Adiestramiento de perros

Un lenguaje sencillo y una actitud firme son imprescindibles para controlar al animal
Por Clara Fraile 12 de enero de 2005

¿Está desesperado porque su perro no le obedece, muerde sus muebles o se escapa a menudo poniendo en peligro no sólo su vida, sino la de conductores y viandantes? Se habla de educación canina, pero en realidad los profesionales del adiestramiento y los especialistas en conducta animal tratan de educar a los dueños de los perros porque lo esencial es su actitud. La información y concienciación del propietario son primordiales para iniciar un proceso de instrucción que conduzca a la perfecta integración del perro en el entorno familiar. El veterinario y el experto en modificación de conductas pueden ayudar a resolver los problemas si se presentan, aunque éstos no tienen por qué aparecer si previamente existe una labor de asesoramiento y una actitud estricta por parte del propietario.

Problemas de adaptación

Desde hace 15.000 años las técnicas de adiestramiento han servido para aprovechar los instintos del perro y ponerlos al servicio del hombre. Estas técnicas imprimen de forma natural y coherente las pautas de una relación jerárquica entre el dueño y el perro, en la que es el primero quien manda y el animal el que obedece.

Pero hoy la necesidad del propietario es otra: hacer del perro un animal de compañía que no genere problemas de convivencia. Por ello, cuando alguien acude a los servicios de un adiestrador profesional lo hace porque, aunque lo haya intentado durante un largo periodo de tiempo, no puede controlar al perro y está decidido a quedárselo.

Otras personas, ante las molestias que les ocasionan estos comportamientos, optan por deshacerse del animal, regalarlo e incluso sacrificarlo. Así, en España se abandonan 200.000 animales de compañía al año entre perros y gatos, según denuncia la asociación Acogelos.org. El 47% de estas mascotas han sido regaladas y de ese porcentaje se estima que hasta el 30% es abandonado.

Shiva Sánchez, encargada de la sección de perros de la Asociación Protectora de Animales SOS Bilbao, confirma que la mayoría de los cachorros se abandonan “por falta de paciencia”. Y es que desde esta asociación, que colabora con las perreras de Bilbao y de Santurtzi, consideran que las mascotas necesitan, por ejemplo, en cuanto a limpieza, las mismas enseñanzas que los niños, con la diferencia de que a los perros no se les pone pañal. “De igual manera hay que instruirles poco a poco, y no es que no aprendan, es que nadie les enseña”.

Las conductas que suponen problemas para los propietarios son subjetivas, ya que a una persona puede molestarle que su perro sea demasiado efusivo mientras a otra las muestras de cariño pueden parecerle su mejor cualidad, explica Enrique Solís, director de LealCan.com. Pero por lo general entre los problemas de conducta más comunes destacan los siguientes:

  • Los hábitos higiénicos y de eliminación inadecuados, como hacer sus necesidades dentro de la casa.
  • Que el animal no sepa comportarse bien en los lugares públicos.
  • Los ladridos molestos, por ejemplo cuando un perro desde el balcón ladra siempre que pasa un vehículo o una persona.
  • La rotura de muebles y enseres, debido a un afán de mordisquearlo todo, a veces porque se aburren.
  • El miedo, por ejemplo a otros perros.
  • Fobias a las personas o al mundo exterior en general.
  • Sobredependencia de alguien en particular, puede ser para ir a pasear por ejemplo.
  • Mordiscos y agresiones a otros perros o a personas.

Existen otros muchos problemas de comportamiento en los perros, como los relacionados con la conducta sexual y la alimentación. Para establecer un diagnóstico, como primer consejo, Enrique Solís recomienda acudir siempre al veterinario. “Cuando éste descarte que se trata de un problema físico es cuando habrá de actuar el educador canino”.

Tatiana Ros, etóloga (veterinaria especialista en comportamiento animal) de un centro clínico veterinario de Granollers (Barcelona) ratifica que es muy importante seguir este protocolo, ya que numerosas patologías se manifiestan mediante problemas conductuales.

Los perros con problemas de educación son de todo tipo de razas y condiciones. “Tienen dificultades de adaptación a la vida en general y al ambiente que les rodea”, asegura Deo Villasante, adiestrador canino en Vizcaya desde hace más de 25 años. Por desgracia esto es cada vez más frecuente en nuestros días, afirma este profesional, y parte de una confusión entre las perspectivas de los propietarios de las mascotas y lo que supone el día a día de tener en casa un animal.

El instinto animal

Como animales gregarios de su manada, los perros necesitan un miembro dominante. Por ello, la relación entre el amo y el perro ha de estar presidida por el dominio del hombre sobre el que poco a poco acabará convirtiéndose en su fiel amigo. Porque es el dueño quien ha de adiestrar, con o sin ayuda, a su perro. Si el propietario no logra transmitir su autoridad al animal, su relación acabará siendo hostil y no conseguirá controlar los instintos básicos del can, que Villasante reduce a tres principalmente:

  • Presa: deseo de morder y mordisquear, que muchas veces tiene que ver con el juego.
  • Caza: tendencia a perseguir todo lo que se mueve.
  • Defensa: es el más fuerte de todos los instintos y es el causante de que el animal defienda de forma agresiva su territorio.

“Los perros son animales con mucho instinto, e impredecibles”. Nunca puede decirse que un perro ‘no hace nada’. Cualquier gesto rápido, aunque sea para acariciarlo puede desarrollar en él su instinto de defensa”, advierte Villasante. Pero el problema de los perros mal controlados no es que muerdan, indica este adiestrador, sino los accidentes de tráfico que provocan al invadir las carreteras y las agresiones a otros perros. “Es más peligroso un york shire en la autopista que un rottweiler en la calle”, sentencia.

Javier Pérez, responsable de la “Escuela de Dueños” de la Casa del Perro en Sopelana (Vizcaya), considera que los perros reflejan una falta de disciplina evidente en la sociedad actual. “Se les observa pero nadie les dice lo que tienen que hacer y se deja pasar el tiempo pensando, a veces, que ellos son capaces de aprender solos. Hay gente -señala- que llega a creer que tener que cambiar el sofá de casa porque lo ha destrozado un cachorro entra dentro de lo normal”.

De lo que se trata es de hacer entender al perro, de la forma más sencilla, que ha de obedecer porque el amo siempre es el que manda y la orden ha de ser muy clara. En definitiva, “hay que crear un idioma para comunicarnos con el animal y que se someta a nuestro control”, aclara Villasante. “Y la actitud es más importante que las palabras”, recalca, mientras comenta que muchos problemas de comportamiento de los animales se deben a que sus dueños son demasiado “blandos” y no logran trasmitir las ordenes con la firmeza y la lógica que precisan las mascotas.

Ejercicios de obediencia

Los adiestradores caninos insisten en que es necesario hacer comprender a la gente que un animal no es “un peluche”; que no es suficiente con elegirlo por su tamaño y pelaje, que se trata de un ser vivo al que hay que transmitirle valores para ir construyendo su carácter. La educación de la mascota comienza con la concienciación del propietario sobre este tipo de cuestiones. También es muy importante la elección del compañero adecuado.

“Las mascotas no se regalan; es como si a alguien le eligieran la novia o el novio”, expone gráficamente Javier Pérez. El proceso de elección y la adquisición de conocimientos por parte del propietario y la puesta en práctica de las pautas necesarias para educar al perro requieren tiempo y dedicación, más que unas mínimas condiciones de espacio libre para el animal, por ejemplo.

La educación comienza desde que el cachorro nace. A partir de los dos meses un perro ya puede empezar a recibir cursos de obediencia. Bien es verdad que para un adiestramiento específico (deportivo -para competición-, rastro, asistencia, etc.) es preferible que el perro madure para poder trabajar mejor con él.

El sometimiento se efectúa mediante cierta presión sobre el animal. Algunos educadores son partidarios de una pequeña molestia física, que se le puede hacer notar simplemente con un cachete o un tirón de la correa, otros rechazan todo tipo de castigos, sean o no los apuntados, y son más partidarios de los refuerzos positivos o premios. En cualquier caso lo más importante es la actitud estricta del amo. La corrección, un no rotundo y no perder los papeles son las actitudes que debe seguir el dueño inmediatamente después de una acción negativa protagonizada por el animal, porque si no el perro no lo comprendería como una lección. Tatiana Ros dice que si se grita o se pierden los nervios el perro no entiende nada y puede parecer “que nos toma el pelo”.

Todos los profesionales coinciden en que hay que rechazar los castigos físicos; es el respeto hacia el animal lo que consigue que sus instintos respondan a los estímulos de una forma funcional y positiva.

Veamos algunas órdenes para nosotros sencillas, pero muy complejas para la inteligencia canina. Puede enseñarle diciendo estas palabras, no importa el idioma, e incluso con números o colores. Lo importante es la actitud y que el mensaje sea lógico, subrayan los adiestradores:

  • Junto: para que el perro se coloque al lado.
  • Sienta: para que se siente.
  • Échate o tumba: para que se tumbe.
  • Quieto: para que se mantenga en una postura.
  • Ven aquí: para que responda a la llamada.
  • No: para indicarle una corrección.
  • Muy bien: para felicitarle por una actuación.
  • Vale: para liberarlo de una orden.

Existen diferentes disciplinas de adiestramiento pero ninguna de ellas tiene como finalidad conseguir “perros de circo”, aclara Deo Villasante. “Lo importante es la prevención -explica-. Si un perro llega a un grado tal de excitación que se lanza a morder es muy difícil que obedezca la orden del amo y deje de hacerlo. Hay que procurar que este tipo de situaciones no ocurran”. Tatiana Ros pone otro ejemplo: es más fácil evitar el error de que se ensucien en casa premiándoles por orinar en la calle que castigándolos.

Enrique Solís quiere aportar tres consejos:

  • Nunca hay que dar una orden si no se está en disposición de hacerla cumplir.
  • Si se da una orden hay que conseguir que se cumpla.
  • Después de obedecer una orden hay que dar al animal siempre una recompensa.

Respecto a los premios, en cada caso conviene valorar lo que aprecia más el animal, matiza Ros, pueden ser afectivas, como caricias, halagos o palabras dulces, premios en juegos, como una pelota para recoger, e incluso pequeñas porciones de comida si el perro es muy goloso.

Reeducación

En la actualidad los educadores caninos se dedican más que a adiestrar a los perros mediante una formación específica para desarrollar un trabajo, a “reconducir ese tipo de situaciones, a proporcionarles actitudes sociales para que puedan salir a la calle de una forma cómoda y no originen conflictos”, comenta Javier Pérez desde la Casa del Perro.

Los cursos para corregir a los perros “maleducados” son más largos que los de obediencia y las dificultades del proceso dependen mucho de cada caso y su problema concreto. De todos modos, los profesionales aseguran que están al alcance de cualquiera. Shiva Sánchez desde A.P.A Sos Bilbao corrobora que el proceso es costoso, pero que es cuestión e tiempo y que no es imposible.

“Se habla de educación canina pero en realidad se trata de educar a los dueños de los perros. Si el 99% de las veces hacemos las cosas bien pero un 1% nos contradecimos, este hecho desmonta todo”, recuerda la etóloga catalana. Si no hay una enfermedad, hay que poner el perro en manos de un educador o especialista en conducta que marcará unas pautas que después habrá de seguir “siempre” el propietario.

Las consultas veterinarias son las encargadas de dar los primeros consejos a los propietarios cuando se hacen con un perro. En LealCan.com disponen de un servicio de asesoramiento telefónico para ayudar a los dueños a la hora de elegir un cachorro, que es lo primero que tendría que hacerse siempre. En Educacióncanina.com, Tatiana Ros y otros profesionales atienden un consultorio ‘online’ para problemas de conducta.

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