Desde un grupo de amigos con ganas de diversión, hasta empresas para potenciar las relaciones personales y el sentido de equipo de sus trabajadores, son muchos los que se plantean la práctica de alguna actividad deportiva que ocupe su ocio y tiempo libre, y a la vez reduzca los niveles de estrés a los que todo trabajador está sometido diariamente. Una partida de paintball se ofrece como la solución idónea, pero para poder disfrutarla plenamente, es imprescindible que tanto el campo, como los monitores cuenten con las correspondientes licencias, y que el material y la equipación de los jugadores sean adecuados y seguros.
Un deporte con reglas y normas
En una zona boscosa, dos equipos perfectamente equipados con máscaras, ropa deportiva y marcadoras o pistolas de aire comprimido, luchan por colocar su bandera en territorio enemigo disparando bolas de pintura a los contrincantes. Los jugadores alcanzados por la pintura, son eliminados de la partida. Este simple juego cautiva desde el primer momento. La Sporting Goods Manufactures´s Association estima que aproximadamente 10 millones de estadounidenses juegan anualmente al ‘paintball’, y en España la cifra va en aumento.
Nacido en Estados Unidos en la década de los 80 de forma casual, hoy el ‘paintball’ ha llegado a definirse como deporte de combate, un juego que posee sus propias reglas y normas, y está incluido dentro de federaciones nacionales y regionales. Su auge en nuestro país, pese a ser más tardío (en torno a 2001-2003) no se ha quedado rezagado y hoy existen multitud de competiciones y ligas donde encontrar jugadores con alto grado de profesionalidad. Entre ellas la Liga Española de ‘paintball’. En un primer momento, la opinión pública fue en España bastante recelosa ante una práctica que se consideraba pro-bélica. Pero a partir del año 2001 comienza a considerarse como un deporte (aparecen las primeras ligas y federaciones) y por tanto, un juego con un conjunto de reglas y normas que respetar tanto por el bien de la práctica deportiva como por la propia seguridad.
Un juego seguro
Las estadísticas de las aseguradoras no mienten. El ‘paintball’ tiene una tasa de heridos de sólo un 0,2% por cada 1.000 partidas. Son datos del Consejo Nacional de Seguridad norteamericano y de Control System Inc., empresa aseguradora especializada en esta práctica ludodeportiva. Es, por tanto, un deporte más seguro incluso que el golf y los bolos en términos de heridos por jugador.
Los campos de juego de ‘paintball’ deben poseer la licencia para práctica de actividades deportivas y contar con profesionales especializados
Para poder alcanzar tales cotas de seguridad, hay que cuidar al detalle numerosos aspectos. En primer lugar, siempre hay que practicar este juego en campos habilitados legalmente para la práctica del ‘paintball’. Así, los campos dedicados a esta actividad deben poseer la correspondiente licencia para la práctica de actividades deportivas, al igual que contar con profesionales especializados, monitores certificados a los que en todo momento los jugadores deben obedecer.
El material adecuado
Contar con un equipo adecuado es también de esencial importancia para mantener la seguridad de los jugadores dentro del campo. Generalmente el equipo es alquilado y corre a cargo del campo su mantenimiento y puesta a punto, muy especialmente el de las marcadoras o pistolas de aire comprimido. Éstas no deben disparar bolas de pintura por encima de una velocidad, generalmente los 300 f por segundo. Además, deben estar provistas de dispositivos de bloqueo del cañón que impidan que puedan dispararse cuando el jugador no está participando activamente en la partida. El manejo de una pistola de aire comprimido no precisa de ningún tipo de autorización especial según se recoge en el Reglamento de Armas de nuestro ordenamiento jurídico. Pero hay que ser mayor de 14 años para poder manejar un arma de categoría A4, que es como se clasifica la marcadora utilizada en esta práctica deportiva. Y si se tienen entre 14 y 18 años, se necesita una autorización paterna para utilizar dichas marcadoras.
Las marcadoras deben estar provistas de dispositivos de bloqueo del cañón que impidan que puedan dispararse cuando el jugador no está participando activamente en la partida
La seguridad de este juego pasa, de manera indefectible, por la calidad de las bolas de pintura. Se trata de una cáscara de gelatina que contiene una pintura a base de colorantes de fácil limpieza sobre cualquier tejido. Las bolas deben ser totalmente inofensivas tanto para los jugadores como para el medio ambiente, y generalmente son biodegradables.
No menos importante es la máscara que deberá cubrir tanto los ojos, como la nariz y la boca de cada jugador. Este tipo de cascos están especialmente diseñados para la práctica de este deporte, y son capaces de soportar el impacto directo de una bola de pintura incluso a corta distancia. La mejor indumentaria con la que vestirse será ropa deportiva y cómoda que facilite toda clase de movimientos y cubra por completo al participante en el juego, especialmente el pecho y la espalda. Para ello, el campo deberá estar provisto de chalecos protectores, una especie de armadura ligera que proteja de “las marcas” hechas a menor distancia. Muchos campos proporcionan monos de alquiler, así como guantes y protectores de cuello para aumentar la seguridad durante el juego. Como novedad, existen ya en el mercado, zapatillas especialmente diseñadas para la práctica del ‘paintball’.
Seguro de accidentes
Antes de contratar una partida en un campo de ‘paintball’ es importante comprobar que todas las actividades que se ofrecen están cubiertas con el correspondiente seguro de responsabilidad civil, así como con el seguro personal de cada guía o monitor. Generalmente, la cuota de abonado por un día recoge el derecho a disfrutar de las instalaciones y el material, así como de este seguro de accidentes.
Los controles diarios de las instalaciones son de vital importancia para evitar cualquier tipo de accidente, según señala Nicolás Quere, director de campo de Iberika ‘paintball’. Existen tres fases de puesta a punto del terreno de juego: en un primer momento la seguridad pasa por la preparación de los monitores (dos meses de clases teóricas y prácticas), seguida de la seguridad del material de juego, esto es, productos homologados a los que se somete a una revisión diaria, y, por último, la seguridad interior y exterior de las instalaciones.
La normativa oficial obliga a revisar diariamente la velocidad que alcanzan las pistolas, y a mantener en buen estado las lentes de éstas así como los anclajes de los obstáculos del campo de juego
La normativa oficial sobre seguridad está recogida por las federaciones europea e internacional de ‘paintball’. Aquí se incluye la obligatoriedad de revisar diariamente la velocidad que alcanzan las marcadoras, para lo cual el campo debe contar con un radar de control de ésta. También señala la importancia de mantener en buen estado las lentes de las pistolas, así como los anclajes de los obstáculos del campo de juego que pudieran lesionar a un participante.
Desde Iberika ‘paintball’ alertan también de la importancia de que los jugadores estén bien informados, para lo que han editado un vídeo donde se ofrece con todo detalle las normas de juego. De esta manera, según su director de campo, se sabe que todos los clientes han recibido la misma preparación y, además, se resuelve un posible problema de olvido de algún factor importante para el desarrollo del juego. En cuanto a la seguridad de esta práctica deportiva, Nicolás Quere no duda en aseverar que no hay problemas, ya que en sus 18 años de experiencia en el sector, nunca ha visto “una lesión durante una partida de ‘paintball’”.