Cada año, miles de inmigrantes cualificados llegan a los países del Norte para desarrollar su carrera profesional. Buscan mejorar su calidad de vida y lograr las oportunidades que sus lugares de origen no les conceden. En países como Liberia o Angola, más del 50% del personal sanitario huye cada año por esta razón. De hecho, la Organización Mundial de la Salud asegura que el África subsahariana carga con el 24% del peso mundial de todas las enfermedades, aunque sólo cuenta con el 3% de los facultativos sanitarios. Un informe reciente de Intermón Oxfam afirma que nuestro país no es todavía uno de los primeros destinos de la emigración intelectual, pero advierte de que puede llegar a serlo cuando, a partir de 2015, hagan falta unos 7.000 profesionales sanitarios licenciados cada año y las facultades españolas “ofrezcan aproximadamente unos 4.000”.
Causas de la emigración intelectual
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que los países en desarrollo pierden entre un 10 y un 30% de sus trabajadores capacitados a causa de la “fuga de cerebros”. Miles de científicos, ingenieros, investigadores, profesores, economistas, profesionales sanitarios e informáticos emigran cada año a los países industrializados para desarrollar allí su carrera profesional. Entre las causas que esgrimen para abandonar sus lugares de origen, destacan las bajas expectativas laborales y de progreso, así como los sueldos que obtienen en el extranjero y que pueden ser, en algunos casos, hasta 20 veces superior a los que les ofrecen en sus países.
El último informe de la Conferencia de la ONU para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) detalla cómo los desembolsos anuales que los 50 países más empobrecidos del mundo destinaron a investigación y formación técnica durante el trienio 2003-2005 fueron de casi 530 millones de euros, es decir, el 3,6% de toda la ayuda exterior que recibieron. En concreto, la ayuda para la investigación agrícola, un sector del que dependen cerca de 767 millones de personas, alcanzó los 16 millones de euros anuales, mientras que la inversión destinada a este fin se situó en el 0,47% del Producto Interior Bruto agrícola.
Las bajas expectativas laborales, los sueldos que obtienen en el extranjero y los conflictos armados son algunas de las razones de esta huida
El profesor y director del blog del Instituto de Empresa, Rafael Pampillón, añade que “otras causas que empujan a los cerebros del Tercer Mundo a fugarse a economías desarrolladas” son la pobreza, la injusticia, la intolerancia religiosa, los conflictos armados y la búsqueda de unas mejores condiciones de vida y un entorno en el que poder desarrollar las facultades que han adquirido durante la formación. “Se ven impulsados a emigrar por las escasas perspectivas profesionales en sus países de origen”, insiste Pampillón, experto en Análisis de países y Entorno económico.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) cifra en 20.000 el número de personas cualificadas que abandonan el continente africano cada año, tentados por la esperanza de un futuro mejor. La pregunta es ¿lo consiguen? “El éxito de un inmigrante en su país de destino está estrechamente relacionado con su grado de cualificación. Sin embargo, hoy en día no es sencillo conseguir un contrato de trabajo desde su país de origen y en un gran número de ocasiones el inmigrante se lanza a la aventura”, reconoce Pampillón.
El Banco Mundial considera “más probable” que los emigrantes de América Latina y de Europa oriental, con niveles similares de educación, terminen realizando trabajos no cualificados en Estados Unidos, frente a los emigrantes educados que proceden de India y Reino Unido. Una de las principales razones para defender este argumento es el idioma, ya que tanto en India como en Reino Unido se habla inglés y, “por supuesto, ésa es una gran ventaja cuando emigran a los Estados Unidos”, destaca esta entidad.
Países más afectados
El continente más perjudicado por la “fuga de cerebros” es, como en otras tantas cosas, África. Más del 50% de los médicos de Liberia, Angola o Mozambique emigra al extranjero, así como el 29% de los facultativos del África subsahariana. También Cabo Verde, Gambia y Somalia han perdido en los últimos años a más del 50% de sus profesionales con formación universitaria y en los países caribeños la situación también es extrema. Durante el año 2000, Haití vio cómo más del 80% de la población cualificada emigraba a países desarrollados y 8 de cada 10 profesionales universitarios de Jamaica vive fuera del país.
El continente más perjudicado es África: más del 50% de los médicos de Liberia, Angola o Mozambique emigra al extranjero
Por su parte, en los países asiáticos el éxodo de personas con título universitario oscila entre el 5% de India o China, al 10% de Filipinas y el 15% de Corea del Sur. Además, un 25% de los graduados iraníes están en el extranjero. En total, 25 millones de personas cualificadas y no cualificadas de Asia y Oriente Medio residen fuera del continente.
Respecto a América Latina, el 70% de los peruanos que terminan su doctorado en Estados Unidos decide quedarse allí a trabajar, un buen número de científicos y técnicos argentinos se instalan también en este país y se cuentan por miles los venezolanos altamente cualificados que, según Pampillón, huyen de su país por la situación política y fijan su residencia en Italia o España. “Son ejemplos de la fuga de cerebros que, al no regresar, desangran a sus países de origen”, describe.
Los destinos preferidos, además del país norteamericano, son la Unión Europea, Australia y Canadá. De hecho, estos dos últimos tienen la mayor proporción de inmigrantes educados, respecto al número total de extranjeros. Por lo general, la emigración intelectual afecta especialmente a los países más pobres y pequeños. De ellos parten la mayoría de inmigrantes cualificados y es en ellos donde se dan las consecuencias más dramáticas.
Principales consecuencias
La ONG Intermón Oxfam (IO) presentó recientemente el informe “Puertas al mar. Por qué todos deberíamos estar interesados en una política migratoria más justa e inteligente”. En él, se recogen datos sobre el impacto que puede tener la inmigración en los países en desarrollo y se pone de manifiesto cómo un incremento de tan sólo el 3% en el número de inmigrantes cualificados podría generar un beneficio cercano a 305.000 millones de dólares. Esta cantidad supondría el doble de toda la ayuda al desarrollo, la condonación de deuda y los beneficios derivados de un hipotético acuerdo comercial en la ronda de Desarrollo de la Organización Mundial del Comercio en un año.
El coordinador de investigaciones de IO, Gonzalo Fanjul, señala que el problema “básico” de la fuga de cerebros es justamente el que describe el estudio: “Los países en vías de desarrollo invierten un dinero que no tienen en formar personal sanitario, profesores, ingenieros o informáticos y, cuando estos profesionales ya están formados, ven cómo emigran para desarrollar su carrera profesional en los países ricos”. Este asunto es particularmente grave en algunos sectores como el sanitario. Bastan algunos datos:
- Pakistán pierde cada año la mitad de sus licenciados.
- Un total de 38 de los 47 países de África subsahariana no cubren el estándar mínimo establecido por la Organización Mundial de la Salud de 20 médicos por cada 10.000 personas.
- Al menos un 12% de los médicos indios están en el Reino Unido.
- En torno al 60% de los médicos formados en Ghana abandonaron el país durante los años 80.
- Jamaica y Granada tienen que formar a cinco médicos para retener a uno.
- En Kenya, cada médico que se va representa una pérdida para el país de 500.000 dólares y un enfermero, 200.000 dólares.
- Etiopía perdió la mitad de sus patólogos entre 1984 y 1996.
“En África subsahariana se está produciendo un verdadero éxodo de personal sanitario, tanto médicos como enfermeros y enfermeras”, relata Fanjul, quien advierte sobre el futuro de España en este sentido: “En Madrid ya hay problema para cubrir las plazas de los hospitales nuevos, que tendrán que recurrir a españoles retornados o a profesionales extranjeros de América Latina y África”. Tras abastecer durante años buena parte de los hospitales europeos, un estudio realizado por la Universidad de Canarias para el Ministerio de Sanidad afirma que nuestro país necesitará, a partir de 2016, más de 7.000 nuevos médicos cada año, a pesar de que las facultades españolas de medicina ofrecen unos 4.000 licenciados anuales. Las cuentas no salen.
En Honduras, la emigración de profesores a Estados Unidos obliga a los alumnos de Secundaria a impartir clases a los más jóvenes
Mientras, en otros sectores como el educativo, también hay grandes carencias. En Honduras una parte importante de la atención escolar recae en profesionales que prácticamente no han terminado los estudios secundarios. “De hecho, algunos son estudiantes de Secundaria que comienzan a dar clases porque ya no hay maestros que puedan atender esas necesidades. Buena parte de los maestros hondureños han emigrado a Estados Unidos”, explica Fanjul.