Una vez al año, Carles Sitges abandona su consulta en un centro de salud de l’Ametlla del Vallès (Barcelona) para embarcarse como médico en una aventura que trasciende los cometidos del juramento hipocrático. Buen conocedor del norte de África y de los problemas que allí conviven, Sitges vela por que las ayudas destinadas a los más necesitados lleguen a quien deben llegar y lo hagan en perfectas condiciones. Para ello se alista a un convoy de 14 vehículos que a lo largo de tres semanas cruzan el Sáhara de Norte a Sur, cubriendo más de 5.000 quilómetros y sorteando no pocas dificultades.
Ya tenía cierta experiencia como médico cooperante en zonas de Libia y Mauritania, y he aprendido a valorar la importancia de la ayuda que desde aquí se organiza para la gente necesitada, para que llegue hasta donde tiene que llegar y en buenas condiciones. Un buen día en mi centro de salud, un visitador médico me habló de la Caravana y de cómo colaborar para que los medicamentos y el material educativo llegara al destino más necesitado… Les pregunté de inmediato si necesitaban un médico y llegamos a un acuerdo.
Con la caravana viajan medio centenar de voluntarios, personas experimentadas en este tipo de labores. Muchos son bomberos, acostumbrados a situaciones difíciles y con una prodigiosa capacidad organizativa. Como su estado de salud es, por lo general, muy bueno, me limito a curar algún que otro resfriado (por los aires acondicionados de los vehículos), gastroenteritis, reacciones alérgicas, cortes o magulladuras, entre otros. Sólo en un caso tuve que enfrentarme a una fractura de clavícula, tema delicado, para el me limité a inmovilizar al afectado y buscar un transporte urgente hacia un hospital.
Colaboro en las tareas logísticas y en la distribución de labores asignadas como un cooperante más. Este año hemos viajado tres médicos, y también unos cuantos periodistas, puesto que uno de los cometidos de la Caravana es notificar con vídeos que cada material llegue donde debe llegar.
Uno de los cometidos de la Caravana es notificar con vídeos que cada material ha llegado donde debía llegar
La caravana estaba equipada este año con una ambulancia y con un botiquín muy completo que nos permitía incluso realizar algunas intervenciones de cirugía ambulatoria menor. Hemos hecho gasto de antibióticos, antiinflamatorios, antihistamínicos y algún que otro ansiolítico.
Así es. Conducimos de sol a sol durante tres semanas enteras y en condiciones nada envidiables. El cansancio puede que haya sido el mayor problema al que hacemos frente en esta tarea. Sin embargo, insisto en que los voluntarios saben a qué vienen. Los médicos disponemos de una ficha sanitaria de cada cooperante, y estamos siempre atentos a las consultas que nos quieran formular y a problemas de salud de toda índole. Puede que lo más importante sea insistir en la necesidad de respetar la posología de las vacunas, porque los errores en este apartado suelen pagarse caros.
Pero, en caso de enfermedad, protegen mejor que si no te has vacunado. Algunos cooperantes protestan los por efectos secundarios gastrointestinales. No obstante, los médicos insistimos en la necesidad de llevar a cabo una profilaxis preventiva muy escrupulosa. Viajamos a zonas de riesgo epidémico, y la prueba es la gente que muere por estas enfermedades (malaria o peste amarilla) en los hospitales que visitamos.
Sí. Viajamos en vehículos cedidos por el ejército alemán, muy adaptados al terreno que debemos cruzar e indispensables para hacer llegar el material transportado a los 83 proyectos que nos han encargado 33 ONG españolas. Son vehículos bastante confortables, pero lo principal es que sean muy sencillos de mecánica, fáciles de reparar en las múltiples averías a las que debemos hacer frente por la cantidad de kilómetros recorridos. Aquí la labor de mecánico es casi tan importante como la de médico.
Comemos platos precocinados, envasados al vacío y congelados, que llevamos desde España para no enfrentarnos a las escasas garantías sanitarias de lo que encontramos por el camino. La intendencia queda también preestablecida y los médicos nos limitamos a que los cooperantes vuelvan a casa sanos y salvos (aunque muy cansados).
El grueso de nuestros repartos tuvo lugar en Senegal y Gambia. Algunos cooperantes volaron en avión hasta Dakar y allí se unieron a la Caravana. De Dakar hicimos ruta a Thies y a Farafeni, donde se ubica un hospital que aguardaba ansiosamente nuestra ayuda. En todos estos sitios se nos recibe siempre como héroes. Los camiones todoterreno son indispensables porque nuestra ayuda se diversifica en pequeñas localidades alejadas de las rutas principales, como los poblados de Tendouck, Tionk Essyl, Affiniam, Tambacounda, Kedogou o Diakha Madina, entre otras.
Si, en algunas zonas hay toque de queda y los controles militares o administrativos son constantes. Nos hicimos acompañar por un policía senegalés conocedor de la región para que nos auxiliara en los reiterados trámites con las autoridades.
La razón de ser de la Caravana Solidaria es el transporte de material de distintas ONG estatales a proyectos desarrollados en Marruecos, Mauritania, Senegal, Gambia y Guinea-Bissau, con objeto de paliar las carencias que se detectan en materia de salud, educación e infraestructura. Se trata, pues, de una ONG logística que busca, asimismo, fomentar el conocimiento entre las asociaciones que participan en las iniciativas solidarias para aunar esfuerzos e impulsar conjuntamente proyectos en el África Occidental. También se pretende dar a conocer a la opinión pública las condiciones de vida de estos países y su realidad.
Con el material que transporta todos los años desde el 2000, la Caravana Solidaria sirve para dar respuesta a las carencias detectadas en los sectores más desfavorecidos de la sociedad, a la vez que fomentar una estructura sólida en centros de formación y pequeñas cooperativas que permitan, en la medida de lo posible, la autosuficiencia de quienes las integran. Los proyectos que acoge esta caravana se basan en una escrupulosa detección y observación sobre el terreno de las necesidades más básicas, respaldadas por contrapartes locales que se encargan de gestionar el material transportado y administrar la ayuda en función de las carencias más básicas.