Eben Moglen: doctor en derecho, doctor en filosofía, doctor en historia, profesor en la Columbia University, autor del Manifiesto Puntocomunista, autor jurídico de la licencia GPL3. Son sólo algunos de los galones que deberían colgar de la pechera de este enorme intelectual si su austeridad y su modestia no lo impidieran. Moglen es una de las cabezas visibles del movimiento por el software libre y uno de los pensadores más brillantes que iluminan los albores del siglo XXI. Neoyorkino de 50 años, dirige el Software Freedom Law Center (un observatorio sobre la neutralidad tecnológica) desde la decimoséptima planta de un edificio de la avenida Broadway. Pasó por Barcelona para dar una conferencia sobre la universidad en la era digital, para la Universitat Oberta de Catalunya (OUC), y EROSKI CONSUMER no perdió la oportunidad de entrevistarle y escuchar sus fascinantes opiniones.
Por supuesto, en gran medida será así. El software es la esencia de las herramientas que emplearemos en el futuro en casi todos los campos, es el conocimiento del proceso, tanto industrial como administrativo o creativo. Si apostamos por el software libre y desarrollado por la comunidad, que es lo mismo que decir el conjunto de los ciudadanos, apostaremos porque el conocimiento, la gestión y los procesos sean soberanos y puedan extenderse, más allá de los intereses comerciales, a zonas del planeta que ahora se ahogan en la miseria. Nosotros tendremos el control de los procesos de producción en el sentido marxista del término y, por tanto, seremos de verdad los dueños de nuestro destino y no sólo “simples consumidores”, como ahora.
En el ámbito privado, cada uno puede hacer lo que quiera. Si un señor tiene una empresa y decide hacer funcionar sus máquinas con software propietario, es su problema, no podemos decir nada a eso. Ahora bien, si hay una alternativa en software libre al programa que su industria usa y él insiste en pagar por otro propietario, la lógica pondrá las cosas en su sitio y esta empresa se irá a pique, porque sin duda pierde competitividad quien paga por algo que puede conseguir gratis y, además, con la posibilidad de mejorarlo.
“Pierde competitividad quien paga por algo que puede conseguir gratis y con la posibilidad de mejorarlo”
Espero que en gran medida sí, pero no lo puedo predecir. Tendrá que haber una convivencia entre dos economías distintas: la que implica el uso de herramientas libres, mejora comunitaria y acceso y gratis y universal a muchos servicios, o al menos con beneficio indirecto, y otra capitalista e industrial que creará algo que los demás no podremos crear, o no nos interesará, ya sea por el esfuerzo que implique o por la inversión. Será muy interesante ver cómo casan en las próximas décadas estas economías. Pero lo más importante, en mi opinión, será que el ciudadano tendrá alternativas, no se verá obligado a consumir sólo un determinado producto a un precio fijo, sino que podrá buscar similares a precios mejores o incluso gratis. Esto ya lo vemos hoy en la música y en el cine.
Estoy seguro de que sí, aunque es posible que sigan vigentes algunos modelos industriales tradicionales. Hasta ahora ha imperado una economía que no estaba basada en poseer el bien, sino en conocerlo y saber cómo manejarlo en el mercado. Pero en la actualidad este bien está en manos de la comunidad, se llama “conocimiento” y se expresa en el software libre, que no pertenece a un solo individuo. Microsoft y Apple son el símbolo de los últimos modelos de negocio basados en la propiedad del conocimiento. Para ambos ya hay alternativas libres. Mire su teléfono, es un iPhone con un sistema operativo cerrado; muy bueno, muy bonito. Pero mire el mío: un Nokia feo con Symbian, un sistema operativo liberado y abierto. El suyo es muy bueno, pero Steve Jobs (presidente de Apple) es el propietario real, le dice para qué puede usarlo y para qué no. Yo no tengo ese problema, aunque mi teléfono sea más feo y, tal vez de momento, menos espectacular.
“Microsoft y Apple son el símbolo de los últimos modelos de negocio basados en la propiedad del conocimiento”
Las nuevas empresas ya ni se plantean desarrollar un software propietario, prefieren lanzar un código abierto de su producto a ver qué pasa, cómo los usuarios, antes pasivos consumidores, lo mejoran y lo adecuan a sus necesidades. En el futuro, el conocimiento volverá a ser libre y soberano. Ya lo es en gran medida, con las implicaciones económicas que ello comporta. Mire la Wikipedia, una enciclopedia abierta y editada por todos, gratuita y dinámica. ¿Se puede luchar contra eso?
Le voy a sorprender tal vez, pero en mi país estos valores tienen mucha mejor aceptación que en Europa, sobre todo en la occidental, la socialdemócrata. No olvide que somos un país con un fuerte hálito libertario, enemigo de los gobiernos centralizadores y controladores de la vida de los ciudadanos. En el estadounidense está muy presente el individualismo, el “hazlo tu mismo”, a la vez que es muy fuerte el sentido de comunidad, la sensación de que sin la comunidad un hombre solo no puede vivir frente a la naturaleza despiadada. Son ideas adoptadas de la mentalidad del colono, pero han calado y se adaptan muy bien a la Red, que es un espacio inmenso que estamos colonizando.
“Les han quitado el monopolio de la información a los periodistas y dudo que lo vuelvan a recuperar”
Es probable que esté de acuerdo con él. Pero, ¿quién las va a fijar? ¿Él, que es un personaje del pasado, va a decidir el futuro todavía no inventado de nuestros hijos? Prefiero que mis hijos o mis nietos decidan su futuro a la vez que lo inventan. Las normas de Internet las pondrán quienes habiten en Internet.
“Umberto Ecco es un personaje del pasado, no puede poner las normas del futuro”Eso no me preocupa, en unas décadas seremos una mayoría, porque nuestros hijos crecen con Internet y piensan como la Red, y lo que hoy usted y yo debatimos con esfuerzo intelectual, ellos lo comprenden por su propia experiencia, de un modo natural. Hay que educarles para que estén en Internet, para que interactúen con las nuevas tecnologías, y por sí solos llegarán, ya llegan, a la conclusión de que el software libre es la mejor solución para un mundo mejor. A ellos no se les ocurre ya que sea lógico pagar por una llamada de teléfono, porque ven que hay cientos de alternativas a eso. Ni siquiera se les ocurre que haya que pagar por una canción, no han vivido ese modelo industrial…
Conozco las teorías del doctor Mitra y me parecen muy acertadas. Le contesto con una pregunta. ¿Alguna vez hemos tenido de verdad ese control o es una ilusión propia de los padres?
Tengo una opinión muy buena. Larry (Lawrence Lessig, padre de las licencias Creative Commons) es una persona muy inteligente que se dio cuenta de que el mundo actual no es como el que vivieron Richard Stallman (padre del movimiento por el software libre) y Bill Gates (fundador de Microsoft), un mundo polarizado por los absolutos. “O tienes o no tienes”. O eres propietario radical de todo o no lo eres de nada. En cierto modo, Stallman es como Microsoft, pero con libertad: un todo o nada heredero de una época en la que el mundo se podía destruir en 20 minutos. Lessig se dio cuenta de que el mundo de hoy no funciona así y quiso dar una alternativa a las licencias GPL, que existen para contrarrestar el papel absoluto del Copyright, pero a la vez exigen una libertad absoluta.
“Lo que hoy usted y yo debatimos con esfuerzo intelectual, los jóvenes lo comprenden de un modo natural”
La situación es preocupante. Los blogs, las redes sociales, Twitter, etc., les han quitado el monopolio de la información a los periodistas y dudo que lo vuelvan a recuperar. Además, las marcas han descubierto que hay mejores maneras de darse a conocer que anunciarse en un periódico, ya sea on line o en papel. Veo mucho futuro para los periodistas, pero muy poco para los periódicos y los medios de comunicación en general. Si fuera periodista, apostaría por lo hiperlocal, la noticia del entorno inmediato.