La Fundación Acciónatura es una de las primeras ONG españolas que empezó a dedicarse en exclusiva a la conservación y restauración de los ecosistemas naturales. Desde su creación, en 1997, ha realizado más de 70 iniciativas en este sentido, con proyectos tan diversos como recuperación de humedales, estepas o impulso de un área marina protegida, tanto en España como en Latinoamérica. Asimismo, Acciónatura está también muy implicada en la lucha contra el cambio climático, con proyectos como CeroCO2, junto a la Fundación Ecodes, o un sumidero de carbono en Brasil. Su director, el biólogo Francesc Giró (Badalona, 1956), posee una larga trayectoria en la áreas de Conservación de la Naturaleza, habiendo trabajado anteriormente como consultor ambiental o en la Consejería de Medio Ambiente de la Generalitat de Catalunya.
La proliferación de infraestructuras sin necesidad ha contribuido a fragmentar el territorio y a crear dificultades para especies únicas, como el lince ibéricoSe ha notado una mayor profesionalización del sector; se consolida y extiende el concepto de custodia del territorio y hay una mayor sensibilidad entre la población.
En aspectos como el urbanismo, que ha hipotecado enormes superficies del litoral. Además, este modelo se está aplicando a algunas zonas de montaña. El espectacular incremento del precio del suelo rústico y forestal en estos diez años dificulta que las organizaciones de custodia del territorio puedan comprar o arrendar terrenos de alto valor ecológico para “sacarlos” del mercado y protegerlos definitivamente. La proliferación de infraestructuras sin necesidad ha contribuido a fragmentar el territorio y a crear dificultades para especies únicas, como el lince ibérico.
Las Islas Baleares y Canarias son algunas de las zonas con más presión y que al mismo tiempo albergan una mayor riqueza naturalLas Islas Baleares y Canarias son algunas de las zonas con más presión y que al mismo tiempo albergan una mayor riqueza natural. Otros ambientes muy amenazados son los humedales, así como los fondos marinos, con sólo una anecdótica muestra que tiene algún tipo de protección. Los bosques maduros, ambientes extremadamente raros y frágiles, tienen limitadas muestras en la cordillera Cantábrica, en los Pirineos, en Cáceres y algún otro punto muy concreto.
En el caso de humedales hay ejemplos interesantes, desde el propio parque nacional de Doñana, hasta la laguna de la Nava en Palencia o la laguna de Ivars en Lleida y a menor escala, la recuperación de una pequeña parte de la antigua laguna de Sils (Girona).
Los consumidores marcamos a las empresas qué productos deben producir y cuáles no. Por ello, es importante favorecer los productos más respetuosos con el medio ambiente, y discriminar los que no lo sonAunque no lo parezca, los consumidores marcamos a las empresas qué productos deben producir y cuáles no. Por ello, es importante favorecer los productos más respetuosos con el medio ambiente, y discriminar los que no lo son. Consumir productos de producción ecológica, de comercio justo, y sobre todo locales, y de temporada en el caso de la alimentación, ayudan enormemente. Para ello, informarnos sobre el origen de los productos es muy importante. Las etiquetas ecológicas pueden facilitarnos la elección. Un claro ejemplo es la madera, con la certificación FSC.
El problema es que normalmente están los medios, pero no los utilizamos correctamente, o nos falta la voluntad de actuar, de hacer un pequeño esfuerzo. El caso del reciclaje es el más claro. A pesar de que cada vez hay más contenedores, todavía hay muchas personas y comercios que no reciclan nada. En cualquier caso, tenemos buenas experiencias, como el programa de reciclaje de cartuchos de tinta de “Planta tu árbol“, en el que participan más de 4.000 personas y empresas. En el caso del ahorro energético, cada día hay más información e incluso algunas compañías son las primeras en informar a sus clientes de cómo ahorrar energía y dinero.
A pesar de que cada vez hay más contenedores, todavía hay muchas personas y comercios que no reciclan nadaEspaña es un país con una masa forestal muy importante y que en algunas comunidades autónomas llega a superar el 50% de su superficie. El gobierno y distintos sectores piden que se reconozca el rol de los bosques españoles como reservorio de carbono. También se ha hablado de la posibilidad de llevar a cabo reforestaciones con el objetivo de captar más CO2. Es cierto que las plantaciones tienen capacidad de captación de CO2, pero en la mayor parte de nuestro país esta capacidad es muy limitada.
La deforestación de las selvas tropicales podría estar contribuyendo hasta en un 20% del total de emisiones de CO2. En la última cumbre de Bali se ha iniciado un camino esperanzador que permitiría frenar la deforestación en los trópicos gracias a un fondo creado por los países más desarrollados. La pérdida de las selvas tropicales es sin duda alguna la mayor catástrofe ambiental que ha afectado al planeta desde que la especie humana empezó a modificar los paisajes.
La pérdida de las selvas tropicales es sin duda alguna la mayor catástrofe ambiental que ha afectado al planeta desde que la especie humana empezó a modificar los paisajesDeberíamos centrarnos en conservar los bosques que ya tenemos y evitar que se quemen, que la mayor parte del CO2 almacenado durante décadas se convierta en humo en unas horas. En gran parte de nuestro país no hacen falta más árboles, sino una gestión de los bosques jóvenes que se han extendido de manera natural en los últimos 50 años. Estos bosques son ahora excesivamente densos, con mucha biomasa seca, con una baja diversidad florística y de la fauna y un elevadísimo riesgo de incendios catastróficos.
A la larga serán positivas, sólo que toda legislación precisa de un tiempo de rodaje y de ajuste. Lo deseable es que las nuevas leyes trabajen en una misma dirección, y de forma transversal a los diferentes sectores, de manera que se creen sinergias y no conflictos. Y que las administraciones responsables garanticen su cumplimiento sin excepciones.
El principal problema es que el cambio climático es algo muy abstracto. No obstante, muchos temas cotidianos tienen relación directa con élEl principal problema es que el cambio climático es algo muy abstracto (no vemos las partículas de CO2), y con una perspectiva temporal a medio – largo plazo. No obstante, muchos temas cotidianos tienen relación directa con el cambio climático: Por ejemplo, la contaminación urbana tiene relación con el sistema de propulsión de los vehículos, o de climatización de los edificios. Los residuos que acaban en el vertedero son una fuente importante de metano, un gas 21 veces más “provocador” del cambio climático que el CO2; muchos de los problemas actuales, como la sequía, también tienen una relación directa. Por ello, la lucha contra el cambio climático integra tanto la mitigación del mismo (reducir el nivel de emisiones) como la adaptación a sus efectos.
La primera y más efectiva medida para luchar contra el cambio climático es la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. La compensación de emisiones es la segunda mejor opción, sobre todo para las emisiones que no hemos podido evitar. Una vez aclarada esta premisa, hay que interesarse por los detalles de los proyectos, si realmente contribuyen a un triple objetivo: la mitigación y adaptación al cambio climático, la protección de la biodiversidad y la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones locales donde se desarrollan.
Por otra parte, también es necesario saber que hay dos tipos de derechos de emisión: los certificados y los verificados. Los certificados provienen de proyectos que siguen una metodología rigurosa de Naciones Unidas, y han pasado un proceso de certificación largo y costoso. Los verificados no han seguido este proceso, aunque pueden tener las mismas o mejores condiciones de sostenibilidad que los certificados. Además, al no tener que abonar el coste de certificación, los fondos aportados van directamente al proyecto. El aspecto clave en este segundo grupo es la credibilidad de su promotor.
Sigue habiendo casos de campañas donde se vende una imagen “verde” y nada más. Pero a la larga quien va a salir perdiendo es la propia empresa, porque los consumidores se volverán en su contraSe ha producido un relevo generacional que incorpora a muchos empresarios preocupados por el medio ambiente. No obstante, es cierto que ha habido y sigue habiendo casos de campañas donde se vende una imagen “verde” y nada más. Pero a la larga quien va a salir perdiendo es la propia empresa, porque los consumidores, cada vez más informados y exigentes, se volverán en su contra. En algunos países, como Reino Unido, ya se plantea regular la publicidad engañosa en relación con la sostenibilidad y el medio ambiente.