de muerte entre los usuarios de los vehículos de dos ruedas. Pero, ¿hace falta gastarse mucho dinero para comprar un buen casco? ¿en qué conviene fijarse a la hora de comprarlo? ¿cuál es el tipo de casco más apropiado para cada moto? La oferta en el mercado es variada y los precios también, desde los 20 euros del más sencillo para ciclomotor hasta los 900 euros del integral más completo.
El uso del casco y diversidad en el mercado
El casco de protección es el mejor aliado del motorista, y no sólo cuando se circula a mucha velocidad por carretera, también en las vías urbanas su función es vital. Según estudios realizados por la Dirección General de Tráfico (DGT), el peligro de sufrir lesiones en la cabeza aumenta de forma considerable en los trayectos dentro de la ciudad, porque existe mayor riesgo de golpearse contra bordillos, vehículos aparcados, señales de tráfico, farolas, etc. También se demuestra que el uso del casco reduce el número de muertes y de lesiones graves tras un accidente de moto.
La legislación española obliga el uso del casco a todos los usuarios de motocicletas de cualquier tipo de cilindrada desde el año 1992, pero según han constatado desde Tráfico, su uso es todavía bajo entre los usuarios de ciclomotores. Un 85% de los conductores de motocicletas lo utilizan de forma correcta, pero la cifra desciende al 66% en el caso de los ciclomotores. En cuanto a los pasajeros, la realidad es aún más grave: el 74% de los que viajan en moto usan el casco, y sólo el 40% de los que circulan en ciclomotor se lo ponen.
La razón por la que apenas se utiliza el casco, sobre todo entre los más jóvenes, se debe a la creencia generalizada de que no es necesario su uso cuando se circula a poca velocidad y cuando se hacen paradas frecuentes. Sin embargo, los estudios que manejan en la DGT dejan claro que el casco es más efectivo cuando se conduce a poca velocidad, debido a que su margen de protección es mayor a 50 kilómetros por hora que a velocidades más elevadas. Así, el uso del casco reduce un 30% la posibilidad de sufrir lesiones mortales tras un accidente de moto, mientras que no llevarlo puesto aumenta un 40% las lesiones craneales graves.
Ante la decisión de comprar un casco, los motoristas se encuentran con una gran diversidad en el mercado. Conviene valorar ciertas cuestiones antes de decidirse por un modelo concreto, pero ante todo es importante confirmar que están homologados y cumplen la normativa. Para ello deben llevar cosido en su interior una etiqueta de homologación, que en España es la E9. Los modelos de cascos se pueden clasificar en 4 grupos diferentes:
- Casco abierto: existen tres tipos: jet, semi jet y ‘calimero’ o ‘quita multas’.
- Casco modular: son convertibles y se abate el mentón o ‘morrera’.
- Casco integral: casco entero. Es el más seguro y completo.
- Casco de motocross: es un casco abierto con pantalla y ‘morrera’.
Características de cada modelo y precios
El modelo más básico dentro del casco abierto, es el conocido como ‘quita multas o calimero’, sólo homologado para ciclomotores y con pocas garantías de seguridad. De hecho, según comenta Aitor Arriola, motorista y propietario de un establecimiento de venta de motos y complementos, “se dice que con el tiempo lo van a prohibir incluso para ciclomotores porque no es seguro, y cada vez se venden más integrales para este tipo de motos a pesar de no ser obligatorios”. Se pueden distinguir otros dos tipos de casco abierto en función de si lleva pantalla o no y de la superficie de cabeza que cubre; algunos son más largos que otros y cubren la nuca y las orejas, lo que aporta mayor seguridad. Los precios de los cascos abiertos, según los precios consultados en varios comercios, pueden oscilar desde los 20 euros hasta los 360 euros aproximadamente.
El casco modular es similar al integral, pero tiene la peculiaridad de que se puede abrir el mentón o parte delantera. Este modelo es el que suele usar la policía municipal que va en moto por la comodidad que supone no tener que quitarse el casco entero para hablar. Pilar Castillo, dueña de Motos Rubio Ruiz de Vitoria, explica cómo funcionan. “En los modulares se abate la parte de la morrera hacia arriba. Es un casco convertible porque se puede utilizar en ciudad con unas gafas de sol, y si se circula por carretera se cierra entero y ofrece mayor estabilidad. Aunque es seguro, al ser convertible nunca puede sustituir al integral en seguridad”, advierte.
Un casco modular que ofrezca unas mínimas garantías de seguridad puede costar desde 150 euros hasta más de 700 euros, tal y como señala Castillo. “Los venden más baratos, pero hay mucha chatarra y merece la pena gastarse un poco más. El problema es que están hechos de dos mecanismos y uno suele ser metálico y otro de plástico, que es más frágil en caso de accidente. Además tiene más vibraciones y ruido al circular. Por eso es importante comprar un modular digno. Este tipo de casco se vende más a personas mayores con un tipo de moto más clásica y tranquila, y que no va a correr mucho. Los más jóvenes no suelen usar este modelo”, dice.
El modelo más recomendable y seguro es el casco integral, que cubre toda la cabeza porque es entero, cerrado y con pantalla. Los motoristas cuentan con una gran variedad de cascos integrales, que suelen diferenciarse sobre todo en la calidad del material. “La forma es muy similar en todos los integrales, pero las composiciones varían mucho. El más barato es de plástico, un material que caduca y obliga a cambiarlo cada 4 ó 5 años. El mejor material es el de fibra de carbono, y aunque el material exterior no se deforma, los fabricantes también recomiendan cambiarlo con el paso de los años porque el acolchado interior de todos los cascos (caros y baratos) es de poliespan, material anti-vibración que va tomando holguras y se deforma”, comenta Pilar Castillo. Los precios varían tanto en función de la calidad de los materiales como de las marcas, y pueden oscilar entre los 40 y los 900 euros.
Por último, se encuentran los cascos de motocross, diseñados para usarse en el monte en condiciones extremas. “El casco de cross no lleva pantalla, tiene la zona de la barbilla adelantada y encima de la frente tiene un aletín o visera. Dependiendo de la calidad y de la marca cuestan desde 70 euros hasta 700 euros. Los cascos más potentes de cross suelen ser japoneses, aunque también hay algunos de gama alta de marcas españolas”, apunta Arriola. Para motoristas de trial existe un casco abierto con una visera más larga que la de los abiertos de ciudad y con mentón. “El de cross lleva visera para el sol, pero no tiene pantalla, por eso para usarlo por el monte deben comprar gafas especiales, porque existe más peligro de impactos de piedras”, aconseja Castillo.
En qué fijarse a la hora de comprar un casco
Los profesionales del motor consultados para la elaboración de este especial coinciden en afirmar que merece la pena comprar un buen casco para garantizarse la máxima seguridad posible encima de la moto. Pero en opinión de Pilar Castillo, la realidad es bien distinta. “Desgraciadamente la gente se gasta poco y no valora tanto la seguridad. La mayoría no quiere gastarse más de 180 euros”. Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de comprar un casco es cuánto dinero se quiere gastar y qué modelo de casco se necesita en función del uso que se le vaya a dar. A partir de ahí, los aspectos más importantes a tener en cuenta antes de decidirse por un casco son los siguientes:
- Acertar con la talla y que se ajuste perfectamente a la cabeza.
- Tener una buena ventilación.
- Que los materiales sean de buena calidad.
- No ser muy pesado.
- Comprobar que el sistema de cierre sea seguro.
- Que esté pintado con colores claros y vivos, y con materiales reflectantes.
- Que tenga buena visibilidad y lleve pantalla antivaho.
El casco debe ajustarse perfectamente a la cabeza para ofrecer total garantía, por lo que acertar con la talla se convierte en algo fundamental. Según dicen los expertos, llevar un casco con demasiada holgura es casi como no llevarlo puesto. Castillo aporta algunas claves para acertar con la talla. “La parte interior del casco tiene que presionar en los pómulos porque la esponja se va deformando con el uso y pierde consistencia por el sudor y la presión del viento. Interiormente debe cubrir toda la cabeza y debe notarse esa presión. Cada persona necesita un casco diferente y no existe ninguno que sirva para todos los motoristas, por eso es necesario probarse varios hasta acertar. Las personas con gafas deben llevarlas puestas cuando se prueben el casco y comprobar que ajusta bien”, concluye.
Aitor Arriola recomienda estudiar con detenimiento los materiales del casco, ya que ahí radica la principal diferencia en los precios. “Por un lado están los de plástico, que pueden ser desde poli carbonato, que es el peor, hasta resina termoplástica, que es el mejor. Por otro lado están los de fibra, con una amplia variedad: fibra de vidrio, carbono y kevlar, y por último las nuevas fibras que se están incorporando, más resistentes ante un golpe. Cada fibra tiene una función: la de vidrio absorbe el golpe, el carbono es resistente y el kevlar aguanta la abrasión. La mezcla de todas las fibras hace que el casco sea mejor”, explica.
En cuanto a la ventilación, es muy importante que el casco cuente con muchos orificios de entrada y salida de aire. “Una buena ventilación es fundamental porque a mucha velocidad el casco se mueve bastante y provoca vibraciones. Si el casco no ventila bien puede ser muy incómodo y peligroso por la presión del viento o por la holgura. El casco debe respirar bien, que entre y salga el aire por los depresores”, explica Castillo. Los modelos más baratos suelen tener pocos orificios, mientras que los buenos los tienen en la barbilla, en la frente, los laterales, la parte alta de la cabeza y en la parte trasera de la nuca, para que circule bien el aire y no se forme vaho.
Las marcas que ofertan cascos de gama alta suelen incorporar una pantalla antivaho, con un sistema especial con doble pantalla incorporada al casco. La normativa actual obliga a que el casco disponga de pantalla antivaho y antirayas, pero según reconoce Castillo, “el tratamiento suele ser mínimo porque la pantalla más barata de esas características cuesta unos 36 euros y si el casco vale 50 euros, es lógico que la densidad del metacrilato sea menor”.
El motorista que vaya a comprar un casco debe fijarse también en el cierre. El propietario del establecimiento Arri Moto de la capital alavesa comenta que existen dos tipos: “el mecanismo sencillo que llevan los modelos baratos, y el sistema de cierre con dos anillas que incorporan los cascos de gama alta. Este mecanismo garantiza que el casco va ajustado siempre, mientras que el primero se va aflojando con el uso y es necesario tensarlo a menudo, algo que no se suele hacer, con el peligro que esto conlleva”.
El peso es otro factor a tener en cuenta. El más ligero es el de fibra de carbono, con 1.200 ó 1.300 g de media. Los que llevan otro tipo de materiales suelen ser algo más pesados, aunque en general han evolucionado mucho. “El casco era muy pesado hace unos años, uno de fibra podía pesar 1.700 gramos”, apunta Castillo. También el color y el aspecto exterior del casco pueden contribuir a dar mayor seguridad al motorista, y sobre todo facilita el ser vistos por los demás. Existen modelos de todos los colores, pero los más recomendables son los de colores vivos, claros y con materiales o pegatinas reflectantes.
Algunos interiores de los cascos pueden ser desmontables, pero no siempre es lo más recomendable para los integrales de carretera. A juicio de la propietaria de Motos Rubio Ruiz, “todo lo que se desmonta y se lava mucho, se desgasta y deforma más. En el casco de cross sí es importante que el interior se desmonte porque se suda mucho, y si el material es acrílico transpira poco. Hoy en día los fabricantes más elitistas incorporan materiales más transpirables y antialérgicos como el coolmax”.