El primer bibliobús que circuló por España data de 1938. Puesto en funcionamiento por la Generalitat de Cataluña, su misión era ofrecer un servicio bibliotecario para los soldados del frente en plena Guerra Civil. Pero su historia quedó interrumpida. Este autocar realizó su último viaje camino de Francia cargado de intelectuales hacia el exilio; curiosamente, su conductor era el escritor catalán Pere Quart. Hasta 1953, con la inauguración de los bibliobuses de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas, no se produce el arranque normalizado, con continuidad hasta hoy en día, de los servicios de bibliotecas móviles en nuestro país.
Roberto Soto, licenciado en Geografía e Historia y en Documentación y jefe de sección de Coordinación Bibliotecaria de la Diputación de León, lleva cerca de 20 años ejerciendo como bibliotecario, y desde 1991 trabajando con bibliobuses. Como presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles (ACLEBIM), nos acerca en esta entrevista a la situación actual de los bibliobuses en España y al principal objetivo de la asociación: defender en todas las comunidades autónomas el carácter necesario de este tipo de servicios bibliotecarios, dado su enorme labor cultural y social.
Un bibliobús es, ni más ni menos, que una biblioteca pública, con la particularidad de que no está fija en un punto de una población, sino que se desplaza periódicamente a poblaciones o barrios según una programación prefijada de antemano. Cuando un bibliobús abre sus puertas, esté donde esté, se convierte en la biblioteca pública de ese lugar y de esos habitantes, ofreciéndoles todos los servicios bibliotecarios que son propios a ese tipo de biblioteca.
Son dos las razones de ser de los bibliobuses. Por una parte, el derecho constitucional de todos los españoles al acceso a la cultura y la obligación de los poderes públicos para procurárselo; por otra, el hecho de que existan circunstancias, fundamentalmente económicas y demográficas, que no aconsejen o impidan el establecimiento de una biblioteca fija en determinadas poblaciones.
Un bibliobús es la biblioteca pública de varias poblaciones al mismo tiempo
Un bibliobús es la biblioteca pública de varias poblaciones al mismo tiempo, en consecuencia necesita una organización que equilibre su presencia con arreglo a las características de cada una de ellas, al tiempo que se garanticen unas mínimas condiciones de calidad en sus servicios. Ello obliga a una planificación anual en la que interviene un cúmulo muy grande de factores, algunos de los cuales no son estrictamente bibliotecarios. Así, habrá que conjugar el volumen de habitantes de cada núcleo, su situación geográfica, las infraestructuras, las comunicaciones telemáticas, las condiciones meteorológicas, la orografía, los gustos de los lectores, la demografía, los ritmos vitales (sociedad urbana o rural, actividad económica predominante…), recursos con los que se cuenta, etc.
La consideración de todos los factores mencionados anteriormente conlleva una organización del servicio de bibliobuses variable según los casos. En este sentido existen periodicidades en las visitas que oscilan entre el mes, los quince días y la semana. Lo mismo ocurre con el número de documentos que se puede prestar cada vez. En cualquier caso, una regla esencial de estos servicios es la flexibilidad, es decir, la adaptación a cada caso concreto, pues es una de las claves para conectar mejor con los usuarios, que, por su parte, suelen corresponder con una acusada implicación y complicidad.
Los 77 bibliobuses que funcionan en todo el territorio nacional son insuficientes
Actualmente, los bibliobuses son concebidos por muchas comunidades autónomas como la manera idónea para conseguir una atención bibliotecaria del cien por cien de la población; no obstante, los 77 bibliobuses que funcionan en todo el territorio nacional son claramente insuficientes para conseguir este cometido.
Por el número de bibliobuses destaca Castilla y León, con un poco menos de la mitad nacional (32). Sin embargo, la vanguardia en la redacción de planes autonómicos de bibliobuses, en la dotación tecnológica y en las posibilidades de servicio radican en Cataluña, Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y Murcia fundamentalmente, lo que no quita mérito al trabajo innovador de provincias como Zamora, Cádiz o Granada.
Actualmente, los bibliobuses atienden a 1.767 municipios, alrededor de los 851.000 ciudadanos, si bien aún quedan sin ningún tipo de servicio bibliotecario en España 3.087 municipios, es decir, 1.486.455 habitantes.
Entre el 10% y el 15% del total de los habitantes de las poblaciones atendidas visitan los bibliobuses
A grandes rasgos, el público que visita los bibliobuses viene a suponer entre el 10% y el 15% del total de los habitantes de las poblaciones atendidas. En su mayor medida, se trata de población rural, de núcleos pequeños, con precarias prestaciones culturales y malas comunicaciones. Según sus edades, se trata de niños en edad escolar hasta Primaria y de personas mayores desde los 60 años en adelante. Por otra parte, aunque son menos, también existen bibliobuses con paradas urbanas, fundamentalmente dedicados a barrios periféricos, en los que el arco de edades es algo más variado.
Coexisten dos modelos: el bibliobús dependiente de una biblioteca madre, que puede ser municipal, comarcal o una biblioteca pública del Estado, y el bibliobús independiente de cualquier biblioteca, bajo entidades como los centros provinciales coordinadores de bibliotecas o algunas delegaciones provinciales de cultura.
No específicamente. Estos servicios dependen del ordenamiento legal de cada comunidad autónoma, en concreto de sus respectivas leyes de bibliotecas y la normativa que las desarrolla. Aunque no se conciben los servicios móviles de biblioteca fuera de sus respectivos sistemas bibliotecarios autonómicos, solamente han redactado sus respectivos Planes de Bibliobuses las comunidades de Madrid, Castilla-La Mancha y Cataluña, como elementos normativos dentro de su legislación bibliotecaria general. Por otra parte, un caso curioso lo representa Galicia, que es la única que en su Ley de Bibliotecas dedica todo un capítulo a los servicios móviles y los ha suprimido sin solución de continuidad.
Los ciudadanos valoran mucho el servicio de orientación y asesoramiento del personal del bibliobús
Lo normal es que en un bibliobús trabajen dos personas, un conductor y un bibliotecario. Las funciones de ambos varían según las comunidades y las provincias, si bien la base de su trabajo es dispensar a los ciudadanos las prestaciones bibliotecarias propias de la biblioteca pública.
Fundamentalmente se trata de la gestión del préstamo de documentos y de la satisfacción de las necesidades informativas de los usuarios, especialmente en lo referido a la recomendación de lecturas y en la orientación y asesoramiento en el uso del bibliobús, función ésta muy considerada por los ciudadanos ante la carga de valor añadido que supone. También el personal del bibliobús interviene en la selección y preparación de los fondos que lleva y en la planificación y diseño de las distintas rutas.
Es una fuente extensa de posibilidades a la hora de programar prestaciones. Independientemente de que pueda haber otras más, actualmente se están ofreciendo préstamos colectivos, es decir, de lotes bibliográficos a escuelas, asociaciones, fábricas…; también se están prestando películas, documentales, juegos de ordenador, música y revistas; se elaboran y difunden guías de lectura; se organizan concursos, espectáculos, charlas con autores y otras actividades de animación a la lectura. El bibliobús puede estar presente también en los actos lúdicos y culturales de la localidad; posibilitar el acceso público a Internet, además de la consulta de catálogos y bases de datos propios; realizar campañas de concienciación sobre distintos temas… En suma, ofrece la mayor parte de los servicios que puede dispensar cualquier biblioteca pública fija.
La integración de las nuevas tecnologías ha aumentado notablemente los índices de calidad en sus prestaciones
La integración de las nuevas tecnologías en este tipo de servicios bibliotecarios es un elemento irremediable a la vez que ha aumentado notablemente los índices de calidad en sus prestaciones. Se empezó con la informatización de las labores internas de gestión de los fondos, para pasar a automatizar las actividades relacionadas con los usuarios; asimismo, con la instalación de conexiones de telefonía móvil o por vía del satélite se ha posibilitado ofrecer a los usuarios puestos de acceso a Internet, con lo que se amplía enormemente la oferta de consulta, a la vez que posibilita trabajar en tiempo real con los catálogos y las bases de datos propias.
El último reto de las nuevas tecnologías para los bibliobuses lo constituyen su presencia en la Red mediante la confección de páginas web donde se informe puntualmente de sus servicios (horarios, paradas, reglamento de préstamo…), y en las que la participación de los usuarios ha de ser cada vez mayor a través de la web social en cualquiera de sus formas, ya sean blogs, wikis o sindicación de contenidos.