Siempre alerta. Así viven los voluntarios de Bomberos Unidos Sin Fronteras (BUSF). Por ello fueron los primeros en reaccionar tras el terremoto que asoló Haití hace varias semanas. El director de Operaciones de BUSF, Enrique Fernández Segovia, explica que esta respuesta no es fortuita, sino el resultado de un excelente trabajo de formación y coordinación a lo largo de todo el año. Al menos dos equipos de personas y el material suficiente se mantienen siempre a punto para acudir de manera simultánea, si fuera necesario, a dos lugares diferentes. Es una tarea dura, pero “los trabajos de rescate siguen un protocolo que conocen y aplican a la perfección todos los rescatistas de BUSF”, subraya Fernández Segovia.
Los compañeros desplazados hasta Haití llegaron cuando todavía se intentaba asimilar lo ocurrido. Apenas se había decidido nada, debido al fuerte shock vivido horas antes. En esos momentos, no se sabía ni por dónde empezar a trabajar. Al haber coordinado previamente nuestra salida con diversas instituciones y con la Oficina Técnica de Cooperación (OTC) de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en República Dominicana, el paso de nuestro contingente hasta la zona asignada de trabajo fue inmediato, apoyado por vía aérea por el ejército chileno de Naciones Unidas. Sólo 36 horas después del terremoto, nuestro equipo ya trabajaba bajo los escombros del hotel Montana.
“La adrenalina mantiene en guardia y permite trabajar durante largos periodos de tiempo”
Los primeros días se trabajó prácticamente en turnos de 24 horas, sólo se hacían pequeños relevos para tomar un poco de aire y reponer fuerzas. El calor, unido al trabajo de desescombro y las prendas y medios de protección que utiliza el equipo de rescate obligan a dosificar las fuerzas, pero la adrenalina mantiene en guardia y permite trabajar durante largos periodos de tiempo.
Los comités de emergencias nacionales o la propia ONU nos asignan la zona en la que trabajamos, no la seleccionamos nosotros. Así debe ser para una mejor coordinación de todos los equipos internacionales presentes en terreno.
Se trabaja desde España en coordinación con los equipos en Puerto Príncipe, pero es el equipo que está en terreno quien toma las decisiones más inmediatas. Los trabajos de rescate siguen un protocolo que conocen y aplican a la perfección todos los rescatistas de BUSF, por lo que el trabajo es bastante fluido.
“Mantenemos a diversos grupos preparados durante diferentes etapas del año para que puedan partir de inmediato”
Es un trabajo que supone varios años de preparación y, en líneas generales, consiste en mantener a diversos grupos preparados durante diferentes etapas del año para que puedan partir de inmediato. El material también está siempre preparado para facilitar una salida rápida, incluso, aunque se den dos situaciones de emergencia simultáneas. De forma paralela, se inician las gestiones de coordinación tanto con instituciones españolas como en el país afectado. Este proceso supone una preparación específica para garantizar una intervención eficaz y con un perfecto seguimiento en todo momento. Requiere una gran dedicación durante todo el año.
La llegada del equipo, los perros y el material en condiciones de seguridad y en la mayor brevedad posible a la zona de trabajo. Cada minuto cuenta.
Tanto o más que la rapidez, es fundamental la coordinación. No se puede intervenir en este tipo de situaciones sin que todas las instituciones implicadas tengan conocimiento del equipo que desplaza una organización, el material, la especialización y la zona de trabajo. Es imprescindible para que los equipos de rescate y ayuda puedan tener mayor fluidez en sus actividades. A partir de ahí, cuenta la rapidez, como es lógico, ya que el tiempo corre en contra de las víctimas.
“El terremoto de Haití ha sido el episodio más catastrófico en cuanto a número de fallecidos y falta de infraestructuras”
Desgraciadamente, ha habido otros terremotos bastante devastadores, como el de Irán (2003), Pakistán (2005), Pisco (Perú, 2007) o el tsunami del sudeste asiático (2004), entre otros. Pero sin duda éste ha sido el episodio más catastrófico de todos, en cuanto a número de fallecidos y falta de infraestructuras.
La Red Iberoamericana de Bomberos Unidos nació para este fin. Pretende atender catástrofes de manera inmediata en Caribe, Centroamérica y el resto de países de Iberoamérica, mientras nuestros equipos llegan desde España. Tenemos delegaciones en Perú, Bolivia, Nicaragua, Guatemala y Argentina y representación en varios países más. Esta colaboración es de suma importancia para disponer de muchos más medios cuando afrontamos una gran catástrofe natural. Su eficacia y aportación ha quedado patente en los últimos años.
“Quienes trabajan en una crisis humanitaria provocada por la naturaleza deben tener claros sus objetivos y las situaciones extremas que pueden vivir”
Hay una serie de normas básicas y éticas que todo cooperante debe cumplir, no sólo en BUSF. A partir de ahí, ésta es una dedicación que exige una determinada formación y, por qué no decirlo, vocación. Todas las personas que trabajan en una crisis humanitaria provocada por la naturaleza deben tener claros no sólo sus objetivos, sino las situaciones extremas que pueden llegar a vivir.
Contamos con la inestimable colaboración de la Unidad Canina del Ayuntamiento de Huelva, pero al margen de su propia formación y preparación, que es de élite, realizamos simulacros y maniobras periódicas para trabajar la coordinación de los equipos.
En la actualidad, y en paralelo a nuestra intervención en materia de atención médica, obtención y distribución de agua potable, hemos iniciado los estudios para el fortalecimiento del servicio del Hospital General de Puerto Príncipe, con el envío de dos ambulancias equipadas y el refuerzo de sus servicios de atención urgente y restablecimiento permanente del servicio de agua.
Tenemos la suerte de que nuestros voluntarios mantienen siempre este ritmo de trabajo, pero sí se ha vivido con más intensidad dada la magnitud del desastre. Lo hemos notado en la gente y en las instituciones, que se han volcado con Haití.
Nuestros cooperantes se trasladan con sus propios medios para pernoctar y descansar en sus turnos, así como sus propios alimentos, pero la familia de Nadine, la gerente del hotel Montana que pudimos rescatar con vida, nos ha cedido una vivienda para nuestros voluntarios durante el tiempo que permanezcan en Puerto Príncipe. Este tipo de gestos no tienen precio en las circunstancias que envuelven al país.