La Ley 10/1998 sobre residuos define la valorización como “todo procedimiento que permita el aprovechamiento de los recursos contenidos en los residuos sin poner en peligro la salud humana y sin utilizar métodos que puedan causar perjuicios al medio ambiente”. De esta manera, en vez de considerarse un estorbo a eliminar, los residuos adquieren un valor, al poderse aprovechar como materia prima o para generar energía.
Para qué sirve la valorización
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, casi el 80% en peso del residuo urbano tipo cuenta con materiales que pueden separarse y valorizarse y/o reciclarse, lo que permitiría reducir en gran medida los residuos que tienen como fin la eliminación. Así, por ejemplo, mientras el papel y el cartón pueden reciclarse hasta una decena de veces, el vidrio o el acero puede reciclarse infinitamente.
En España, los denominados Sistemas Integrados de Gestión (SIG) se encargan de valorizar los principales residuos susceptibles de ello, como el papel/cartón, el vidrio, los envases, y ahora también los neumáticos, los vehículos fuera de uso, los residuos de construcción y demolición y los aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). En cuanto a los residuos industriales, poco a poco se va implantando la costumbre de valorizarlos, aunque mucho menos que en otros países de la Unión Europea (UE), según Leticia Baselga, experta en Residuos de Ecologistas en Acción.
La materia orgánica se valoriza mediante compostaje o digestión anaerobia, aunque es frecuente que al no ser recogida la materia orgánica limpia en origen, el producto obtenido no cumpla los requisitos para comercializarlo. Asimismo, el biogás generado en los residuos de los vertederos, un gas nocivo para el efecto invernadero, puede también valorizarse para obtener energía y de paso que no llegue a la atmósfera.
Casi el 80% en peso del residuo urbano tipo cuenta con materiales que pueden separarse y valorizarse y/o reciclarse
Por otra parte, la incineración de residuos es un proceso que crea opiniones encontradas. La legislación los considera una forma de valorización energética, aunque los ecologistas no lo consideran acertado. Por ejemplo, el estudio de Greenpeace “La situación de las basuras en España“, publicado el año pasado, asegura que según la UE es un tratamiento de eliminación, y subraya que no genera ni la tercera parte de la energía que se ahorraría si esos residuos se destinasen a reciclaje o compostaje.
El estado de desarrollo de estos sistemas y sus resultados también es objeto de controversia. Mientras que los responsables de los SIG afirman cumplir los objetivos marcados por las directivas europeas, las organizaciones ecologistas no son tan optimistas, como destaca por ejemplo el informe de Greenpeace.
En cualquier caso, cabe recordar que la Ley 10/1998 establece como objetivo prevenir la producción de residuos, y prioriza, por este orden, la reducción, la reutilización y el reciclaje y otras formas de valorización, que serían por tanto la última de las formas deseables para gestionar los residuos.
Ejemplos punteros de valorización
El desarrollo de la tecnología está propiciando que se puedan valorizar cada vez mejor los diferentes tipos de residuos y en más cantidad, según sus defensores. En este sentido, instalaciones industriales como las cementeras pueden aprovechar residuos de dos maneras. Por un lado, como fuente de energía, sustituyendo así a los combustibles fósiles y reduciendo emisiones de CO2. Por otro lado, como materia prima para producir por ejemplo cemento, reduciendo el consumo de recursos naturales no renovables.
Gracias a estos sistemas, se contribuye además a una correcta gestión de los residuos, garantizando su total destrucción, y se ayuda a las industrias a cumplir la legislación sobre gestión de residuos, en la que se establece como prioridad la valorización frente a la eliminación. Asimismo, la implantación de las últimas tecnologías de filtrado garantiza un total control de posibles elementos nocivos para el medio ambiente y la salud, según sus promotores. Este proceso lleva aplicándose en Europa desde hace más de décadas, y por ejemplo, el Gobierno suizo la fomenta en sus fábricas de modo que en 2003 más de la mitad de los combustibles utilizados provenía de residuos recuperados.
Los neumáticos usados son otro de los residuos que acaba de entrar hace pocos años en la familia de la valorización. Se calcula que en España se producen anualmente 230.000 toneladas de residuos de neumáticos, por lo que su gestión adecuada es importante. Según un informe elaborado por el Círculo de Innovación en materiales, tecnología aeroespacial y nanotecnología (CIMTAN), del Parque Científico de la Universidad Carlos III, las tecnologías y aplicaciones que permiten valorizar el caucho y los neumáticos usados, tanto en el plano material como en el energético, son numerosas. Por ello, recomienda utilizar varias de esas tecnologías para reducir lo más posible los residuos generados por los neumáticos, que en estas últimas décadas se han ido acumulando.
Las tecnologías que permiten valorizar el caucho y los neumáticos usados, tanto en el plano material como en el energético, son numerosas
En este sentido, la gran variedad de residuos producidos en estos sectores abre un campo de investigación enorme. Por ejemplo, un grupo de investigadores del Instituto de Fermentaciones Industriales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado un método que permite obtener lactulosa a partir de la cáscara de huevo. La lactulosa es un azúcar sintético que se usa como laxante, como complemento del pienso para alimentación animal y también como tratamiento de encefalopatías humanas de origen hepático.
Por su parte, los expertos del sector maderero recuerdan las ventajas de valorizar los residuos forestales. En una conferencia organizada por el Centro Nacional de Energías Renovables (CENER), se aseguraba que el uso, en España y otros países del Sur de Europa, de biocombustibles sólidos obtenidos a partir de residuos forestales para aplicaciones de calefacción, agua caliente y aire acondicionado de uso doméstico reduciría a la mitad la factura de los consumidores por la utilización de gasóleo.
Ventajas e inconvenientes
Los Sistemas Integrados de Gestión (SIG) afirman que las cifras de recogida y reciclaje aumentan año tras año, aunque según la responsable de Residuos de Ecologistas en Acción puede deberse porque también aumentan las cantidades de residuos generadas, principalmente en la fracción envases y aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). En cualquier caso, Leticia Baselga considera positivo valorizar los residuos “si no se trata de incineración, y si se reduce y reutiliza antes de reciclar-valorizar.”
Luis Palomino, de ASEGRE, destaca como principal ventaja de la valorización la reducción de la demanda de recursos naturales, como metales, plásticos, combustibles fósiles, y la minimización del impacto ambiental generado por su extracción y transformación en materias primas.
En cuanto a los inconvenientes, el Secretario General de ASEGRE afirma que la principal pega de estos sistemas es que las operaciones de recuperación tienen un coste mayor que sus alternativas, lo que obliga a financiarlas mediante el precio de la materia resultante o los sistemas integrados de gestión. No obstante, subraya que “si tenemos en cuenta el aumento de los precios de determinadas materias, como el hierro, el cobre y especialmente el petróleo, en máximos históricos, puede que en un futuro no muy lejano esta situación se equilibre.”
Según Greenpeace, a pesar de que la fracción orgánica en las basuras supone un 48,9%, su aprovechamiento a través del compostaje es del 7,89%
Como solución a este problema, los ecologistas apuntan nuevos planes de residuos que se impongan como meta aprovechar todos los residuos como materia prima, para lo que se deberían adoptar medidas de prevención, reutilización y reciclaje.