Un mercado con posibilidades
Desde el sillón de casa, sin apenas mover un dedo, es posible invertir en todos los rincones del planeta. O casi. Una de las últimas posibilidades es hacerlo en la Bolsa china, aunque es una operación que no está exenta de dificultades, como el hecho de que aún son pocas las entidades que operan allí y con las que se puede contactar en España, y que no es sencillo hacerse una opinión acerca de cómo evolucionará en el futuro la economía china, e interpretar la información que llega desde “el coloso amarillo”.
Con unas tasas de crecimiento de dos dígitos en los últimos cinco años, y la modernización de su sociedad -cada vez es más urbana y abandona el campo a un ritmo de 20 millones de personas al año-, China resulta un destino inversor muy interesante. La economía del gigante asiático (al que no le quedaba más posibilidad que la liberalización de su economía y, por ende, de su Bolsa) ha estado durante tanto tiempo basada en presupuestos ultraproteccionistas que las nuevas reglas del mercado no dejan de ser una gran noticia.
Actualmente, hay una voluntad inequívoca para establecer nuevas normas que hagan más seguro invertir en China, como el hecho de que la Bolsa de Shanghai estableciera nuevas reglas para obligar a las empresas con más altibajos en su cotización a informar de los riesgos que puede suponer para un accionista invertir en esos valores. Esta legislación afecta a las empresas denominadas de “tratamiento especial” (aquéllas que después de dos años de cotizar en el mercado no han alcanzado beneficios), y también a las compañías que hayan tenido problemas con sus informes de contabilidad.
Dificultades para invertir
Un inversor español puede encontrarse con problemas para operar en China. No se trata sólo de las dificultades habituales de elegir una inversión adecuada, o de no disponer de toda la información necesaria para saber dónde “colocar” el dinero. El problema es que, además, no es sencillo encontrar “brokers” que operen en ese mercado. Las leyes chinas limitaban hasta no hace mucho tiempo la participación de los bancos extranjeros a operaciones de divisas; además, los ciudadanos del país de la Gran Muralla no podían invertir directamente en el extranjero.
Sin embargo, la entrada de China en la Organización Mundial de Comercio ha obligado a este país a permitir que los bancos internacionales puedan operar en su territorio, y entre los bancos extranjeros que han entrado en China se encuentran Citigroup, HSBC Holdings, Standard Chartered, Bank of East Asia y ABN AMRO. Sigue pendiente, sin embargo, la posibilidad de invertir directamente en acciones listadas en la Bolsa de Hong Kong, ya que muchas de ellas no cotizan en bolsas de China. ABN Amro ha abierto una oficina en Shanghai a finales de 2007 y, según sus directivos, la legislación china aún es “restrictiva” y el mercado local está poco desarrollado. El recién estrenado negocio de la banca privada se enfrenta en este país a una cultura de inversión agresiva, poco meditada y centrada en el sector inmobiliario. El mercado de gestión de patrimonio se encuentra aún en estado embrionario y los potenciales clientes no conocen las posibilidades de la banca privada.
Puede no ser fácil para un pequeño inversor encontrar la forma de operar en China, pues muchos “brokers” españoles no operan en ese mercado
Lo cierto es que puede no ser fácil para un pequeño inversor encontrar la forma de operar en China, pues muchos “brokers” españoles no operan en ese mercado. Así, la mejor opción son los ETF (Exchange Traded Funds), un tipo de fondos de inversión mobiliaria que cotizan en Bolsa. Una de las entidades que cuenta con esta forma de inversión es Lyxor, filial de Société Générale. Lyxor dispone de nuevos productos para invertir en el país oriental, entre ellos el Lyxor ETF China Enterprise (HSCEI).
Por su parte, BBVA ha lanzado en colaboración con Citic Group el fondo de inversión “BBVA Bolsa China FI”, primer fondo de inversión español de gestión que invierte directamente en compañías chinas. Los gestores del banco español confían en beneficiarse del potencial que presenta la economía del país asiático. BBVA Bolsa China FI requiere una inversión mínima inicial de 600 euros, lo que permite la entrada de particulares, y participará en unas veinte empresas chinas.
Otro banco que opera en mercados emergentes es Bankinter, con el fondo “Bankinter Bric Plus Garantizado FI”, que opera en Brasil, Rusia, India y China, en el que se pide una inversión desde 600 euros y garantiza el 100% del capital inicial más el 100% de la revalorización media mensual de una cesta en la que se encuentra el índice Hang Seng China Enterprises Index.
Buena salud económica
El pasado 7 de febrero comenzó en China el año de la Rata, que se asocia con prosperidad material y salud. Aparte de convicciones astrológicas, no cabe duda de que la población china pasa por una buena situación económica: los salarios están subiendo, y sube también la demanda de artículos de lujo. Parte del aumento de precios en España, y en toda Europa, se debe a la demanda de productos básicos en las economías orientales. El consumo de carne anual del ciudadano chino, por ejemplo, era de una media de 25 kilogramos en 1985, y ha pasado a una previsión de 50 kilogramos para 2008. Las recientes crisis de transporte en China, en la que miles de personas se han visto atrapadas sin poder viajar, se han debido al mal tiempo, pero no hay que olvidar que aumentan las necesidades en infraestructuras en un país que crece de forma imparable.
El explosivo crecimiento de China presenta muchas oportunidades para el inversor en áreas relacionadas con el consumo
Para Graham French, gestor del fondo M&G Global Basics, el explosivo crecimiento de China presenta muchas oportunidades para el inversor en áreas relacionadas con el consumo, y recuerda que el 44% de la población vive en ciudades, se crearon 12 millones de nuevos empleos en 2007, y el aumento del poder adquisitivo crea una generación de consumidores con nuevas necesidades y con más dinero para adquirir nuevos productos.
Sin caídas graves
El índice de la Bolsa chino CSI experimentó un fuerte crecimiento el año pasado, multiplicándose por dos su valoración en 2007. A pesar de las advertencias del ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, quien aseguró que las acciones podrían experimentar una “fuerte corrección”, los inversores siguen confiando en los mercados chinos. Lo cierto es que a finales de enero se registraron varias caídas consecutivas ante la incertidumbre de lo que pueda pasar en la economía mundial, pero por ahora no ha dado ninguna caída grave, aunque el índice CSI probablemente tarde en llegar a los niveles de hace pocos meses, cuando superaba los 4.000 puntos.
Los analistas no se atreven a predecir si un desplome de la Bolsa afectaría a la economía nacional y a la de otros países, y en este momento la economía china parece fundamental para que se mantenga el “benigno” escenario económico mundial. China es una fuente de demanda para los países emergentes, y también favorece el elevado dinamismo del comercio mundial, del que se aprovechan ahora alguno de los países desarrollados como es el caso de muchos estados europeos y Japón. En este contexto, algunos inversores y analistas apuestan por los países asiáticos del entorno chino, que se benefician del crecimiento de China, pero plantean menor riesgo. Algunos expertos denuncian que podría producirse una sobrevaloración de las acciones chinas. Así, según cálculos de Bloomberg, el índice CSI 300 está sobrevalorado en más de un 50% respecto a las acciones chinas que cotizan en Singapur.