Las prendas de vestir ecológicas se fabrican de manera natural, respetando el medio ambiente y los derechos humanos de sus productores, y utilizando tejidos que se adaptan sin problemas a la piel. Sin embargo, su mayor precio y la escasez de puntos de venta dificultan su popularización entre los consumidores. No obstante, cada vez más diseñadores y responsables de firmas comerciales apuestan por la ropa ecológica.
¿Qué es la ropa ecológica?
Los consumidores pueden contribuir en gran manera al cuidado del medio ambiente desarrollando hábitos más ecológicos y solidarios, como la compra y el uso de ropa ecológica. Ahora bien, en ocasiones, se venden productos que poco o nada tienen que ver con el respeto al medio ambiente, sino más bien con estrategias publicitarias que utilizan el calificativo “ecológico” para llegar a una sociedad cada vez más concienciada.
Las prendas de vestir auténticamente respetuosas con la naturaleza cumplen una serie de requisitos que los consumidores deberían conocer para poder exigirlas. Según Antonio Baile Antúnez, responsable de Importaciones y relación con proveedores de Alternativa 3, una cooperativa especializada en importación y distribución de artículos de comercio justo, la ropa ecológica se manufactura a partir de materias primas como lino, algodón o fibras vegetales que se han cultivado con agricultura ecológica.
La ropa ecológica se manufactura a partir de materias primas como lino, algodón o fibras vegetales que se han cultivado con agricultura ecológica
Las etiquetas ecológicas son una manera de comprobar que la ropa se ha producido de manera respetuosa con el medio ambiente. Mercedes García de Vinuesa, responsable del Departamento de Artesanía y Textil de la ONG Iniciativas de Economía Alternativa y Solidaria (IDEAS), apunta por ejemplo que el certificado de la entidad Skal garantiza que no se han utilizado pesticidas, plaguicidas, insecticidas, etc. en su fabricación, y que el tintado es ecológico, porque se utiliza peróxido -en el caso del color blanco- o tintes de bajo impacto -en el caso del resto de colores-.
Asimismo, la aplicación de la política de las tres erres (reducir, reutilizar, reciclar) en el consumo de ropa, sea elaborada con productos ecológicos o no, es otra manera de contribuir a mejorar el entorno. En este sentido, la cooperativa Berohi, con el apoyo de la organización católica Cáritas, se centra en la recuperación, reutilización y reciclaje de residuos sólidos, fundamentalmente productos textiles, reduciendo de esta forma el volumen de desechos que de otro modo acabarían en la basura.
Para la recogida de los productos, Berohi cuenta con una serie de contenedores y la colaboración de varias parroquias de Bizkaia y Vitoria. Una vez realizada la selección y limpieza de las prendas, se distribuye con la marca “Ekorropa” en las tiendas que la cooperativa tiene en varias localidades vizcaínas y en la capital alavesa. Según su Coordinadora Comercial, Cristina Larráyoz, se trata de una iniciativa ecológica y solidaria, porque “alarga el ciclo de vida de las prendas y genera empleo para colectivos desfavorecidos”.
Ventajas e inconvenientes
Las ventajas de la ropa ecológica para el medio ambiente son “evidentes”, como explica Antonio Baile. Por un lado, según el responsable de Alternativa 3, el subsuelo, las aguas y el aire reciben menos contaminantes. Por otro lado, los tejidos tratados con productos químicos en su cultivo, tintado o manipulación pueden contener sustancias alergénicas en mayor grado que las fibras naturales, capaces de provocar reacciones en la piel.
Mercedes García de Vinuesa, de IDEAS, añade que la ropa ecológica supone además garantizar un comercio internacional justo. El algodón es un ejemplo paradigmático en este sentido, como explica la responsable de IDEAS: este material recibe anualmente en todo el mundo al menos el 25% de todos los plaguicidas y consume una gran cantidad de agua. Por ejemplo, el Mar de Aral ha reducido a un tercio su tamaño y se ha quedado sin su flora y fauna original por el cultivo intensivo de este tejido.
Por otra parte, añade García de Vinuesa, la sobreproducción de algodón en los últimos años ha perjudicado económicamente en gran medida a los países en vías de desarrollo,
“La sobreproducción de algodón en los últimos años ha perjudicado económicamente en gran medida a los países en vías de desarrollo”
Como principal inconveniente de este tipo de vestidos de línea “verde”, los expertos consultados coinciden en su precio, normalmente más elevado que las prendas convencionales. Sin embargo, en opinión de Antonio Baile, “a la hora de comparar precios no se tiene en cuenta las cuestiones medioambientales y las ventajas para el consumidor”. Asimismo, el responsable de Alternativas 3 considera que los campos biológicos no rinden tanto como los cultivos intensivos tratados artificialmente, por lo que no hay grandes superficies destinadas al cultivo ecológico.
No obstante, en el caso de la cooperativa Berohi el precio no es un problema, al conseguir mediante la rotación de la ropa venderla en muchos casos a precios muy económicos. Cristina Larráyoz indica que por ejemplo un pantalón vaquero de marca puede costar entre 6,90 y 9,90 euros, y un vestido de primera comunión se puede conseguir por 29 euros.
La disponibilidad es otro de los grandes inconvenientes, explican los expertos, al no ser productos que cuenten con una gran distribución, por lo que hay que buscarlos en tiendas especializadas de productos biológicos y de comercio justo, así como en ferias ecológicas.
Alexandra Gómez Moral, directora comercial de Maximon, una empresa familiar navarra que ofrece tejidos, ropa y complementos de lana, seda y algodón teñidos con plantas de agricultura ecológica certificada, destaca también la falta de sensibilidad y de apoyo institucional para el desarrollo sostenible del mercado textil. Asimismo, otro de los problemas que comenta la responsable de IDEAS es el de los diseños y patrones, es decir, “lograr adaptarnos a los gustos de los consumidores europeos”.
En cuanto a los tejidos más demandados, destacan el algodón y el lino, “porque el consumidor entiende rápidamente que son buenos para la piel”, según Baile, que comenta que la ropa de bebé y la femenina son las prendas que más acogida tienen. García de Vinuesa añade que las camisetas y los vestidos con diseños especiales “que sientan bien a todas las tallas” son productos también muy demandados. Por su parte, Alexandra Gómez, de Maximon, destaca que se vende mucha ropa interior, “pero la desertización de las empresas productoras hace que sea difícil elaborar todo lo que se demanda”.
Moda ecológica en alza
La ropa respetuosa con el medio ambiente tuvo sus años de apogeo en la década de los 80, cuando el estilo “hippy” marcaba tendencias, pero con el paso de los años las prendas elaboradas con tejidos artificiales o bien con materias primas naturales elaboradas de manera poco o nada ecológica se han convertido en las reinas del mercado de la moda. No obstante, cada vez más diseñadores y responsables de firmas comerciales apuestan por la ropa ecológica.
Giorgio Armani utiliza algodón orgánico en su línea de vaqueros, e importantes marcas como Levi’s, Gap, Nike, Marks&Spencer o Timberland también se han unido a la “moda ecológica”. En las capitales de la moda como Londres, Nueva York o Milán las exhibiciones con ropa ecológica empiezan a ser más habituales.
Por su parte, el despegue de las iniciativas empresariales en el campo de la “eco-ropa” es cada vez mayor. En 2002, la firma Ideo lanzaba su primera colección con 750 prendas para comercializar y en la actualidad alcanzan ya las 60.000. La empresa, que en la actualidad cuenta con 80 trabajadores, nació en la India, al norte de Bombay, siguiendo criterios de comercio justo y especializándose en la confección de ropa de algodón ecológico.
En cuanto a las iniciativas de reutilización y reciclaje, los ejemplos también son diversos, y en ocasiones, curiosos. El Instituto Europeo de Diseño, con sede en Milán, reutiliza materiales para confeccionar faldas de piezas de acero, vestidos de alambres eléctricos o de papel de embalaje o pantalones a partir del metal de bicicletas.
En España, dieciséis conocidos diseñadores españoles presentaban en el Círculo de Bellas Artes de Madrid una colección de prendas confeccionadas sin sustancias “peligrosas”, sumándose así a la campaña “Moda sin tóxicos” de la organización ecologista Greenpeace. Al proyecto se le han sumado recientemente las cadenas Mango y Camper, que se comprometen a respetar estos criterios “limpios”.
Por su parte, grandes firmas textiles como Decathlon y Zara incluyen para esta temporada estival prendas y productos procedentes de materias primas cultivadas sin pesticidas ni agentes químicos. Mientras que Decathlon cuenta con estands señalizados para estos productos, Zara especifica la procedencia del algodón en la etiqueta de la prenda. Y el Instituto Tecnológico Textil (Aitex) ha creado una etiqueta internacional, “Made in Green“, con la que se garantiza que el producto ha sido fabricado en centros de producción que respetan criterios medioambientales y solidarios.