Las inquietudes artísticas y ecologistas de Jaime del Val (Madrid, 1974) le han llevado a desarrollar una prolífica trayectoria como artista digital, compositor, escritor y activista. Su preocupación por el impacto medioambiental de la construcción en España le ha convertido en uno de los principales representantes del movimiento contra la especulación urbanística: Presidente de Salvemos Las Rozas y Salvemos Mojácar, la asociación que ha contribuido a la paralización del hotel del Algarrobico en Cabo de Gata; Vice-Portavoz de la Red Almeriense en Defensa del Territorio; Portavoz de la Coordinadora para la Defensa del Litoral Almeriense; e Integrante de la Coordinadora Salvemos la Sierra de Madrid y de Ciudadanos Contra la Especulación de la Comunidad de Madrid. Del Val es también portavoz de la recientemente constituida Coordinadora Ciudadana en Defensa del Territorio, el primer movimiento anti-especulación a nivel estatal.
Se crea el 1 de abril en Murcia impulsada por más de 600 asociaciones integrantes de las coordinadoras de Murcia, Madrid, Andalucía y Alicante. Se trata de la primera federación y coordinadora de ámbito estatal. Nuestra intención es articular a nivel nacional e internacional la lucha contra la especulación urbanística es España, el problema social, cultural, medioambiental, político y económico más grave del Estado Español.
En España se consume más cemento y se construye más que en el Reino Unido, Francia y Alemania juntosEl territorio está sometido desde hace décadas a un proceso de urbanización salvaje que ha destruido enormes sectores de forma irreversible, en particular la casi totalidad de la costa y el entorno de las grandes urbes, y cada vez más otros sectores del interior. Se trata del mayor expolio social, medioambiental y cultural de la historia europea: nunca se había producido una ocupación del suelo tan extrema por sus dimensiones y su impacto como la que tiene lugar actualmente en todo el territorio español. En España se consume más cemento y se construye más que en el Reino Unido, Francia y Alemania juntos.
En 2005 se construyeron más de 800.000 viviendas en España, y se prevé que en los próximos 10 años se construyan más de 10 millones de viviendas en el territorio español, que, de habitarse, implicarían un incremento de población de 36 millones de habitantes. Para 2025, el 50% de la línea de costa podría estar edificada; y en concreto la casi totalidad de la costa mediterránea. El problema afecta a todo el territorio: La Comunidad de Madrid, con más de un millón de viviendas previstas; La Comunidad Valenciana, también con más de un millón; Murcia, con más de 300.000; Almería, con más de 600.000; Málaga, con más de un millón; la costa gallega, con 650.000, etc. No obstante, Murcia, Almería y Galicia aún tienen grandes sectores de litoral virgen que se prevé urbanizar pero aún puede salvarse.
A su vez, esta situación conlleva una precariedad generalizada de recursos, en particular del agua, que hacen inviables la mayor parte de los desarrollos previstos. La desaparición de los territorios vírgenes en la costa y de los numerosos lugares del interior es una catástrofe social y medioambiental sin precedentes.
La economía española está gravemente desequilibrada y está sufriendo las consecuencias de varias formas:
- Incremento de la inflación
- Reducción de la productividad
- Desvío de capitales y recursos humanos que deberían invertirse en otros sectores
- Riesgo enorme del estallido de la burbuja inmobiliaria, con la imposibilidad material de alimentar la economía del país a largo plazo
- Crecimiento desmesurado de la economía sumergida que representa, según el ministerio de Hacienda, el 20% del PIB español, con el 26% de los billetes de 500€ de la zona euro circulando en España
- Desaparición de la industria agrícola y ganadera y de otras formas de industria y comercio local, con lo que se eliminan las fuentes alternativas y la diversificación de la productividad, poniendo el territorio únicamente al servicio de la especulación del suelo
Asimismo, el actual crecimiento urbanístico genera desigualdad social y espacial, segregación territorial y precariedad, una sociedad y un territorio desestructurados. La espiral especulativa infla artificialmente el precio de la vivienda hasta hacerla inaccesible para enormes sectores de la población, al tiempo que empeoran las condiciones de vida al saturarse las infraestructuras y masificarse el territorio. Por otra parte, se están destruyendo valores y señas de identidad fundamentales de la cultura: el paisaje, la cultura local y el entorno natural, que son remplazados por el hormigón y el modelo estandarizado, insostenible y globalizado de una cultura de masas ultraliberal.
Es importante que los consumidores canalicen sus quejas a través de asociacionesSegún un informe de Ausbanc, el 98% de la publicidad de las inmobiliarias es engañosa, lo que da una idea de la cantidad de estafas y de abusos que se cometen. Además de la vía legal, la presión mediática y en las administraciones internacionales, es importante que los consumidores canalicen sus quejas a través de asociaciones. También es preciso comprender que la cuestión urbanística es un problema de estado que afecta a todos lo ciudadanos, que está destruyendo nuestro patrimonio, que se basa en la gran mentira de un supuesto desarrollo que en realidad es riqueza para unos pocos y desastre para el resto, que está generando desigualdad y segregación social sin precedentes. El ciudadano ha de concienciarse de que el urbanismo en España hoy no es desarrollo sino destrucción, el mayor problema del país.
Se va a hacer una campaña informativa a nivel estatal en todas las playas y puntos turísticos en agosto, y en algunas comunidades y provincias se harán otros actos puntuales que iremos anunciando. Estamos planeando otras movilizaciones para después del verano, un calendario completo e intenso hasta la elecciones generales.
Un caso especial lo ocupa el Levante Almeriense, donde se pretende recalificar una superficie compacta más extensa que Madrid para construir 500.000 viviendas, en 8 municipios en la zona de Vera y Mojácar. Probablemente, es la mayor barbaridad urbanística de la historia, aunque aún no está aprobada. Cerca se encuentra el famoso hotel del Algarrobico, símbolo de la destrucción del litoral, y otro proyecto simbólico de la destrucción en Almería, el de Playa Macenas.
Lo desconocemos.
Marbella es el paradigma de la situación española, pero no es una excepciónSegún el Tribunal de Cuentas, la tercera parte de la financiación de los partidos políticos es ilegal y procede principalmente de la especulación urbanística. Esta es la cuestión que más amplia y profundamente implica a todas las fuerzas políticas mayoritarias en la corrupción. Marbella es el paradigma de la situación española, pero no es una excepción. El estado de corrupción de las administraciones municipales y autonómicas, así como de sectores del poder judicial, la banca y la industria inmobiliaria es generalizada, y representa la mayor agresión que se ha producido contra nuestra democracia, socavando sus valores hasta límites inaceptables en un estado de derecho y planteando un deterioro sin precedentes de las instituciones democráticas. A su vez, el arraigo de las mafias internacionales en el territorio español es uno de los mayores desafíos políticos de la historia de la democracia.
No de una forma significativa. En España hay cientos de miles de viviendas ilegales y las demoliciones son muy raras.
El parlamento europeo está interviniendo en el ámbito de sus competencias, las Directivas Europeas, que son limitadas. Se necesitaría una intervención de más alcance, y así la vamos a exigir.
Los criterios ecológicos y sociales exigen que no se construyan más viviendas en absoluto. En España hay millones de viviendas vacíasLos criterios ecológicos y sociales exigen que no se construyan más viviendas en absoluto. No es sólo una cuestión de cómo construir, sino de cuándo y dónde construir. En España hay millones de viviendas vacías y sin embargo se proyectan más de 10 millones para los próximos años, que doblarían la población en caso de habitarse. No hay demanda para esas viviendas. El crecimiento en las ciudades ha de ser hacia el interior; los espacios naturales de la costa y el interior deben preservarse. En particular, hay que evitar el modelo “Resort con campo de golf”, el paradigma de la insostenibilidad.