Barrapunto, democracia informática

Lo que distingue a Barrapunto de un simple weblog es la relación con sus lectores. Así como en un weblog los lectores pueden dejar sus comentarios asociados a una noticia, en Barrapunto los comentarios de los lectores son los que aportan la mayor parte de la información. Además, los propios lectores votan los comentarios, asignándoles un valor según su relevancia. Es el equivalente a una tertulia de café, pero moderada democráticamente.

El origen de la idea de Barrapunto hay que buscarlo en 1997, cuando Rob Malda, un estudiante de 21 años del Hope College, en Michigan, fundó Slashdot. Ya el nombre tiene cierta malicia, porque “slash” significa ‘barra’ y “dot”, ‘punto’. Al leer la dirección había que decir, traduciendo, “hache te te pe dos puntos barra barra barra punto punto org”.

El mismo trabalenguas es el que utiliza la española Barrapunto.com. Además, la barra y el punto indican la raíz del sistema de archivos en Linux. El origen de todos los datos, por así decirlo. El lema de Slashdot era, y sigue siendo, “News For Nerds, Stuff That Matters”, que viene a significar: “Noticias para empollones, cosas que importan”.

La primera historia publicada por Malda, bajo el pseudónimo ‘Commander Taco’, todavía se puede leer hoy en Slashdot. Malda también creó la aplicación informática que se encarga de la publicación de historias, y añadió un sistema para que los lectores publiquen comentarios debajo. El programa se llama Slash y es software libre que funciona sobre Linux. Cualquiera lo puede instalar en su servidor o personalizarlo a su gusto. Hoy ya va por su versión 2.2.

Slashdot aglutinaba así ese espíritu de los ‘nerds’ (según el cliché, personas estudiosas, de ciencias y con pocas habilidades sociales) que antes se comunicaban en los olvidados ‘Newsgroups’ (grupos de noticias) de Usenet. Con el sistema de comentarios de Slashdot también es posible encadenar las respuestas y publicar debates. A mediados de 1999, Slashdot ya acumulaba más de cien millones de visitas.

En 1995 Richard Stallman, el gurú del software libre, visitó España para dar una serie de conferencias. Por esa misma época se conocieron los fundadores de Barrapunto. Entre ellos se encontraban profesores de universidad como Jesús González Barahona (que escribe bajo el pseudónimo Baranda), Pedro de las Heras (Poncho) y Vicente Matellán (VMO), informáticos como Álvaro del Castillo (ACS), Manuel Castro (Man), y el periodista Javier Candeira (Candyman).

Siguiendo el modelo de Slashdot, el grupo puso en marcha Barrapunto en 1999. La idea inicial del proyecto era aglutinar a la comunidad del software libre de habla hispana, por un lado, y al público ‘nerd’ en español por el otro.

Desde entonces, Barrapunto ha publicado cerca de 40.000 historias, con 20.000 usuarios registrados y más de medio millón de comentarios enviados. Las noticias sobre Linux o programación han dado paso a otros temas como los derechos digitales, la libertad de expresión, el derecho a la intimidad, derechos de los consumidores o alternativas al copyright.

Inicialmente Barrapunto disponía de ediciones en México y Argentina, pero el plan es ahora más ambicioso. “Toda Iberoamérica es igualmente importante; por ejemplo, tenemos muchas noticias de Perú y de Brasil”, aclara Javier Candeira. “Probablemente hagamos una sección que se llame ‘Américas’. Las noticias de los Estados Unidos seguirán siendo noticias mundiales, porque en política digital, desgraciadamente, cuando Estados Unidos se resfría, en el resto del mundo nos ponemos a estornudar”.

Barrapunto no sólo es una página de noticias. También es, sobre todo, una comunidad de personas con intereses comunes y un experimento de organización social en la Red. En Barrapunto los visitantes mandan. Ellos puntúan los artículos y los comentarios de los otros lectores. Al final, de una forma democrática, la mejor información es la más visible.

En el menú de la izquierda de Barrapunto hay una opción llamada “Enviar historia”. Cualquiera puede escribir su propia ‘historia’ y enviarla. Si les gusta a los editores de Barrapunto, la publicarán citando al autor. Generalmente las historias publicadas en Barrapunto se hacen eco de noticias aparecidas en distintos medios, pero rara vez constituyen una noticia en sí.

Los editores son una pieza clave en el sistema. Su trabajo consiste en revisar las historias y decidir cuáles se publican. Por otro lado, ésta es la única parte en la que se confía en el criterio a los creadores de la página para filtrar la información. El resto es automático.

Cuando la noticia aparece en la portada, los lectores pueden empezar a añadirle sus comentarios, que se podrán leer por debajo del texto principal de la noticia. Las respuestas a los comentarios, y las respuestas a las respuestas, se encadenan formando ‘hilos’ de discusión, como en los foros.

Cualquiera puede comentar. Los usuarios registrados firman sus historias con el apodo que elijan. Los que deciden permanecer en el anonimato aparecen como ‘Pobrecito hablador’, pero no se cierra a nadie la puerta.

Precisamente esta libertad de publicación es uno de los aspectos más interesantes del sistema Slash. El que cualquiera pueda publicar abre la puerta al vandalismo, el correo basura y los ‘trolls‘: usuarios con mucho tiempo y poca educación que se dedican a reventar los debates en Internet con insultos y mensajes sin interés. El riesgo es aún mayor teniendo en cuenta que tanto los editores de Barrapunto como los de Slashdot demuestran predilección por los temas polémicos.

Los trolls representan un gran problema, puesto que distraen al lector de los comentarios que realmente merecen la pena. ¿Cómo separan en Barrapunto el grano de la paja? No lo hacen: se encargan los propios usuarios con la ayuda del sistema de publicación.

“La idea inicial de Slash era que los propios usuarios asignaran puntuaciones a los comentarios, de tal forma que los lectores pudieran ver solo aquellos más interesantes”, explica Víctor Ruíz, veterano editor de Barrapunto. “A partir de aquí, se forja también la idea de la reputación: penalizar a los usuarios que escriben siempre cosas malas y favorecer los buenos comentarios” añade. De aquí sale el karma, que es un número de 1 a 50 que tiene cada usuario registrado.

No todos los usuarios pueden ser moderadores. El sistema permite moderar sólo a ciertas personas, que se eligen entre quienes visitan la página con más frecuencia, los más veteranos y los que tienen un karma positivo. A un comentario se le puede asignar una puntuación entre +5 (inspirado) y -1 (troll).

Los comentarios no se borran, pero los lectores pueden elegir ver sólo aquellos que superan cierta puntuación, evitando que los mensajes de los trolls aparezcan en pantalla. O bien, si lo desean, ver absolutamente todos.

Desde hace algo más de un año, en Barrapunto funciona también la metamoderación. Este sistema consiste en elegir a algunos usuarios cada día para que decidan si la moderación de los artículos es justa o injusta. Así se consigue moderar a los moderadores. Por otro lado, el papel de éstos no es tanto el juzgar la corrección de los comentarios como su acierto y su grado de aportación al debate.

En Barrapunto se recompensa la participación. Cualquier usuario registrado puede publicar su propio weblog, o bitácora, de forma gratuita. Entre las más activas se encuentran las de algunos de sus fundadores. Los usuarios registrados tienen, además, otros poderes, como el de cambiar el color o la presentación de la página a su gusto o ser elegibles como moderadores.

En un sitio basado de tal modo en su comunidad de visitantes, no es de extrañar que se produzcan rebeliones y movimientos de tropas. Algunos tertulianos opinan que los editores acumulan demasiado poder al seleccionar qué historias se publican y cuáles no. Ponen como ejemplo otros sitios web, como Digg o menéame, donde no hay editores y los artículos visibles son seleccionados por los propios lectores.

También se apunta al problema de la diferencia generacional entre los lectores y los editores, que ya empieza a notarse. Se comenta en la Red que tanto Slashdot como Barrapunto “ya no son lo que eran”. También, que ahora hay más usuarios y, por tanto, más trolls. “La cantidad de ruido no es la que había al comienzo”, reconoce Víctor Ruiz, “pero eso no es algo que podamos controlar: lo que se ha hecho es subir el umbral para la lectura de los comentarios a +1, de tal forma que (si no se cambia) no se vean los de los usuarios anónimos, salvo que alguien los vote”.

Otro tema candente es el de la financiación. Barrapunto arrancó como un proyecto mantenido por sus fundadores, pero el crecimiento de los últimos años, y los altos costes de alojamiento que ello implica, les ha llevado a aceptar patrocinios, primero, y, finalmente, publicidad directa en forma de ‘banners’. La decisión, aunque generó debate, fue finalmente bien recibida por su público y ha ayudado a los fundadores a seguir adelante con el proyecto.

Como ya se ha dicho antes, Barrapunto no se limita a las noticias de tecnología. De hecho, la noticia que encabeza la lista de las más comentadas es el atentado del 11-M en Madrid. No obstante, la segunda es ‘Me equivoqué al estudiar Ingeniería Informática‘, que narra la desgraciada vida de un programador. La historia más visitada habla de Google Maps y su aplicación para cartografiar la Tierra con fotografías vía satélite. Un tema, precisamente, relacionado con la primera historia que apareció en Slashdot.

Entre medias, Barrapunto ofrece información sobre videojuegos, astronomía e investigación espacial, bricolaje informático, robótica, lenguajes de programación, fotografía digital, ciencia ficción y así hasta llegar a la creación de antenas WiFi con adminículos de cocina. También se da noticia de cuál es el último proyecto de Linus Torvalds, creador de Linux, se habla sobre ordenadores modeados y, cómo no, de la Guerra de las Galaxias.