En la década de los 60 era imprescindible; hoy, es casi excepcional. El oficio de portero es desplazado por las nuevas tecnologías (cámaras de vigilancia y dispositivos automáticos), las contratas de limpieza y mantenimiento y la aparición de figuras como los conserjes o bedeles. En teoría, brindan una asistencia similar, aunque con matices. La dedicación de los porteros es casi exclusiva, mientras que los servicios actuales se rigen por turnos, en general, más reducidos. Éste es el principal inconveniente y, a su vez, la explicación del declive de esta figura. Buena parte de los vecinos no están dispuestos a afrontar el gasto que conlleva un portero: sueldo, alta en la Seguridad Social y una vivienda en el bloque. Por ello, con el paso de los años, han tendido a desaparecer de las comunidades pequeñas y medianas, mientras que todavía hoy son un sello de distinción propio de los inmuebles con propietarios de alto poder adquisitivo, además de un valor añadido y un reclamo para vender o alquilar un piso.
Funciones
El portero vigila la entrada y salida de todas las personas. Realiza el mantenimiento de las zonas comunes de una comunidad, como patios, terrazas o descansillos. Pero según el Convenio Colectivo de Empleados de Fincas Urbanas de Madrid, aprobado en 2001 y todavía vigente, estos profesionales son también los encargados de la limpieza, el cuidado y la conservación de las dependencias que tengan acceso por un elemento común del inmueble, así como de todos los aparatos eléctricos; abren y cierran el portal, encienden y apagan las luces y la calefacción; se encargan de repartir la correspondencia, recogen los cubos de basura colectivos y pueden, en ocasiones, gestionar el cobro de los alquileres y de las cuotas de la comunidad, si la junta vecinal así lo acuerda. Además, el portero cuida de los pisos y los locales vacíos del inmueble e, incluso, acompaña a las personas que desean verlos, siempre que la propiedad no decida lo contrario.
Sin embargo, la creación de un número considerable de empresas que ofrecen estos y otros servicios a las comunidades -limpiadores, conserjes o vigilantes- y la falta de herederos de esta profesión tradicional, han relegado el oficio de portero a un plano casi anecdótico.
El portero es un valor añadido y un reclamo para vender o alquilar un piso
Las diferencias con el conserje son significativas. Éste es una persona ajena a la finca, que no permanece en ella una vez finalizada su jornada laboral. El portero, al contrario, vive en una casa-habitación del inmueble, propiedad de la comunidad, por lo que su relación con los vecinos suele ser más estrecha. Su profesión es un estilo de vida, mientras que para el conserje es un puesto de trabajo.
La cobertura de servicios y horarios también puede variar mucho. Pese a que en ambos casos la jornada laboral no debe superar las 40 horas semanales, con dos días de descanso, es habitual que el portero atienda las urgencias, como el arreglo de un cañería rota o un corte de luz. En el caso de los conserjes, permanecen en su puesto de trabajo durante el horario estipulado, por lo que no tienen obligación de acudir en situaciones de emergencia.
Salario en especie
El portero recibe el 85% de su sueldo en metálico y el 15% en especie. Además del salario y el alta en la Seguridad Social, se le facilita una casa-habitación en el inmueble pese a que la comunidad no puede, por lo tanto, recibir ingresos por la venta o alquiler de la misma.
El desembolso es menor si se subcontrata a una empresa especializada en servicios auxiliares. Éstas ejercen de vínculo entre la comunidad y los conserjes, seleccionan al empleado y, en caso de baja, contratan a un sustituto. En cifras, de acuerdo a la última renovación del Convenio Colectivo de Empleados de Fincas Urbanas de Madrid, el salario base inicial mensual de los empleados se fija en 543,46 euros. Ésta es la cantidad mínima que deben recibir.
El portero recibe el 85% de su sueldo en metálico y el 15% en especie, por el disfrute de una casa que es propiedad de la comunidad
Si los propietarios desean contar con un servicio de vigilancia y mantenimiento sin gastar mucho dinero, una alternativa para abaratar costes es el alquiler o venta de la portería (para lo cual 3/5 partes de los vecinos deberán estar de acuerdo). Los ingresos que se obtengan con la operación se podrán destinar a la contratación de un conserje, que trabajará en turnos de mañana o tarde.
Los sustitutos electrónicos
La mayoría de los inmuebles disponen de porteros automáticos, ya sean modelos sencillos o videoporteros de última generación con infinidad de prestaciones y servicios. Entre las nuevas propuestas, el dispositivo más modesto está compuesto por una pieza exterior en la que, además de ubicarse los timbres, se instala una cámara. En cada vivienda se coloca un telefonillo y una pantalla receptora de imagen. Los sistemas más sofisticados permiten la conexión al televisor o al ordenador del inmueble, así como la apertura del portal con un mando a distancia.
Los sistemas básicos tienen un precio cercano a los 300 euros, si se instalan en viviendas unifamiliares. Los modelos más punteros pueden sobrepasar los 2.000 euros. No obstante, conviene escoger el equipo que se adapte mejor a las necesidades de cada familia. Cuando se adquiera un modelo con cámara, hay que comprobar la calidad, nitidez y brillo de la imagen que ofrece.