A menudo son consideradas por los automovilistas como un elemento discordante en la calzada, que molesta y al que es mejor esquivar. No son ni las retenciones kilométricas, ni los atascos. Tampoco unas obras en mitad de la carretera. Son las bicicletas y quienes las usan: los ciclistas. Deporte y modo de transporte a la vez, andar en bici es para muchos una pasión que, en demasiadas ocasiones, encuentra infinidad de obstáculos: falta de carriles específicos, extensión insuficiente de los actuales, mal estado del trazado con elementos de riesgo como cristales y piedras… Pero, sin duda, la mayor barrera con la que topan es la falta de respeto. No ceder el paso cuando la bici tiene preferencia y no respetar la distancia mínima de adelantamiento son las incidencias más comunes a las que se enfrentan los ciclistas.
Los más vulnerables del asfalto
El coche y la bicicleta están condenados a entenderse, de la misma forma que los turismos, los autobuses y los camiones conviven en las carreteras. ¿Pero saben los conductores y los ciclistas cómo actuar cuando ambos comparten la calzada? Los ciclistas son, junto a peatones y motociclistas, los más vulnerables de las vías. Al menos, así los cataloga la Organización Mundial de la Salud en su último informe. Las cifras de siniestralidad de la bicicleta en las carreteras españolas también dan muestra de ello. Pese al descenso generalizado de víctimas mortales en accidentes de tráfico, los ciclistas han aumentado sus estadísticas en los últimos años: en el periodo 2003-2007, fallecieron un 14% más en las carreteras españolas, frente a un descenso del 29% en el cómputo general de muertes. En total, desde entonces, más de 400 ciclistas han perecido y más de 2.300 han resultado heridos graves.
Un estudio reciente del RACE sobre la situación de los usuarios de bicicletas en España, destaca que durante el año 2007 fallecieron en nuestras carreteras 89 ciclistas, una cifra equivalente a una muerte cada cuatro días. Si se atiende al número total de víctimas, cada tres horas y media un ciclista resultó herido.
En 2007 fallecieron en las carreteras españolas 89 ciclistas, lo que supuso una víctima cada cuatro días
El estudio también revela el tipo de vía en el que tuvieron lugar los fallecimientos: el 75% se produjo en carretera y el resto, en zona urbana. La razón de esta polarización de las cifras es que la bicicleta en España no se emplea demasiado como un medio de transporte con el que moverse por la ciudad, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos como Holanda, Bélgica o Suiza. En nuestro país, es más una práctica deportiva o de recreo que se desarrolla sobre el asfalto.
Casco y reflectantes, imprescindibles
La convivencia entre bicicleta y automóvil es, a menudo, tensa. Los bocinazos o el cruce de palabras son estampas frecuentes. Pero la bicicleta es un vehículo más sobre la carretera y merece todo el respeto del resto de usuarios de las vías. Así lo estipulan las normas de circulación, que rigen el comportamiento sobre el asfalto.
La normativa que regula a los ciclistas se recoge en el Reglamento General de Circulación (R.D. 1428/2003). Según este texto, las bicicletas pueden usarse en cualquier tipo de vía, a excepción de las autopistas. La edad mínima para salir en ruta con ella son los 14 años y, en todo momento, la bicicleta debe circular por el arcén salvo que la señalización indique lo contrario y dé a los ciclistas un itinerario alternativo.
Los ciclistas deben llevar un atuendo que permita distinguirlos a una distancia de, al menos, 150 metros
En cuanto a la seguridad e indumentaria, tanto conductores como ocupantes están obligados a utilizar siempre casco. Sólo se exime de llevarlo en caso de que el trazado incluya rampas prolongadas, cuando el calor sea extremo o si el ciclista tiene una recomendación médica que desaconseje su uso por enfermedad o heridas. Además, hay que usar reflectantes en vías interurbanas siempre que sea de noche o se atraviesen túneles, tal como obliga la ley, e intentar vestir maillots o ropas de colores llamativos. El atuendo debe permitir ser distinguido por otros conductores y usuarios a una distancia de, al menos, 150 metros.
Adelantamientos: la manzana de la discordia
En demasiadas ocasiones, la falta de conocimiento sobre las normas generales de circulación o su olvido, unido a las pocas ganas de variar los hábitos de conducción, son los culpables de poner en peligro la integridad física de quienes viajan en bicicleta. Como punto de partida, los conductores de vehículos deben saber que, según la legislación vigente, está permitido adelantar sólo cuando la maniobra se pueda realizar en condiciones de seguridad y con una distancia mínima lateral de, al menos, metro y medio entre el vehículo y la bicicleta. De la misma manera, queda prohibido adelantar si la acción pone en peligro o entorpece a los ciclistas que circulen en sentido contrario al del vehículo. A pesar de mantener la distancia legal, si se adelanta a gran velocidad a un ciclista, las turbulencias generadas por el aire pueden desequilibrar la bicicleta y tirarle a la vía. Conviene reducir la velocidad antes de iniciar la maniobra de adelantamiento.
Se debe adelantar con una distancia mínima lateral de, al menos, metro y medio entre vehículo y bicicleta
Los conductores tampoco deben olvidar que, si se circula por una vía con ciclistas en cualquiera de los sentidos y se desea girar hacia la derecha o hacia la izquierda, las bicicletas tienen prioridad. Lo mismo sucede cuando el primer ciclista de un grupo entra en un cruce o en una rotonda. En este caso, el conductor debe ceder el paso al grupo completo.