Especialista en temas relacionados con la conservación de la naturaleza, Teo Oberhuber lleva cuatro años al frente de Ecologistas en Acción, una organización que agrupa aproximadamente a cerca de 300 asociaciones ecologistas. Este donostiarra de 48 años se encarga de coordinar las labores que se realizan desde las diferentes federaciones inscritas, al mismo tiempo que vela porque se respete un medio ambiente al que no le faltan enemigos. “Uno de los principales problemas medioambientales que sufre España en estos momentos en el crecimiento del consumo energético”, advierte.
Es una confederación que nace en diciembre de 1998 como la continuidad de otras organizaciones que ya existían anteriormente, coordinadas sobre todo a través de la CODA (Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental). Dado el incremento de los problemas ambientales, en un momento dado se considera que es necesario dar un paso más allá en el nivel de coordinación entre los grupos ecologistas ya existentes y crear una única organización con estructura confederal que sería mucho más eficaz a la hora de luchar contra las agresiones ambientales y también con un mayor grado de cohesión interna dentro del movimiento ecologista.
Ser un grupo ecologista democrático y asumir los documentos programáticos de Ecologistas en Acción, como son el de Principios Ideológicos y el Programa Ambiental. Estos dos documentos son los que establecen qué somos, cómo pensamos y qué líneas de actuación llevamos.
Podíamos hablar por un lado de los grandes problemas globales que comparte España con otros países como el cambio climático, no sólo desde el punto de vista de emisión de gases, de efecto invernadero, sino también por todo el problema energético. Nuestro país tiene un crecimiento en el consumo energético muy importante que es insostenible
Nuestro país tiene un crecimiento en el consumo energético muy importante que es insostenible, cada seis años aproximadamente el consumo energético está creciendo más de un 30%, por lo que, además de generar unos problemas de contaminación, nos está llevando a esa situación de insostenibilidad. De ahí que una de las actuaciones sea la de potenciar el ahorro y la eficiencia en la generación de energía, potenciar fuentes de energía renovables y limpias en detrimento de la actual dependencia de la energía fósil, así como cambiar hábitos de consumo en sectores de tan importantes como el de Transporte, que actualmente es el responsable de cerca del 40% de las emisiones de CO2. Habría que fomentar medios de transporte que no sean tan impactantes, como es el tren convencional, ni siquiera el de alta velocidad, porque es público y eficaz tanto para mercancías como para viajeros.
La educación es esencial. Está claro que todos dependemos de la educación que recibimos, tanto la reglada y formal como una mucho más abierta, permeable en todas las facetas de la sociedad. El problema que tenemos actualmente es que la educación que se da en las escuelas no sólo no tiene en cuenta realmente los problemas ambientales, aunque se haya avanzado algo en los últimos años, sino que incluso los pocos mensajes ambientales que podemos encontrar en los libros de texto muchas veces son negativos y contraproducentes; trasladan unas preocupaciones ambientales muy deformadas hasta el punto de que a veces son negativas. Nosotros estamos haciendo un estudio de estos libros de texto y encontramos muchas referencias ambientales que están muy mal planteadas. Además de trasladar mediante la educación las preocupaciones, las necesidades de cambio y de avanzar hacia una auténtica sostenibilidad, hace falta trasladar todo eso a nuestras costumbres cotidianas, tener en cuenta esos principios ambientales cuando vamos a hacer la compra diaria, cuando elegimos los medios de transporte y cuando decidimos dónde y cuándo vamos de vacaciones. Ese es el paso definitivo y fundamental.
En España existe una creciente conciencia ecológica muy teórica, más de discurso que de hechos. Cada vez más gente se preocupa por el medio ambiente, incluso se considera ecologista, hasta el punto de que las organizaciones ecologistas son las que, según las encuestas, gozan de mayor credibilidad para los ciudadanos. Pero luego no se da el paso de aplicar esa prioridad hacia el medio ambiente. Mientras en los últimos años en España ha aumentado la conciencia ecológica de la sociedad con los problemas medioambientales, aún no se ha dado un cambio real en los hábitos de consumo. También hay que decir que esto se debe en parte a los propios ciudadanos, que no damos ese paso, pero también es culpa del actual sistema económico, del mercado, que no favorece esta situación. Cuando un ciudadano va a una tienda y quiere comprar un litro de leche y no lo puede hacer porque no lo encuentra en muchas tiendas con envase de vidrio reutilizable, tiene que comprar en brik o plástico. Y otras muchas veces también nos encontramos con que los productos menos impactantes para el medio ambiente son los más caros y al ciudadano le cuesta más comprar ese producto, a pesar de saber que es más beneficioso para el medio ambiente. Por eso es importante que el ciudadano sea un consumidor activo para pedir al mercado que tengan los tipos de producto de ellos requieren.
La energía eólica es, de las formas que tenemos de generar energía, la menos impactante. Eso lo reconoce todo el mundo. Lo que ocurre es que el impacto que puede tener la energía eólica depende en buena medida del emplazamiento concreto en donde se instalen esos molinos. En nuestro país existe ya un elevado número de parques eólicos que no tienen ningún impacto medioambiental. Otra cosa es cuando determinadas empresas se empeñan en colocar molinos en zonas muy sensibles donde por el impacto paisajístico o de las aves genera el rechazo en ocasiones del movimiento ecologista. En estos casos es muy importante que la Administración tome medidas y que con una adecuada planificación eólica permita que sigamos creciendo en instalación de parques, pero con el menor impacto medioambiental posible y que el elemento ambiental sea decisivo a la hora de seleccionar esos emplazamientos y no sólo teniendo en cuenta el valor de rentabilidad. Esta es una cuestión muy importante; se necesita potenciar la energía eólica porque necesitamos eliminar la energía nuclear, así como utilizar otras energías limpias como la fotovoltaica, aprovechando los tejados de las casas, por ejemplo. De esta manera acercamos el lugar de generación de la energía al lugar de consumo y, así, las ciudades, en lugar de ser deficitarias de energía, como ahora, podrían empezar a ser productoras de energía sin ningún impacto ambiental. Lo que sucede es que este potencial de energía solar fotovoltaica no se está desarrollando porque a las grandes empresas del sector eléctrico les interesa más potenciar la energía nuclear y de las centrales térmicas.
Está muy lejos porque hay que destacar que todavía no existe ningún interés real por parte de las administraciones y de las empresas de cumplir el Protocolo de Kyoto. En los últimos años España está incrementando las emisiones de CO2 muy por encima del límite que se había establecido
En los últimos años España está incrementando las emisiones de CO2 muy por encima del límite que se había establecido, esto es, un 40% cuando no deberíamos estar superando el 15%. Esto se debe a lo que hemos comentado con anterioridad, al consumo energético. Hasta que no pongamos freno a ese consumo energético y empecemos a reducirlo será imposible cumplir el Protocolo de Kyoto. Ahora mismo el Ministerio de Fomento está elaborando un Plan Estratégico de Infraestructura de Transporte y prevé construir 6.000 nuevos kilómetros de autovía y autopistas, 9.000 kilómetros para trenes de alta velocidad….es decir, seguir aumentando las emisiones de CO2 especialmente por el transporte de mercancías y viajeros por carretera. Hace falta un cambio radical de las políticas sectoriales y que todos los ministerios utilicen el medio ambiente como un elemento fundamental.
Lo primero que se debe hacer es tomar medidas para que no exista fuego. Cuando no hay fuego no hay incendios y esto que parece una obviedad es muy importante. Si hacemos un análisis de los incendios forestales que se siguen realizando en nuestro país veremos el 70% se debe a la quema de rastrojos y de pastos. Si evitamos estas actividades se reducirá en buena medida el número de incendios forestales. Por tanto, lo fundamental son las medidas preventivas, además de mantener y fortalecer las medidas para la extinción de los incendios.
Lo principal son las medidas de ahorro y eficiencia. Es un recurso limitado y lo que tenemos que hacer es adaptar nuestras actuaciones al recurso existente en cada cuenca hidrográfica. Por lo tanto, las cuencas que ya están sobreexplotadas tienen que dejar de crecer económicamente; en la actualidad este tipo de crecimiento económico es insostenible e incompatible con la conservación del medio ambiente. Hay que gestionar bien el agua, ahorrar agua y evitar el despilfarro; la agricultura sigue gastando el 80% de agua y en muchos casos no lo hace de forma eficiente. Por otro, hay que evitar las pérdidas en la red de distribución, que aún son altas. Todavía encontramos municipios y zonas concretas donde se llega a un 40% de la pérdida de agua en las redes.
Se debe priorizar lo que es el desarrollo sostenible, porque avanzar hacia esa sostenibilidad nos va a poner límites a todas las actividades y cuando llevamos años hablando de que se están agotando los caladeros para la pesca, vemos que hasta que no acabamos con el último pez, con la última anchoa en el Cantábrico no se toman medidas. Eso vale para el sector turístico por ejemplo. No podemos seguir apostando y apoyando un modelo de turismo masificado de costa, cuando lo que estamos haciendo es matar esa gallina de los huevos de oro, es decir, destruir el litoral para que exista más turismo y luego, cuando se destruya, no va a venir un turismo de sol y playa. Se está viendo la existencia de un desvío de este turismo de masas hacia un turismo más de interior y con criterios ambientales. Cada vez se demuestra más que la conservación de la naturaleza y la existencia de espacios protegidos bien conservados es un factor a tener en cuenta para hacer turismo, además de contribuir al crecimiento de los habitantes de estos pueblos, es decir, se satisfacen unas necesidades económicas, pero reguladas.