La factura de la calefacción es uno de los principales gastos en los hogares españoles, representando más de la mitad del consumo energético total de la casa en los meses más fríos. Por esta razón es importante acertar en la elección del sistema de calefacción, ya que no todos garantizan la misma eficacia a la hora de combatir las bajas temperaturas. El tipo de vivienda, el lugar donde esté ubicada y la conciencia ecológica de cada uno determinará la elección de un modelo u otro: el más ecológico – la caldera de condensación- es también el más caro frente a otros más utilizados como los radiadores y el suelo radiante. Los precios, así como las ventajas e inconvenientes difieren notablemente de unos a otros.
Aspectos que se deben tener en cuenta antes de la compra
Antes de optar por uno de los múltiples sistemas que existen en el mercado, es necesario saber cuáles son las necesidades precisas de cada vivienda y de cada familia. En primer lugar hay que tener en cuenta la zona climática en que eestá situada la casa. Si se trata de una zona donde hace mucho frío y hay frecuentes heladas o nevadas, es recomendable optar por un sistema que mantenga el calor de forma constante. En áreas donde el invierno es más cálido, podría ser suficiente con sistemas más sencillos que dan calor de forma puntual.
En segundo lugar conviene analizar las características de la vivienda y de la familia que la habita. Es fundamental conocer la superficie exacta que se debe calentar, su orientación, su uso (diario o de fin de semana) y la posibilidad de calentarla total o parcialmente. Asimismo, es importante prever con qué espacio se cuenta para la instalación de un sistema de calefacción, o si hace falta al mismo tiempo disponer de suministro de agua caliente.
Por otro lado se debe conocer qué posibles fuentes de energía tiene la casa. En algunos casos la comunidad dispone de un sistema de calefacción central con gasóleo, o bien existe una instalación de gas natural que permite un suministro continuo. Cuando no hay ninguna fuente de energía, pero se quiere instalar una en la vivienda, la obra debe realizarla una empresa autorizada.
Los interesados deben estudiar también las posibilidades técnicas para realizar la obra que conlleva cada sistema, y el costo que le va a suponer la instalación. Además de este gasto inicial es necesario calcular el gasto posterior de consumo, que en función del sistema elegido permitirá ahorrar bastante dinero.
Por último, es aconsejable guiarse por criterios ecológicos y de seguridad cuando se elige un sistema de calefacción. Entre los más contaminantes están los que utilizan combustibles como el gasoil, que produce gases y olores nocivos para el medio ambiente, además de resultar más sucio en la vivienda. El suelo radiante con caldera de condensación es uno de los más ecológicos y de mayor rendimiento energético. En cuanto a la seguridad, todos los sistemas que requieren almacenar algún tipo de combustible se exponen a un mayor peligro de fugas o explosiones, por lo que el control y mantenimiento debe ser mucho más riguroso.
El más usado es la caldera con radiadores de agua y el más confortable es el suelo radiante.
Sistema de caldera con radiadores de agua
Este es el método más utilizado en la mayoría de las viviendas españolas y puede funcionar con tres tipos diferentes de combustible: gas natural, gas propano y gasóleo C. La caldera de gas natural se usa sobre todo en las ciudades, mientras que en los pueblos pequeños o chalés donde no llega el suministro de este combustible, se recurre a la caldera que funciona con propano o gasóleo. Este último es el menos recomendable según Bernardo Fernández, propietario de la empresa Bernardo S.L. Fontanería y Calefacción, porque es más sucio y contaminante. “El calor que da el gas natural y el propano es mejor porque resulta más limpio y ecológico”.
El gas propano, que tiene una potencia calorífica algo superior al gas natural y similar al gasóleo, se puede almacenar en el exterior de la casa de diferentes formas: en recipientes pequeños (botellas) situados en la terraza, así como en un depósito o tanque (individual o colectivo). Jesús Marinda, de la empresa de calefacción Neytesa, señala que a la hora de hacer la instalación la normativa es más exigente con el propano que con el gasóleo.
En cuanto al precio, el sistema de caldera de gas natural está considerado uno de los más baratos y rápidos. “En un piso de unos 90 metros la instalación costaría alrededor de 3.600 euros todo incluido, es decir, la caldera, los radiadores y la instalación de la toma de gas natural”, comenta Miguel Ángel Fernández, de Felbi-Lam.
Los radiadores más solicitados son los de aluminio, que según explica Bernardo Fernández, ya que “son mejores trasmisores del calor y se calientan mucho más rápido que los de hierro fundido. Sin embargo, cuando se apaga la calefacción se enfrían mucho antes, en apenas diez minutos, mientras que los otros mantienen el calor dos horas más”. Los radiadores de hierro fundido se suelen colocar en casas rústicas porque estéticamente son más atractivos.
Los profesionales del sector de la calefacción destacan la importancia de comprar una buena caldera para optimizar este sistema y ahorrar dinero. Entre todos los modelos apuntan a la caldera de condensación como la más eficaz y ecológica. “Son mucho más caras, pero es una inversión que merece la pena porque dan mejor rendimiento y no contaminan. En Francia se ponen mucho, pero aquí todavía no se valora lo suficiente el cuidado del medio ambiente”, opina Fernández. El precio de estas calderas suele rondar los tres mil euros, pero Jesús Marinda, de Neytesa, recomienda no escatimar en este gasto, porque duran muchos años y con el tiempo se rentabiliza el alto costo inicial.
Calefacción por suelo radiante
Está considerado uno de los sistemas de calefacción más confortables, aunque no se recomienda para todo tipo de viviendas. Consiste en una instalación de calefactores bajo el suelo (también puede ir por el techo o la pared) que permite que el calor se expanda de forma uniforme por toda la casa. Fernández explica cómo funciona: “el calor se propaga subiendo hacia arriba, de forma que conseguimos tener más calor en los pies que en la cabeza, por eso el confort es bueno. Pero no quema nunca en los pies porque el agua se mueve por las tuberías a unos 45 grados, y con la capa de hormigón colocada encima baja a unos 30 grados, disipándose lentamente el calor”. Este sistema ofrece también la posibilidad de climatización en verano si se introduce agua fría en las tuberías bajo el suelo.
Una de las ventajas del suelo radiante estriba en que evita poner radiadores y permite ganar bastante espacio. Además cada habitación lleva su circuito, lo que posibilita no calentar toda la casa si no se desea. El suelo radiante puede funcionar con caldera o con placas solares. Si se opta por una caldera de condensación, se puede ahorrar hasta un 20% en la factura del gas. “Dan mayor rendimiento cuando trabajan a baja temperatura, así que son las más ecológicas y al final ahorran gas”, aseguran desde Felbi-Lam.
Pero este sistema también presenta algún inconveniente, ya que es bastante lento y necesita hasta tres o cuatro horas para lograr el calor deseado. Por eso sólo se recomienda para viviendas con muchas horas de encendido y de uso diario, y no se aconseja, por ejemplo, para casas de fin de semana. Asimismo, no conviene tapar mucho el suelo con alfombras muy gordas porque se pierde calor.
La instalación de suelo radiante obliga a hacer una gran obra en la casa, puesto que es necesario levantar todo el suelo para colocar los calefactores. De ahí que el gasto inicial sea elevado, a pesar de que los especialistas aseguren que a la larga permite ahorrar más. Según datos aportados por Neytesa, instalar este sistema en una casa de 90 metros cuadrados puede costar entre 5.000 y 6.000 euros, a lo que hay que añadir todos los gastos de albañilería que conlleva colocar de nuevo el suelo.
Aparatos con bomba de calor, emisores termoeléctricos y calefacción eléctrica
Aparatos con bomba de calor
La mayoría de los sistemas de aire acondicionado suelen incorporar aparatos con bomba de calor, que funcionan con un circuito reversible que se adapta a las necesidades del invierno o el verano. El climatizador absorbe el aire, lo filtra y lo devuelve al ambiente caliente o frío, manteniendo una temperatura constante en la vivienda. Jesús Marinda, de Neytesa, asegura que el consumo de energía es bastante bajo. “Ahora se instalan mucho en áticos donde hace mucho calor en verano y frío en invierno. También son muy útiles en oficinas, porque además existen aparatos especiales con polarizadores que purifican el aire y van muy bien para personas con asma, alergias o problemas respiratorios”.
Este sistema incorpora una unidad exterior que se coloca fuera de la casa y varios casettes o splits colocados en las diferentes habitaciones (en el techo o en la pared). Estos aparatos se fabrican cada vez más pequeños para evitar que la instalación sea complicada en las viviendas. En cuanto al precio, en un piso de 90 metros cuadrados la instalación cuesta entre 4.000 o 5.000 euros, pero con la ventaja de que soluciona también el problema del calor. Además aportan un aire limpio, filtrado y libre de impurezas o humos.
Emisores termoeléctricos
Son radiadores de aceite en los que la transmisión de calor se logra a través de un aceite térmico calentado por una resistencia eléctrica blindada de acero especial. Bernardo Fernández comenta algunas ventajas: “cada radiador funciona con una resistencia y se pueden enchufar en cualquier lugar. Esto permite tener una instalación de calefacción sin hacer obra porque no tiene ni caldera ni tuberías”. Otra ventaja es que, tras apagarlo, sigue irradiando calor durante unas horas. A diferencia de los radiadores tradicionales centralizados por agua, el aceite no produce ninguna presión interna.
Para conseguir una temperatura constante, llevan un termostato y un programador para que se encienda y apague aunque no se esté en casa. La desventaja es que puede salir caro si se colocan muchos radiadores, e incluso puede obligar a contratar más potencia de luz.
Calefacción eléctrica
Este sistema es el menos solicitado en las empresas de calefacción y el menos recomendado por los profesionales del sector, que lo consideran caro y poco eficaz. Como los emisores, cuenta con la ventaja de que no precisa de una instalación complicada, tiene un mantenimiento mínimo, y no produce ni gases ni olores.
Otras opciones y consejos para ahorrar dinero
Las estufas y recuperadores de hierro fundido que funcionan con leña están convirtiéndose en una buena alternativa para casas de pueblo o viviendas con espacios amplios. Estos aparatos dan mucho calor por poco dinero, pero presentan algunas desventajas: no se puede regular la temperatura y presentan más riesgos que otros sistemas. Por otro lado, el almacenamiento de la leña puede ser un problema en algunas casas y exige la limpieza diaria de los residuos que genera. La instalación no se puede hacer en cualquier sitio porque obliga a realizar una pequeña obra para colocar la chimenea.
Los convectores funcionan mediante una resistencia de baja temperatura que calienta el aire frío que entra por la parte inferior del aparato, y lo expulsa por la superior. La ventaja es que se puede enchufar en cualquier sitio y no requiere instalación, pero no son muy útiles para superficies muy grandes.
Una vez elegido el sistema que más se adecua a las necesidades de cada familia, conviene tener en cuenta algunos consejos para conseguir un uso correcto de la calefacción, y reducir así la factura del gas o de la luz:
- No tener las ventanas abiertas más tiempo del necesario: una habitación se ventila en 5-10 minutos y a partir de ahí se pierde calor y se reduce la temperatura de la casa.
- La casa debe estar correctamente aislada en puertas y ventanas: un buen aislamiento térmico permite ahorrar entre un 2% y un 40% en calefacción.
- Programar la calefacción con el termostato y mantenerla en 20 grados: es una temperatura adecuada para una casa y por cada grado adicional el consumo aumenta mucho.
- Reduzca la temperatura de las habitaciones o zonas de la casa que no se usan habitualmente.
- Si la calefacción es colectiva y tiene calor, hay que cerrar los radiadores, pero nunca abrir las ventanas.
- Se recomienda que los radiadores estén descubiertos para que rindan al máximo.
- Es imprescindible revisar la instalación de calefacción todos los años.