César García Rincón está al frente de la ONG Homo Prosocius, una organización moderna que se adapta a las nuevas necesidades que precisa nuestra sociedad en materia de educación, concretamente en la educación en la solidaridad. García Rincón está muy acostumbrado a trabajar con niños y jóvenes no sólo desde su cargo de profesor, sino como formador tratando de fomentar el voluntariado con alumnos. Para este fin ha creado su propia herramienta: Homo Prosocius, una entidad que investiga las conductas positivas, elabora de materiales didácticos que puedan ayudar al desarrollo de la conducta de todo voluntario y a las ONG como consultor y formador. En estos momentos trabaja en un proyecto muy atractivo, según reconoce, el del ?mediador escolar?, una forma de voluntariado dentro de los propios centros y que puede ser de gran ayuda frente a los numerosos conflictos que se dan hoy en día en el aula, y que precisan de la ayuda de todos. “Los conflictos no se resuelven si la familia no colabora”, subraya. Concretamente, este experto habla del ‘triángulo de la socialización’ en los valores actuales, los formados por la familia, el colegio y las ONG.
La ‘prosocialidad’ es un concepto que viene de la psicología y que hace referencia a la conducta prosocial. En este campo hay una serie de investigaciones que han determinado que la conducta prosocial son todas aquellas conductas positivas que ejercemos para otros. Esto exige una capacidad previa de detectar cuáles son sus necesidades, de ver cuáles son mis capacidades para, de alguna manera, implicarme yo en esa conducta y ayudar. Por tanto, se puede decir que la conducta prosocial es como el correlato científico de lo que entendemos como conductas solidarias y de ayuda. Y en ese sentido han sido investigadas, se han analizado una serie de factores que facilitan una mayor o menor prosocialidad de las personas, etc.
Por un lado, el desarrollo profesional; he trabajado durante 16 años en el ámbito educativo, tratando de fomentar el voluntariado con alumnos. Es ahí donde me di cuenta que me faltaban herramientas didácticas, prácticas… para que los alumnos desarrollasen ese tipo de conductas. La idea es que no sólo hay que hacer el bien, sino hacerlo bien. Por otro lado, una vez que te pones a investigar -hice una tesis doctoral sobre todos estos temas- ves que el tema de la conducta prosocial no está muy desarrollado y que se echa de menos en las ONG. Esto significa que hay mucho discurso en lo que es el Tercer Sector, factores sociológicos, etc. Sin embargo, se precisa de una organización que se dedique más a investigar estas cuestiones, proponer materiales didácticos y hacer propuestas formativas en esta línea de investigar y facilitar la prosocialidad porque son dimensiones unidas a la conducta de todo voluntario. Hacía falta que una entidad hiciera los materiales y propuestas de calidad, incluso teniendo en cuenta el ámbito de la psicología social.
Bueno, son los mismos, aunque en ocasiones se expresan de diferente manera y se representan distintos. En el ámbito de la empresa sí es cierto que ahora se tiene más sensibilidad hacia estos temas, tanto a nivel interno de la propia empresa ,dónde se habla de ‘conducta prosocial’ o ‘conducta extrarol’, refiriéndose a estas conductas de los trabajadores. Se ha demostrado que si estas conductas desaparecen la empresa deja de funcionar. Hay una serie de conductas que salen de los propios trabajadores tan sencillas como dejar la grapadora a otro, ayudar a su compañero a terminar un informe… y si esto no se da, todo se para. La razón es que hay un tejido de relaciones y pequeñas acciones cotidianas que tienen que ver con esta solidaridad, con esta cooperación muy importante.
Hay que tener en cuenta que lo que se refleja muchas veces en los medios de comunicación son los casos más extremos, es la punta del iceberg. Pero es verdad que debajo de todo eso hay una realidad de situaciones de educadores con los que te encuentras en cursos de formación que no tienen autoridad dentro del aula, que no saben como recuperarla, de pequeños conflictos y pequeñas conductas cotidianas, que hace que sea imposible dar clase… . Todo esto no deja de ser un reflejo de lo que está pasando en la sociedad y en las familias. Es evidente que los conflictos no se resuelven si la familia no colabora y, desgraciadamente, cada vez es más común encontrarnos con el típico caso de alumno que va al colegio y que le ‘aparcan’ ahí para le eduques. Pero no sólo para que le expliques matemáticas…, sino valores humanos, educación sexual cuando llegue el momento de la adolescencia, etc. Estas responsabilidades se han ido derivando cada vez más hacia los educadores, por eso se sienten tan abrumados. Ante esta realidad, se está pidiendo más apoyo a nivel legal ante determinadas situaciones que se encuentran con un vacío legal y que sin esa autoridad legal no se pueden resolver determinados conflictos. Y por otra parte, sí es cierto se nos demanda más dar una formación a los educadores sobre gestión de conflictos escolares.
“Se nos demanda dar una formación a los educadores sobre gestión de conflictos escolares”
En esta línea estamos trabajando ahora mismo en un proyecto muy bonito, en colaboración con la comunidad de Madrid: la formación de mediadores escolares. Esta es también una forma de voluntariado dentro de los propios centros. Este alumno mediador en conflictos, como alumno voluntario, tendrá la tarea de formar a los propios alumnos para que sean mediadores en conflictos entre ellos. Está demostrado que esta mediación lo que crea es una cultura, dentro del propio centro, del diálogo, de la participación, de generar prosocialidad, etc. Entonces lo que falta realmente es que haya un equipo de personas que forme a esos mediadores y que lo ponga en marcha. Y eso es lo que en Homo Prosocius estamos preparando.
Sí, pero el problema no se origina tanto por los clichés y estereotipos que a veces hay sobre los inmigrantes, como por la gran diversidad con la que el profesor se encuentra en el aula, no sólo cultural, sino de pensamiento, de currículos… . Es muy difícil trabajar y sacar el aula adelante cuando tienes niveles muy dispares y distantes. Por supuesto que hay técnicas, pero cuando las distancias son tan grandes es realmente difícil. Y te encuentras con situaciones tan curiosas como la que me encontré yo: en un claustro un grupo de profesoras comentaban que el número de alumnos árabe era muy elevado entre su alumnado, pero los árabes no reconocen en su cultura la autoridad de la mujer, y ahí tenían un importante handicap a superar. Es evidente, por tanto, que hay cosas que se deben cambiar, pero también lo es que el Ministerio de Educación y Ciencia está haciendo un gran esfuerzo por proponer metodologías, adaptaciones curriculares, aulas de enlace.., pero hay que seguir mejorando y tener claro que los profesores no son ‘superhombres’.
Es una buena pregunta. Yo creo que depende de la ONG y de la tarea. Es cierto que si comparamos un trasatlántico con un barco pequeño, éste siempre tendrá más capacidad de adaptación?. pero las ONG grandes dan una mayor estabilidad desde el punto de vista de recursos, propuestas, etc. Se puede decir que depende del tipo de voluntarios. Hay algunos que encajan mejor en una ONG más grande, y a otros -que pueden desear tener una mayor iniciativa y creatividad- les puede interesar más una más pequeña. En cuanto a lo que se entiende por compromiso no creo que haya muchas diferencias, pero sí es verdad que en una organización grande el voluntario puede tener menos protagonismo que en otra más pequeña.
En principio yo siempre digo que la motivación del voluntario nos la jugamos en el proceso. De entrada, hay que pedir un perfil mínimo, pero hay que tener en cuenta que si somos demasiado puristas en pedir una motivación del trabajo no vamos a encontrar voluntarios. Entonces, a partir de esto ay que saber que la motivación del voluntario es un trabajo de socialización de ese voluntario en la entidad,
“Hay que saber que la motivación del voluntario es un trabajo de socialización de ese voluntario en una entidad concreta”de ir trabajando y reflexionando sobre esos motivos y tratar de que si ha entrado con unas motivaciones determinadas, vaya adquiriendo un compromiso, solidez y motivaciones cada vez más auténticas. Entonces se va a hablar de varios tipos de motivación: extrínseca, intrínseca y trascendente. Por ejemplo, hay una motivación muy importante que es la vinculada a la propia tarea que desempeña el voluntario. Esta tarea puede ser muy motivadora o muy aburrida y ahí es donde las entidades tienen que hacer un esfuerzo en proponer tareas que supongan un desafío, cierta dosis de creatividad, un cierto logro, que se celebre, se reconozca…, en definitiva, se trata de adaptar algunas teorías que incluso han surgido en el ámbito de la empresa, donde surgen muchos factores motivadores, los mismos que pueden estar en la tarea de voluntariado. Otra forma de motivación es la afectiva o empática, centrada en saber si mi tarea supone un vínculo afectivo con otra persona?esto es más fácil en voluntariados que suponen un encuentro directo con el necesitado, sobre todo en Cuarto Mundo, pero no en ejes de desarrollo, donde esa motivación va a estar más vinculada al propio equipos de voluntarios, al propio grupo
Este es un tema que siempre está ahí. La verdad es que siempre se demanda una cierta capacitación, preparación del voluntario en temas que deben ser claves. Pero no sólo la tarea del propio voluntario, sino del diseño de las tareas, de los puestos.
Espero y creo que serán más solidarios que nosotros, pero depende mucho de los padres. Yo sí que tengo constatado que en las familias donde los padres se han implicado en tareas de voluntariado social, los hijos acaban captando eso, lo que supone una gran experiencia para ellos. Hay datos sociológicos que dicen que ahora las ONG son las que más interés y atracción despiertan en los jóvenes y en las que depositan más confianza, concretamente siete de cada diez jóvenes en España depositan mucha o bastante confianza en las ONG, muy encima de otras instituciones tradicionales propias del Estado de Derecho. Ahora mismo son las que más poder de atracción tienen sobre los jóvenes. Se puede entender con estos datos que la juventud cada vez está más sensibilizada.
Sí, en realidad es la educación en todos los ámbitos que afecten al niño y al joven. En los centros educativos doy a conocer lo que se llama el ?triángulo de la socialización? en los valores actuales. Uno de esos lados es la familia, otro es el colegio: profesores y educadores y otro lado son las ONG. Hay un tema que se está reivindicando mucho desde el Tercer Sector que es la gran labor que están haciendo las ONG en cuanto a socialización en valores del ciudadano. Es decir, el voluntario que se apunta a una ONG recibe una formación en valores que no se le da en otros sitios. Las ONG están educando a la sociedad, un valor que no siempre se les reconoce.