Las Olimpiadas Matemáticas

La cantera nacional e internacional de los futuros genios Matemáticos se revela en estas competiciones de jóvenes talentos
Por Marta Vázquez-Reina 22 de junio de 2007
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Imagen: Dicemanic

“Sea O el circuncentro de un triángulo ABC. La bisectriz que parte de A corta al lado opuesto en P…” si un estudiante de bachillerato empieza a leer este enunciado y no le suena a chino, e incluso le entran unas ganas irrefrenables de resolverlo, quizás sea un participante en potencia de las Olimpiadas Internacionales Matemáticas (IMO) , donde se miden estudiantes de bachillerato de todo el mundo. Su 48º edición, en la que participarán seis alumnos españoles, se celebrará el próximo mes de julio en Vietnam y el año que viene por primera vez España será la sede de esta competición que tendrá lugar en Granada.

La Olimpiada Nacional

Estas Olimpiadas, tienen su origen en Rumania, donde en 1959 seis países de la Europa Oriental se enfrentaron para valorar sus conocimientos matemáticos. Poco a poco se fueron uniendo más países a la competición de tal manera que en la actualidad participan en la Olimpiada Internacional más de 80 países de los 5 continentes.

España, que se incorporó a las Olimpiadas Internacionales en 1983, selecciona a los integrantes del Equipo Olímpico Internacional a través de su propia Olimpiada Matemática Nacional. Esta competición, que se celebra desde 1963, es convocada por la Real Sociedad Matemática Española (RSME) y en la actualidad cuenta con el patrocinio de la Subdirección General de Becas y Promoción Educativa del Ministerio de Educación y Ciencia.

La Olimpiada Nacional comienza con una primera fase local que se realiza a nivel autonómico o de distrito universitario y en la que puede inscribirse cualquier alumno matriculado en bachillerato, y en caso excepcional estudiantes de 2º ciclo de ESO que avalados por su profesor hayan demostrado una gran cualificación matemática, de hecho este año el sexto clasificado nacional está cursando 4º de ESO. Para participar “no hace falta ser un genio, sino gustarte las matemáticas, saber verlas e intuirlas” nos comenta María Gaspar Alonso, Presidenta de la Comisión de la Olimpiada Matemática Española.

Importancia de los profesores

El proceso comienza en noviembre con el envío de la convocatoria a los centros escolares por parte de los delegados de cada comunidad o distrito universitario. La clave para que esta fase de la competición sea posible está en la encomiable colaboración de los profesores de matemáticas, ellos son los que, después de detectar a los alumnos que muestran una inclinación preferente por esta materia o poseen una habilidad especial resolviendo los problemas, los instan a participar en la primera fase y se encargan asimismo de prepararlos mediante clases de ampliación o seminarios de problemas, una labor extraordinaria y extraescolar que “nadie se la reconoce” como apunta María Gaspar. El único reconocimiento a esta actividad docente es la certificación con un crédito de formación, por parte del Ministerio de Educación, a los profesores que hayan preparado a un alumno clasificado para la fase nacional de las Olimpiadas, y otro crédito a los preparadores de los seleccionados para las Olimpiadas Internacionales. “El profesor tiene que dar muchas clases, atender a los alumnos, preparar los problemas, resolver las dudas y todo fuera del horario de clase, y este crédito sólo lo reciben si el alumno es uno de los ganadores, tendrían que dárselo a todos los que hicieran algo, independientemente de que ganen o no” añade Gaspar.

Después de la preparación, el alumno tiene que enfrentarse al temido examen, seis ejercicios repartidos en dos sesiones que son calificados por un jurado designado por la RSME. De los alrededor de 2.500 alumnos que se presentan en esta fase, tan sólo serán seleccionados un máximo de tres estudiantes por cada Universidad Pública existente en la Comunidad Autónoma, que además de pasar a la fase nacional, reciben un premio de manos de la Subdirección General de Becas y Promoción Educativa del MEC de 380 euros para el primero y 284 y 220 euros respectivamente para el segundo y tercer clasificado.

En este punto la competición empieza a complicarse, ya que en la siguiente fase Nacional el enfrentamiento matemático es más selectivo, sólo están los mejores. En dos sesiones de tres ejercicios cada una, cerca de 120 estudiantes tienen que demostrar su pericia ante un tribunal compuesto por profesores representantes de las Olimpiadas Autonómicas y miembros de la Comisión de Olimpiada de la RSME. “Cuando llegan a la fase nacional no todos tienen la misma preparación, depende del distrito que lo haya estado preparando, además hay alumnos que llevan dos años participando en las distintas fases y otros que se presentan por primera vez” puntualiza María Gaspar. Lo cierto es que después de tres días de reunión, en los que “se lo pasan estupendamente” según Gaspar, tan sólo 36 de ellos serán premiados, 18 con medalla de bronce, 12 de plata y los 6 mejores con medalla de oro, la llave que abre la puerta del reto internacional, ya que además de recibir un premio en metálico de 750 euros, estos seis galardonados pasan a formar parte del Equipo Olímpico Español en las Olimpiadas Internacionales.

Olimpiada Internacional

Los seis representantes del Equipo Olímpico español reciben una preparación específica, previa a la celebración de las Olimpiadas. “Se les mandan colecciones de problemas que resuelven, los reenvían, plantean sus dudas y cuando terminan el curso escolar se reúnen en Barcelona junto con los ganadores de medallas de plata más jóvenes, que pueden participar en otras ediciones, con un programa de trabajo apretado durante 10 días; este año además el Equipo ha sido invitado a Bucarest, la cuna de las Olimpiadas, a participar en una sesión de cuatro días resolviendo problemas” especifica María Gaspar. Así se llega al gran reto final, la participación en las Olimpiadas Internacionales, donde cada año se enfrentan cerca de 500 estudiantes de todas las nacionalidades para demostrar no sólo sus conocimientos matemáticos, sino su capacidad de raciocinio y originalidad a la hora de resolver los problemas.

Cada país invitado puede enviar a la competición un equipo formado por un líder, un co-líder y un máximo de seis estudiantes. Estos últimos son los que harán frente durante dos sesiones de cuatro horas y media de duración a seis ejercicios exhaustivamente seleccionados entre los enviados por la Comisión Olímpica de cada país al Comité de Selección de Problemas de la IMO.

El Jurado Olímpico, compuesto por los líderes de cada equipo, califica cada ejercicio realizado por un alumno con una escala de 0 a 7 puntos, la suma de la puntuación de todos los ejercicios dará la calificación final del estudiante, según la cual se reparten los premios: los que consigan más de 30 puntos son galardonados con medalla de oro, los de más de 20 puntos con medalla de plata y de bronce los que superen los 10 puntos. Además, a los que al menos obtengan siete puntos en uno de los problemas se les concede una mención honorífica. Nos podemos dar cuenta de la dificultad que entrañan los ejercicios si atendemos a los datos del pasado año, donde tan sólo tres de los 498 participantes lograron resolver los seis problemas con la máxima puntuación. De hecho, únicamente el 50% de los examinados obtuvo alguna medalla, y sólo 42 (8% del total) se hizo con el preciado oro.

Rankings

Aunque según las normas de las Olimpiadas ésta es una competición individual, es habitual que se elaboren “ranking no oficiales” con la puntuación de los países obtenida de la suma de los puntos de los participantes de cada uno. Así, según estas listas, China, es la líder indiscutible en las últimas ediciones, sin ir más lejos el último año los seis participantes de este país obtuvieron medalla de oro, y cuatro de ellos se encontraban entre los 10 primeros clasificados.

En los resultados acumulados de todas las ediciones Rusia y Estados Unidos serían los siguientes en esta clasificación no oficial, en la que destaca por otra parte la presencia de los pioneros en esta competición, países como Hungría, Rumania, Bulgaria, Polonia o Ucrania, forman parte de los 20 primeros puestos, donde además de China también se encuentran varios países asiáticos como Vietnam, Corea, Japón o Taiwán. Por otro lado, entre los países de Europa occidental destaca la presencia entre estos 20 primeros de Francia, Alemania, Reino Unido y Austria.

¿Qué pasa con España?

Hasta ahora no se puede decir que tenga una posición envidiable, aunque sí mediana entre tantos participantes. En el ranking anual el pasado año estuvo en el puesto 45, incluso uno de los participantes del equipo español obtuvo medalla de plata con 24 puntos, la tercera en la historia de España en esta competición, y otros dos obtuvieron medalla de bronce. Las causas de esta posición media española, al igual que de otros muchos equipos, está como comenta María Gaspar en la preparación “en algunos países la preparación está muy profesionalizada, sacan a los niños del colegio y los llevan a sitios especiales para prepararse únicamente para la competición”, “para nosotros los chicos son únicamente adolescentes a los que se les ofrece la oportunidad de vivir esta experiencia que les puede orientar en su vocación posterior, pero bajo ningún concepto les obligaríamos a modificar su vida” añade.

Sobre el efecto de estos resultados en los niños, Gaspar apunta a que hay que desdramatizar: ?hay chicos que tanto a las nacionales como a las internacionales vienen con muchas expectativas y esperanzas de ganar, y se encuentran con que los resultados luego no son los esperados, y eso no quiere decir que los otros sean mejores sino que han tenido mejor día o más suerte?, además ?hay que aprender a todo en esta vida, a ganar y a no ganar también, yo no lo llamo perder, porque pienso que quien participa en una olimpiada matemática nunca pierde por lo que aprenden y por la cantidad de amigos que hacen? apunta.

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