Las entrevistas de trabajo son el proceso de selección por excelencia de las empresas. Apenas treinta minutos en los que el entrevistado debe responder a una serie de preguntas sobre su vida personal y profesional, mientras su interlocutor le evalúa y decide hasta qué punto es idóneo para el puesto. La experiencia laboral, la formación o la motivación, son algunos de los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de elegir al mejor candidato, a quien se recomienda preparar con antelación el encuentro en lugar de dejar paso a la improvisación. Ser sincero, coherente en las respuestas y no hablar mal de los trabajos o los jefes anteriores son algunas de las claves para asegurar el éxito de la entrevista.
Cómo enfrentarse a la entrevista
Las entrevistas de trabajo sirven para evaluar las competencias profesionales y personales del entrevistado y comprobar su idoneidad con un puesto concreto. En ellas, la experiencia laboral es uno de los aspectos más importantes, aunque no determinante. A la hora de decantarse por un candidato u otro, las empresas tienen en cuenta también las capacidades, la motivación, la formación, las características personales, el temperamento o las habilidades sociales, “que pueden tener más importancia que la propia experiencia laboral”, asegura Conchi Sanabria, técnico de empleo de la Asociación Eslabón, dedicada a la orientación en la búsqueda de empleo.
Dividida en varias fases, una entrevista de trabajo comienza en el momento en el que se concierta. Y es que antes de acudir a ella es recomendable buscar información sobre la empresa y el puesto de trabajo vacante. Según Sanabria, “obtener el mejor resultado es sinónimo de preparación, no de improvisación”. “Por muy seguro que se sienta una persona, hay que prepararse la entrevista porque tan importante es tener conocimiento de nosotros mismos, como del puesto de trabajo y de la empresa en la que vamos a realizar la entrevista”, argumenta. A su juicio, “resulta muy útil recopilar toda la información posible en cuanto al sector de actividad de la empresa, política de personal, perfil de los trabajadores, ámbito geográfico, proyectos o clientes importantes con los que trabaja”. Una serie de datos que se pueden obtener a través de Internet, folletos comerciales, revistas profesionales o prensa económica.
Llegado el día de la entrevista, es fundamental mantener la calma, llevar a la cita el material que se pueda necesitar (títulos formativos, currículum, agenda donde apuntar un nuevo encuentro y un dossier con trabajos publicados) y elegir el modo de vestir más adecuado, que suele ser un traje de chaqueta y una camisa discreta. “Además, una imagen pulcra no puede estar coronada por una melena desordenada o enmarañada”, recuerda el gerente del portal de empleo Tea-Cegos, Alex Monsegur. La primera impresión es uno de los puntos fuertes del encuentro ya que, a pesar de estar compuesta por aspectos en apariencia nimios, son éstos los que determinan el transcurso de la entrevista. “Las primeras impresiones son de gran importancia. Muchos empresarios consideran que tras haber visto entrar por la puerta a un candidato, observar la forma de dar la mano y sentarse, son capaces de decidir sobre su valía”, recalcan desde el Gabinete de Iniciativas Para el Empleo (GIPE) de l a Universidad de Alicante.
Cada entrevista tiene una duración aproximada de treinta minutos. Un tiempo que puede parecer eterno para el entrevistado pero que debe ser aprovechado para establecer una buena comunicación. El éxito de este cara a cara “viene dado en gran parte por la habilidad para venderse uno mismo, con lo que se debe prestar especial hincapié en la manera de hablar, mesurada, pausada y con orden, evitando frases hechas, refranes, expresiones mal sonantes o muletillas”, aconseja Sanabria, quien recuerda que antes de terminar y salir del despacho, no está de más tener preparada alguna pregunta sobre el cargo o la empresa, mostrar interés por conseguir el puesto y preguntar por los siguientes pasos del proceso de selección.
Quién realiza la selección
Aunque sea una empresa concreta la interesada en contratar personal nuevo, la búsqueda de candidatos no tiene por qué recaer en ella. De hecho, el proceso de selección puede ser realizado, tal y como distinguen en Tea-Cegos, a través de:
- La propia empresa que busca cubrir un puesto de trabajo y que, bien a través del director o algún miembro del departamento de Recursos Humanos, se hace cargo del proceso. En este caso, se suele ofertar la vacante entre los propios trabajadores mediante las vías de comunicación interna.
- Una empresa de selección, que se encarga del anuncio y la puesta en marcha del proceso, aunque éste es realizado por la propia empresa. Las agencias se dedican a recibir los currículos, enviarlos a la empresa y, en ocasiones, a separar los que no se adaptan al puesto, pero el proceso propiamente dicho recae en la empresa.
- Una empresa de trabajo temporal (ETT), que responde a la demanda de empleo en épocas de ‘puntas de trabajo’ o para cubrir una baja, mediante la contratación de trabajadores que pone a disposición de las empresas.
- Una consultoría, que realiza todo el proceso de selección, desde la recepción de currículos hasta las entrevistas a los candidatos y la selección de los mismos, entre los que la empresa elegirá posteriormente al más idóneo.
Consejos y trucos
Una entrevista de trabajo es mucho más que un conjunto de preguntas y respuestas, puesto que muchas veces constituye el único modo de un candidato para demostrar su valía al frente de un puesto nuevo. A menudo genera gran preocupación en quien la realiza, que no sabe cómo comportarse y conlleva que el entrevistado opte por contestar aquello que cree que el entrevistador quiere escuchar. En este sentido, es habitual considerar que a lo largo de estas charlas se formulará alguna ‘pregunta trampa’, lo que resta espontaneidad al candidato. “Hay que escuchar bien lo que el entrevistador pregunta, sin estar buscando en el curso de la entrevista una trampa por su parte. El seleccionador debe evaluar, saber si el perfil corresponde a lo que la empresa necesita. No necesita poner trampas de ningún modo”, asevera Monsegur.
La sinceridad es otro de los aspectos principales del encuentro, determinado tanto por la comunicación verbal como no verbal y que debe transmitir al interlocutor la seguridad y confianza que el propio entrevistado tiene en él mismo. Para ello, Sanabria recomienda:
- Escuchar atentamente al entrevistador, dejarle hablar y contestar a las preguntas sin irse por las ramas.
- Pensar lo que se va a decir, ser coherente y procurar no contradecirse.
- Estar preparados para hablar de los errores o defectos en el terreno personal y profesional, así como de las virtudes, éxitos y aptitudes. Para ello, se deben seleccionar aquellos hechos que sean menos perjudiciales y presentarlos de manera positiva, buscando el aprendizaje adquirido a través de ellos o las iniciativas surgidas para solucionarlo.
- Hablar bien de los trabajos anteriores, pensar en los aspectos positivos de las antiguas empresas donde se haya trabajado. Los comentarios negativos pueden crear desconfianza en el interlocutor, que podría pensar que su oponente es poco sociable o una persona complicada.
En cuanto a la comunicación no verbal, el lenguaje corporal juega un papel muy destacado, ya que transmite también mucha información y hace que el dominio gestual resulte de vital importancia en el transcurso de una entrevista. Los aspectos a tener en cuenta en este caso son:
- Ropa: Lo más prudente es vestirse de modo discreto, sin colores estridentes ni adornos exagerados. Llevar ropa cómoda ayuda a estar relajado. Es importante dar una sensación de limpieza e higiene.
- Saludo: El apretón de manos debe realizarse con decisión y firmeza. Hay que evitar el temblor de manos, tener los dedos contraídos o la mano sudorosa.
- Modo de sentarse: Conviene cuidar la manera de entrar en la sala de la entrevista y de sentarse. Lo aconsejable es esperar a que den las indicaciones oportunas para hacerlo.
- Mirada: Es importante mirar al interlocutor, prestarle atención y no parecer ausente.
- Tics: Frotarse las manos o rascarse el pelo son algunos tics que pueden surgir como consecuencia de los nervios. Sin embargo, hay que intentar evitarlos o sustituirlos por otros más discretos.
- La sonrisa: Debe ser moderada, ni forzada ni exagerada. Lo más importante es mantener una actitud positiva ante el hecho de formar parte de la empresa y reflejar en la expresión facial esa predisposición.
Preguntas profesionales y personales
El proceso de selección comienza en el momento en el que se entra por la puerta de la empresa. Por ello, conviene acudir con tiempo para dar una buena impresión de puntualidad, poder observar el ambiente de trabajo (si la entrevista se realiza en la propia empresa) y relajarse. Una vez a solas con el entrevistador, éste tratará de crear un buen clima que facilite el desarrollo de la charla, ofrecerá un breve resumen acerca de la empresa y del puesto vacante, e informará de cómo será el proceso de selección y sus fases. Posteriormente, comenzará la ronda de preguntas, en la que es probable que destaquen las siguientes cuestiones:
Acerca de los diferentes ámbitos de la vida profesional del candidato: formación, experiencia y condiciones laborales, entre otros:
- ¿Por qué estudiaste arquitectura, derecho, económicas??
- ¿Qué otras carreras te atraían?
- ¿Qué asignaturas te gustaban más/menos y en cuáles sacabas mejores/peores notas?
- ¿En qué medida tus calificaciones se deben a tu esfuerzo personal y en qué medida a tu inteligencia
- ¿Cuál fue la experiencia más gratificante durante tu vida como estudiante?
- ¿Piensas proseguir o ampliar tus estudios de alguna manera?
- En tu formación complementaria, ¿qué seminarios o cursos de corta duración has realizado? ¿Qué te motivó a realizarlos?
- ¿Tuviste algún puesto representativo durante tu tiempo de estudiante? (Delegado de curso, miembro de la Tuna…).
- ¿Qué aprendiste durante tus trabajos anteriores? ¿Qué funciones desempeñabas?
- ¿Cuál de tus trabajos previos te ha gustado más/menos? ¿Por qué?
- ¿Cómo te llevabas con tus compañeros, con tus jefes, con tus subordinados?
- ¿Cuál fue la situación más desagradable en que te viste?¿Cómo le hiciste frente?
- ¿Qué ambiente de trabajo prefieres?
- ¿Qué relaciones piensas debe haber entre un jefe y su colaborador inmediato?
- Estarías dispuesto/a a trasladarte a vivir a otra ciudad, a otro país, o a viajar con frecuencia?
Fuente: Gabinete de Iniciativas Para el Empleo (GIPE)
La personalidad, vida personal y privada del candidato, sus retos, intereses y planes de futuro:
- Háblame de ti mismo.
- Cuéntame una anécdota de tu vida en la que resolvieras con éxito una situación problemática.
- ¿Qué gana la empresa si te contrata a ti en lugar de a otro candidato?¿Qué elemento diferencial aportas?
- Si fueras tú el encargado de realizar esta selección y yo fuera el candidato, ¿qué cualidades te gustaría que yo reuniera?
- ¿Te gusta trabajar con gente o prefieres trabajar solo?
- ¿Te consideras como un líder o como un seguidor? ¿Por qué?
- ¿Cual fue la decisión más importante que adoptaste en el pasado?
- Defínete a ti mismo con cinco adjetivos calificativos. Justifícalos.
- ¿Qué impresión crees que he sacado de ti tras esta entrevista?
- ¿Cuáles son tus aficiones favoritas?
- ¿Cuál es último libro que has leído? ¿Qué te pareció?
Fuente: Gabinete de Iniciativas Para el Empleo (GIPE)
Consultas:
Por último, se ofrece al candidato la posibilidad de consultar todas las dudas que tenga y que hagan referencia, por ejemplo, a las funciones concretas a realizar, qué tipo de formación necesitaría o con qué equipo de trabajo desempeñaría su labor. “Mostrar interés por estos aspectos puede ser un buen punto a nuestro favor a la hora de ser seleccionados. Para ello, es importante haber ejercido una buena escucha activa tanto en la presentación como en el resto de la entrevista”, señala Sanabria.
Tipos de entrevistas
Un último aspecto a tener en cuenta es el tipo de entrevista al que una persona puede ser sometida y que, de acuerdo a sus características, incluirá unas preguntas u otras. Así, es posible distinguir entre entrevista:
- Estructurada: Basada en una serie de preguntas determinadas previamente por el entrevistador, de manera que se formulan las mismas preguntas a todos los entrevistados.
- No estructurada: El entrevistador realiza preguntas no previstas, que surgen en función del desarrollo de la conversación. En este caso, según Sanabria, “se corre el riesgo de que el entrevistado pierda el rumbo”, pero se posibilita un clima más distendido.
- Semi-estructurada: Es una combinación de las dos anteriores y permite que mediante un guión se traten diferentes temas que se adaptan mejor a cada candidato.
También son posibles las entrevistas de trabajo a través de videoconferencia, cada vez más frecuentes y que permiten realizar el proceso de selección desde cualquier punto del mundo; las entrevistas en serie, donde el candidato pasa por varias pruebas; y las Assessment Center, unos ejercicios en grupo en los que los candidatos asumen papeles diversos en situaciones ficticias y que permiten, a través de los diferentes comportamientos de los entrevistados, conocer sus competencias, capacidades y rasgos personales. En este último caso se evalúa a los candidatos en función de lo que llegarían a ser si consiguieran el puesto de trabajo, y no en función de lo que son.