Cada vez hay más artistas que utilizan las calles de las ciudades como escenario, especialmente los principales paseos y avenidas. Lejos de ser una actividad sin reglas ni horarios, para poder trabajar como payaso, mimo, titiritero, músico o estatua humana en la vía pública hay que seguir una serie de normativas municipales, dedicar más de 10 horas diarias semanales a estas actividades y ofrecer espectáculos de calidad. Las personas que se dedican al arte “de pasar la gorra”, como ellos lo llaman, son de orígenes y características tan diversas como las expresiones artísticas que practican en la calle. Desde artistas profesionales que buscan en las calles un medio de expresarse y darse a conocer para levantar su carrera artística, hasta actores y músicos que comparten otro tipo de empleo o actuaciones en teatros y salas con algunas horas de trabajo artístico en la calle, pasando por o estudiantes de arte que buscan experimentar en las calles lo que aprenden. Pero también hay artistas callejeros “no profesionales”, como jubilados que se niegan a quedarse en sus casas sin hacer nada productivo o inmigrantes sin papeles que tratan de ganarse unos euros a través de pobres actuaciones artísticas en la vía pública.
Un grupo heterogéneo
Los domingos suelen ser los días más productivos para los artistas, especialmente si se colocan en parques y plazas muy visitados. Pero, en líneas generales, subsistir como artista callejero es difícil, ya que la cantidad de dinero recabada diariamente varía mucho, dependiendo de la actividad artística de que se trate, del lugar y de las horas que se trabaje. En el caso de las estatuas humanas, si se tiene un disfraz muy original y se trabajan 10 horas en un lugar turístico muy concurrido, se puede ganar una media de 60 euros al día, teniendo en cuenta que en ocasiones los factores climáticos y las normativas de cada Ayuntamiento pueden influir en la cantidad de dinero que se obtenga al final de la jornada.
Los músicos lo tienen aún más difícil, ya que su actividad está más regulada, por lo que en 8 horas de trabajo pueden ganar menos que mimos, titiriteros, magos y estatuas vivientes. Para compensar, intentan sacarse un dinero extra grabando su propio CD, que suelen vender mientras actúan, aunque se trata de una práctica prohibida por los ayuntamientos.
Pagar impuestos
La mayor parte de los artistas que actúa en la calle no paga impuestos ni está registrada como autónomo, pues es difícil calcular cuánto se gana cada día, según explica Paula Noviel, portavoz de la Asociación Española y Comunitaria de Estatuas Vivientes y Teatro, quien asegura que la mayor parte de los miembros de esta agrupación actúan en la calle sin ánimo de lucro, con el simple objeto de ofrecer arte a la gente. Estos artistas/trabajadores pretenden que se haga un régimen específico para sus necesidades, que insinúan podría ser un “régimen mixto”, por el que se les permita hacer de estatua, por ejemplo, y en el resto de tiempo en que no puedan dedicarse a ello, tener un régimen por cuenta ajena, como señala Noviel.
Otros artistas que trabajan en la calle, en cambio, como los pintores y caricaturistas de la Plaza Mayor de Madrid, están dados de alta en el sistema de Seguridad Social como autónomos. La razón estriba en que tienen un lugar fijo donde realizar su oficio, y trabajan en horarios más o menos estables, lo que no suele suceder con otro tipo de artistas, como músicos, estatuas vivientes, mimos o malabaristas.
Los artistas que tienen un lugar fijo donde realizar su oficio, y trabajan en horarios estables, están dados de alta como autónomos
Hay artistas que actúan en la calle, pero también lo hacen en diversos actos o festivales. En este caso, por lo general son contratados por obra o servicio cuando salen de la vía pública, y casi todos cotizan como autónomos. Algunos ejemplos son las compañías de teatro callejero, como La Llave Inglesa, los Malabreikers y otros grupos, que empezaron a darse a conocer en la calle y que ahora actúan también en salas. Se da el caso, además, de algunas compañías que incluso actúan de forma fija en ciertos lugares públicos, como Marimba Marionetas y otros grupos de titiriteros, que se presentan cada fin de semana en el teatro de Marionetas del madrileño Parque del Retiro.
La normativa
Los artistas callejeros, en general, no necesitan de un permiso especial para ejercer su oficio, pero sí deben cumplir con aquellas ordenanzas de los Ayuntamientos relacionadas con la convivencia ciudadana, en las que por regla general lo que se exige es el respeto a los demás. Quienes sí deben tener un permiso especial son los pintores y caricaturistas que trabajan en la calle. Cada Ayuntamiento tiene su propia normativa con respecto a los artistas callejeros, por lo que de una ciudad a otra pueden existir diferencias. Además, las normas también son más restrictivas dependiendo de la actividad artística y el lugar público donde se quiera realizar. Quienes se llevan la peor parte son los músicos, a quienes más se exige a la hora de actuar en el metro o algunas vías públicas y plazas importantes de España.
En algunas ciudades como Santiago de Compostela las actividades artísticas en la vía pública están sujetas a la previa autorización municipal, que se otorgará o denegará en función de las molestias que puedan ocasionar a los ciudadanos. También hay algunas ciudades que exigen que los artistas callejeros cuenten con un carné que los identifique como tales para que su actividad sea valorada y reconocida por las autoridades. Por ello entidades como la Asociación de Músicos de Barcelona o la Asociación Española y Comunitaria de Estatuas Vivientes y Teatro otorgan a miembros e interesados un carné aprobado por el Ministerio del Interior, aunque no tiene todavía validez de permiso. El permiso es muy útil para que la Policía distinga a los artistas de mendigos y vendedores ambulantes, según se afirma desde la agrupación de estatuas vivientes en su página de Internet.
En ciudades como Barcelona está regulado hasta el número de metros de acerado que puede ocupar un artista callejero
En Barcelona también existen normas, como las que afectan a los músicos, que pueden tocar en 26 puntos céntricos del distrito de Ciutat Vella -el más turístico de la ciudad-. Pero deben respetar franjas horarias concretas y los amplificadores o instrumentos no pueden superar los 70 decibelios, medidas que también se aplican en otras urbes. Las actuaciones musicales en la vía pública sólo se pueden hacer en espacios públicos superiores a 7 metros, entre las 10:00 y las 22:00 horas y con una duración no superior a los 30 minutos, y en ningún caso delante de centros docentes, hospitales,o residencias, según establece la Ordenanza de Convivencia de Barcelona. Además, la actitud de los artistas ha de ser respetuosa con los espectadores, y no se les puede obligar a dar una cantidad específica de dinero. En caso de incumplimiento de la normativa, se corre el riesgo de que intervenga la autoridad y ser multados o que se requisen los instrumentos.
En esta ciudad la vía pública más regulada es la Rambla. Desde enero de 2007, los artistas callejeros han tenido que adecuarse a una nueva normativa que fija los lugares donde pueden situarse tanto las estatuas humanas como los músicos y los pintores. En el caso de las primeras, éstas sólo pueden ubicarse al principio del paseo, en cuatro tramos delimitados; además, no pueden usar máscaras y deben ocupar un máximo de 1,5 x 1 metro de superficie. En cuanto a los músicos, malabaristas y grupos sólo pueden actuar al final de la Rambla de Santa Mónica, por ser más espaciosa. El caso de los pintores es aún más complicado, ya que deben hacer una especie de “oposición” anual para conseguir una autorización previa que les permita trabajar en esta zona.
La única ciudad exenta de normativa, donde los artistas gozan de total libertad, es Zaragoza, lugar al que muchas asociaciones toman como referencia de cómo debe actuarse respecto a su actividad.
Normas para tocar en el metro
Actuar como músico en el metro también está regulado. Un artista que quiera tocar de manera legal en el metro de Barcelona, por ejemplo, debe sacarse un carné que lo identifique como tal, y formar parte de la Asociación de Músicos de Barcelona. Además, tiene que inscribirse a unas franjas horarias semanales para poder tocar en cualquiera de los 24 puntos musicales habilitados. Cada artista puede apuntarse semanalmente a 14 franjas horarias, cada una de dos horas, y no debe actuar en un mismo punto musical más de dos veces por semana. No se puede actuar en los vagones, ni utilizar percusiones, ni amplificadores de más de 20 vatios. Se ha de tener un repertorio variado, no obligar a los usuarios a que den aportaciones y, si se trata de grupos, no sobrepasar las tres personas.
En Valencia se hacen castings para seleccionar qué músicos pueden actuar en el metro
Son tantos los músicos, mimos o grupos de teatro que desean actuar en los metros y estaciones de tren, que en algunas comunidades autónomas han optado por restringir el número de artistas que actúan a través de castings y posterior selección, como ha sucedido en el Metro de Valencia y los Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana. Una vez seleccionados los participantes, se establece un programa que figura en cada estación, aunque se van turnando para que los elegidos puedan tocar en todas.
En el metro de Madrid el trabajo de los artistas de la calle es más libre porque pueden tocar en cualquier estación, siempre y cuando no molesten a la gente y sólo actúen en los vestíbulos. Tocar en los vagones está prohibido y puede ser motivo de sanciones, pero aún así son numerosos los inmigrantes que actúan entre estación y estación, aun a sabiendas de que pueden ser multados y quedarse sin sus instrumentos.