En la actualidad, cerca de 1.000 millones de personas viven con menos de 1 dólar al día. La cifra es tan elevada que los Objetivos de Desarrollo del Milenio apenas se plantean reducirla a 420 millones en el año 2015. Un reto ya difícil de cumplir. Como en muchos otros aspectos, África es el continente más afectado. Se considera que un etíope medio es 35 veces más pobre que un europeo medio. Sin embargo, España tampoco se salva. El 19,8% de la población se encuentra por debajo del umbral de pobreza relativa. Las ONG aseguran que erradicar la pobreza es posible, pero reconocen que hace falta tiempo y, sobre todo, voluntad.
Colectivos de riesgo en España
La Unión Europea definió en 1984 a las personas pobres como “aquellas cuyos recursos (materiales, culturales y sociales) son tan limitados que los excluyen del nivel de vida mínimo considerado como aceptable en el Estado Miembro en el que viven”. De acuerdo a esta definición, se puede distinguir entre pobreza relativa, cuando hay falta o escasez de alguna necesidad, y pobreza absoluta, cuando se carece de los estándares mínimos, como nutrición, salud y vivienda.
La Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos de 2004, determina que el ingreso medio neto de los hogares españoles es de 21.551 euros anuales (7.591 euros por persona). Las comunidades autónomas con mayores ingresos son Madrid (25.493 euros) y Cataluña (24.763 euros), mientras que las comunidades con los ingresos medios por hogar más bajos son Extremadura (16.470 euros) y Andalucía (18.336 euros). Por su parte, la Unión Europea fija el umbral de pobreza relativa en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo. Este 60% equivale a 6.347 euros anuales para un hogar de una persona adulta, es decir, los hogares cuyos ingresos son inferiores a esta cantidad se consideran por debajo del umbral de pobreza relativa.
La Unión Europea fija el umbral de pobreza relativa en 6.347 euros anuales para un hogar de una persona adulta
Según los datos del INE, un 19,8% de los hogares españoles se encuentran en esta situación. Una cifra que apenas ha variado desde mediados de los años 90, pero que no revela condiciones de extrema necesidad, como las que padece el 3,5% de la población, sino una situación de riesgo. En concreto, los grupos que más preocupan son: las personas mayores de 65 años, que en un 29% de los casos viven bajo el umbral de riesgo de pobreza; los denominados trabajadores pobres (11%), que tienen un contrato laboral, pero en condiciones de precariedad; las familias numerosas y los hogares monoparentales con menores a su cargo. “La situación familiar es más difícil cuando hay menores”, precisa Víctor Renes, responsable del Servicio de Estudios de Cáritas.
Como consecuencia de esta situación, en los últimos años se ha constatado que cada vez hay personas más jóvenes que se sitúan en el umbral de riesgo de pobreza. Por sexo, son las mujeres en edad activa y con menores a su cargo, o las mujeres mayores de 65 años, las que tienen más dificultades. Además, hay una relación importante entre baja cualificación, baja remuneración y precariedad en el empleo, “signos y rasgos muy importantes de la pobreza en España en este momento”, alerta Renes.
Propuestas para afrontar la pobreza
Los expertos consultados coinciden en que la erradicación de la pobreza es posible, aunque conseguirlo exige cambios importantes. El crecimiento económico de nuestro país en la última década ha sido muy positivo, pero el umbral de pobreza no ha descendido. Por ello, urge que ese crecimiento vaya acompañado de una distribución de la riqueza y que el gasto social aumente hasta atender las necesidades de cada colectivo.
Es necesario un salario que permita salir del umbral de pobreza y fomentar la incorporación de la mujer al mercado laboral
Respecto a las condiciones laborales, es necesaria una remuneración que permita salir del umbral de pobreza y fomentar la incorporación de la mujer a este mercado. Para algunas personas, especialmente para las mujeres con menores a su cargo, el salario que reciben no es suficiente para conseguir unas condiciones de vida dignas, por lo que se debe mejorar tanto la calidad del empleo como la remuneración. A su vez, esta medida debe ir acompañada de una mejora en los servicios sociales y una atención especial a las personas inmigrantes, que requieren la ayuda de los mismos servicios sociales que el resto de la población, pero plantean un reto importante de integración.
En este marco, más de un millar de colectivos sociales han organizado la Semana contra la Pobreza, que tendrá lugar del 15 al 21 de octubre con movilizaciones en todo el mundo para reivindicar compromisos que beneficien a las personas que más los necesitan. “Las enormes diferencias de riqueza entre los más ricos y los más pobres están aumentando, a pesar de que sería posible acabar con la pobreza, si existiese voluntad política para hacerlo. La riqueza existe, pero está mal repartida”, reclama David Ortiz, vocal de la Junta de Gobierno de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo (CONGDE).
Menos de un dólar al día
En el panorama mundial, las cifras tampoco son alentadoras. Cerca de 1.000 millones de personas viven con menos de un dólar al día y, aunque los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) pretenden reducir esta cifra hasta 420 millones en el año 2015, las estimaciones apuntan a que en esa fecha todavía habrá 800 millones de personas en el mundo que vivan con menos de un dólar al día. “Auque se producen ciertos avances, todavía son insuficientes y no responden a los compromisos adquiridos para la consecución de los ODM”, explica David Ortiz.
En el año 2015, todavía habrá 800 millones de personas en todo el mundo que vivan con menos de un dólar al día
Se considera que los tres elementos determinantes para hacer frente a la pobreza mundial son la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), la condonación de la deuda externa y las reglas del comercio internacional, que se encuentran en el origen de las principales causas de pobreza. Respecto al primer aspecto, las asociaciones sin ánimo de lucro insisten en la necesidad de destinar el 0,7% del Producto Interior Bruto a AOD, una exigencia que Naciones Unidas planteó ya en 1970. “Llevamos 30 años de retraso”, denuncia Ortiz.
Por continentes, África, en concreto África subsahariana, es la región del mundo con un mayor porcentaje de personas pobres motivado por el hecho de que “paga muchísimo más por los intereses de la deuda externa que lo que recibe como ayuda oficial al desarrollo. Los países ricos recibimos dinero del África subsahariana, lo cual no puede facilitar en absoluto su desarrollo”, lamenta Ortiz. Por este motivo, el continente africano es que el que presenta un menor número de avances y el que, año tras año, encabeza todas las listas sobre el índice de pobreza.
El coordinador de campañas de Ayuda en Acción, Alberto Casado, considera que los ODM han permitido “meter en la agenda internacional” la necesidad de erradicar la pobreza, aunque advierte de que los avances no han sido suficientes. Es fundamental que, además de la ayuda oficial, cada ciudadano y ciudadana haga su aportación y se comprometa con la erradicación de la pobreza para que ninguna persona carezca, no sólo de dinero, sino de la capacidad para ejercer sus derechos. “Ése es realmente el indicativo de pobreza. La pobreza viene de la exclusión y ésta, a su vez, del no acceso a los derechos que tenemos como ciudadanos y ciudadanas”, subraya Alberto Casado, coordinador de campañas de Ayuda en Acción.
“Cuando hablamos de pobreza, pensamos en el Sur, pero la pobreza también existe en el Norte”
En este sentido, es importante contemplar que la pobreza se da tanto en los países del Sur como en el Norte, por lo que las acciones encaminadas a paliarla deben contemplarse en cualquier lugar del mundo. “Cuando hablamos de pobreza, pensamos en el Sur, pero la pobreza también existe en el Norte, incluso se habla ya de un Cuarto Mundo”, añade Casado.
Pobreza infantil
El último informe de Unicef sobre ‘Bienestar de niños, niñas y adolescentes en las naciones económicamente avanzadas’ revela que ninguno de los países analizados figura en el tercio superior de las clasificaciones para las seis dimensiones de bienestar infantil: bienestar material, salud y seguridad, educación, relaciones familiares y entre iguales, conductas y riesgos, y percepción subjetiva de bienestar entre los adolescentes. Sólo los Países Bajos y Suecia están cerca de lograr uno de los primeros puestos, lo que denota, según el estudio, una falta de correlación entre los niveles de bienestar infantil y el PIB per capita.
En general, el grado de pobreza infantil se analiza a partir de los ingresos de los padres, por lo que se considera que un niño o niña es pobre cuando su familia lo es. Pero esto no ocurre siempre. El responsable de Derechos de Infancia del Comité Español de Unicef, Gabriel González-Bueno, reconoce que la pobreza depende en buena parte del ingreso familiar, pero advierte de la influencia que también tiene el gasto. “Puede haber niños ricos en familias pobres y niños pobres en familias ricas”, subraya. Por ello, esta organización utiliza otro indicador para analizar el índice de pobreza infantil: la tasa de mortalidad de menores de cinco años. Según ésta, los países más preocupantes son Sierra Leona, Angola y Afganistán, por este orden. “En África es donde más pobreza en general hay, pero en el sur de Asia es donde hay más niños pobres”, concreta González-Bueno.
En cuanto al bienestar material, el informe de Unicef aclara que un total de nueve países del norte de Europa tienen una tasa de pobreza infantil por debajo del 10%, mientras que en Portugal, España, Italia, Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda y Nueva Zelanda la pobreza infantil se sitúa por encima del 15%. No obstante, estas cifras no significan que en estos países los niños y niñas sean más pobres que en el resto, puesto que el umbral de pobreza para una familia en Hungría se sitúa aproximadamente en 7.000 dólares, mientras que para una familia de Estados Unidos sube hasta 24.000 dólares.
En África Subsahariana se concentran la mitad de las muertes infantiles, aunque sólo viven el 20% de los niños y niñas de todo el mundo
En salud y seguridad, menos de uno de cada 10.000 jóvenes europeos fallece antes de los 19 años, aunque ambos epígrafes constituyen una de la principal preocupación de las familias. Asimismo, a pesar de que en los países ricos cada vez es más complejo conseguir un trabajo o cierta estabilidad financiera, la situación queda lejos de la que se vive en los países más pobres, donde aproximadamente 72 millones de niños y niñas en edad de asistir a la escuela primaria ni siquiera tienen esa oportunidad. Se necesitan 6.000 millones de dólares anuales para que la educación primaria universal sea una realidad.
Una vez más, las peores condiciones se dan en África Subsahariana. A pesar de que sólo el 20% de los niños y niñas de todo el mundo viven en esta región, aquí se concentran la mitad de las muertes infantiles y por complicaciones durante el embarazo y el parto. “Por ello, los esfuerzos deben adecuarse a las distintas realidades locales”, señalan desde la Alianza Española contra la Pobreza.
La pobreza infantil es especialmente dramática porque suele ir acompañada de un importante riesgo de exclusión social y falta de oportunidades. La vulnerabilidad de los menores les hace ser un blanco fácil de ambas variables. Especialmente las niñas ven recortados los recursos a los que tienen acceso, debido a las tradiciones culturales de algunos países subdesarrollados o en vías de desarrollo, que favorecen al sexo masculino. Por ello, es fundamental que se cumpla la Convención de los Derechos del Niño y que aumente la inversión en infancia, no sólo porque los niños y niñas tienen derechos que deben ejercer, sino porque son el futuro de cualquier sociedad. “Hay algunos avances y todavía muchas cuentas pendientes”, concluye la Alianza.