El paso del tiempo pasa factura a todos y todo y, obviamente, en un hogar, uno de los elementos que más sufren son los suelos, especialmente los de madera. Lo más habitual es que éstos comiencen a agrietarse, hacer ruidos y producir crujidos, ya no sólo cuando son pisados sino también sin la necesidad de que alguien camine sobre ellos.
Para buscar una solución lo primero que hay que hacer es determinar el origen de estos ruidos. Habitualmente la causa de los crujidos se debe al resecado de la madera que a su vez está motivado por la falta de humedad. Las calefacciones juegan una mala pasada si su acción no se contrarresta periódicamente con un poco de humedad.
Los crujidos son bastante incómodos pero una vez que se sabe el origen de los mismos la solución es bien sencilla, siempre y cuando el suelo no esté muy deteriorado. Resolver el problema pasa por mantener cierta humedad en el ambiente y en la superficie, lo mejor es pasar con cierta frecuencia la fregona (siempre bien escurrida) para limpiar el suelo y aportar la humedad que éste necesita.
Si esto aún no fuera suficiente, colocar varios recipientes de agua para que ésta se condense y genere la humedad que precisa la madera.