Rehabilitar una vivienda o construirla para que sea más ecológica no es muy caro y es beneficioso, no sólo para el medio ambiente, también para el bolsillo. Ahora bien, para lograr plenamente sus ventajas no hay que dejarse embaucar con falsas promesas sino contar con auténticos profesionales en la materia. Así lo recomienda Enric Aulí i Mellado (Barcelona, 1949), que lleva trabajando desde hace tres décadas en diversos ámbitos relacionados con el medio ambiente. Aulí ha sido secretario general del Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat de Cataluña, consejero delegado para España de la empresa eléctrica alemana RWE o director de Medio Ambiente en la promotora inmobiliaria Hábitat. En la actualidad, reside en un hotel ecológico construido bajo su supervisión, ofrece clases en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) sobre construcción sostenible y acaba de publicar un libro, “Carta a un joven ecologista”, que va a ser editado próximamente también en alemán.
Hay instaladores que hablando son fantásticos. Por eso, hay que preguntar a los dueños de la última casa en la que han intervenidoEn muchos casos, no en todos, se puede conseguir mejorar las viviendas ya edificadas, y que las nuevas sean más ecológicas, sostenibles y sanas. Sobre todo, aconsejaría a quienes quieran hacerlo que busquen profesionales que sepan del tema. Por ejemplo, en abril se celebra en Barcelona Construmat y va a haber un stand en el que se van a exponer nueve experiencias reales de rehabilitaciones de viviendas, y ahí se pueden coger ideas.
Es cierto que hay gente que hablando es fantástica. Por eso, recomiendo enterarse de cuál es la última casa en la que sus instaladores han intervenido y preguntar a sus dueños si les ha funcionado o no.
Las principales mejoras se pueden conseguir con el aislamiento, las instalaciones de calefacción, agua y energías renovables para agua caliente sanitariaPartiendo de cero, suele salir un 2% más caro que lo convencional, aunque depende de cada caso. En cuanto a las rehabilitaciones, sólo puedo hablar por la que he hecho en mi propia casa, y ha quedado bien, eso sí, estando muy pendiente y echando muchas horas. Mejorar el 60% de una casa tiene un coste bastante bajo, pero intentar superar esta cifra sale muy caro. Las principales mejoras se pueden conseguir con el aislamiento, las instalaciones de calefacción, agua y energías renovables para agua caliente sanitaria (ACS), con aparatos que se amortizan en dos años. Y vuelvo a dar el mismo consejo de antes, ir a ver alguno de los trabajos anteriores de ese instalador, porque por ejemplo, según datos que he visto recientemente en una encuesta, en Cataluña más de la mitad de las instalaciones de ACS no funcionan correctamente, y es un mal favor para todos.
No puedo asegurarlo para todos los casos, pero lo que sí tengo claro es que las renovables en edificios tienen mucho sentido, porque bajan tanto el consumo de electricidad como su transporte. Por ejemplo, la energía solar para ACS funciona hoy día fantásticamente y se ahorra una parte importante de energía a un coste ridículo, pero para ello la instalación debe estar bien hecha y necesita una pequeña inversión inicial.
El monopolio de las petroleras se va a romper antes de cinco añosCreo que veremos pronto cómo se rompe el modelo energía fósil y nuclear por un lado y renovables por otro. La crítica real que hay que hacer es a las grandes centrales de producción, sean convencionales o renovables, con grandes compañías eléctricas, red de distribución y venta al usuario final. Este modelo en diez años se atomizará, y el monopolio de las petroleras se va a romper antes de cinco años. Estas compañías venderán aparatos para generar energía en nuestras casas más que la energía en sí misma. Algunas de estas empresas ya han empezado, y sólo es cuestión de tiempo que el resto les siga. Esto es mucho mejor para el medio ambiente, ya que se rompe con los oligopolios y las redes de distribución que cruzan todo el territorio, necesarias ahora, aunque luego lo serán menos. Además, los precios serán más ajustados a los costes reales.
Depende mucho de las comunidades. En Cataluña las ayudas han funcionado bien, aunque ahora no tanto, pero creo que es por el mismo problema económico que hay en todas partes.
Los jóvenes tienen que pensar cómo va a afectar a su profesión el medio ambiente, ya que si no lo integran se van a quedar fuera de mercadoEl libro trata de explicar a los jóvenes y no tan jóvenes mi punto de vista sobre los aspectos medioambientales de más actualidad hoy en día, como la energía, el papel de las organizaciones ecologistas, etc. Uno de los capítulos que más comentarios ha recibido es el de la educación ambiental y cómo integrar el medio ambiente dentro de la estructura política. También les insisto a los estudiantes en que piensen al revés: está bien que hagan cursos para colaborar en mejorar el medio ambiente, pero sobre todo tienen que pensar cómo va a afectar a su profesión la evolución del medio ambiente, ya que si no lo integran se van a quedar fuera de mercado. O se actualizan o van a ser un problema para el medio ambiente.
Como decía, estar lo mejor formados posible. Han de ser conscientes de que el medio ambiente está cambiando las actividades productivas. Por ejemplo, la industria del automóvil va a sufrir un cambio tremendo enseguida con los coches híbridos, eléctricos, etc., o los sistemas de generación de energía dentro de los edificios, y no hablo de fotovoltaica, sino de células de hidrógeno y otros sistemas. Cuando estaba en Hábitat y queríamos hacer algunas promociones mucho más ecológicas que las estándar, el gran problema eran los jefes de obra, porque no sabían hacerlo. Se tienen que actualizar, porque se van a quedar fuera y van a ser un obstáculo.
Los ecologistas han jugado un papel alternativo en la sociedad y a los gobiernos les ha venido muy bien, porque han tenido una influencia casi folklóricaSobre todo utilizar el sentido común: que busquen las opciones más ecológicas, empezando por la salud propia y continuando por el medio ambiente, pero sin obsesionarse. Por ejemplo, hay gente que se está volviendo muy radical, casi troglodita, sin consumir apenas nada.
Durante demasiado tiempo, los ecologistas han jugado un papel alternativo en la sociedad y a los gobiernos les ha venido muy bien, porque han tenido una influencia casi folklórica. Todos deberíamos participar en la vida pública, asumiendo la autocrítica pero sin flagelarnos, porque hay cuestiones que es casi inviables efectuarlas de manera individual.
No se trata de romper de forma radical con la sociedad de consumo, sino que sea más compatible con el medio ambiente y el desarrollo de las personasHay que sentir que somos parte de la naturaleza, que todo está interconectado, por lo que los humanos no pueden aislarse. El modelo de sociedad que hemos interiorizado desde pequeños se caracteriza precisamente por ese desapego de la naturaleza, de manera que perdemos nuestra propia conciencia, y se destruye ese medio. Y no es una alternativa, sino el único camino posible: autores como Lovelock hablan de la “retirada sostenible”, y proponen un estilo de vida en el que no se rompa de forma radical con la sociedad de consumo, porque cuando se pide todo te quedas sin nada, pero sí que ese modo de vida sea más compatible con el medio ambiente y el desarrollo de las personas.
Estamos en un momento de cambio, pero también es cierto que puede ocurrir un cataclismo como los que apunta Lovelock en su teoría Gaia y ya no estemos a tiempo de evitarlos. Espero que no sea así, pero tampoco puedo asegurarlo. Por eso pediría a las próximas generaciones que integren el medio ambiente en todos los aspectos de la vida.