España no es una zona de alta sismicidad, pero tampoco está libre de posibles terremotos, que podrían alcanzar el grado 6 ó 7 en la escala Richter. Para realizar predicciones fiables, se ha puesto en marcha Topo-Iberia, “el proyecto en ciencias de la Tierra más importante de España hasta la fecha”, según uno de sus responsables, Roberto Rodríguez. Este experto del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) desmiente algunas de las afirmaciones que se han lanzado en los últimos meses: ni la Tierra pasa por una época de especial sucesión de fenómenos catastróficos, ni los volcanes y los terremotos más violentos están relacionados. En cuanto al volcán de Islandia que ha trastocado la navegación aérea europea, Rodríguez señala que estará activo “una larga temporada”.
“Topo-Iberia dispone de un presupuesto de 5,4 millones de euros, dos redes distintas de observación y la participación de 107 científicos”
Es, con toda probabilidad, el proyecto en ciencias de la Tierra más importante desarrollado en España: dispone de un presupuesto de 5,4 millones de euros, dos redes distintas de observación (GPS y estaciones sísmicas) y la participación de 107 científicos de diez instituciones. Se podrá modelizar la estructura de la corteza terrestre y cuantificar su deformación en la península. Con los datos obtenidos, se podrán emitir recomendaciones sobre las áreas de España donde las normas sismorresistentes para la construcción deberán ser más rigurosas.
El registro histórico en España no es como el de las zonas de sismicidad más catastróficas del mundo. Pero no hay que olvidar que hace algo más de 250 años tuvo lugar el terremoto de Lisboa, que causó 40.000 muertos. En España también se notó y murieron 2.000 personas. Otro terremoto histórico, como el de Granada de 1882, causó más de mil víctimas.
“El riesgo de un terremoto en España no es inminente”
Tenemos un riesgo sísmico medio en el sureste peninsular (Granada, Almería, Alicante y Murcia) y bajo en el resto, y un riesgo volcánico medio en La Palma y en Tenerife. En Lanzarote, no parece que haya ahora una caldera volcánica activa como en las otras dos islas. Topo-Iberia podría poner de relieve otras zonas de riesgo sísmico sin registro histórico, como la zona entre Lugo y León.
Significa dos cosas: primero, el riesgo de un terremoto no es inminente, su periodicidad es decenas o cientos de años, y segundo, a partir de las características de la corteza, por lo que se conoce hasta ahora, se puede deducir que es difícil que en la península ibérica haya terremotos superiores a 8 grados en la escala de Richter. Los más importantes serían de escala 6 ó 7 como mucho. En el caso del vulcanismo es igual. Canarias no es tan activa como Islandia o las Azores y los datos históricos que se tienen señalan que no ha habido erupciones muy catastróficas. En Lanzarote vivieron con erupciones casi permanentes entre 1826 y 1832 y no murió ni un solo ciudadano.
“En Chile, un sistema similar a Topo-Iberia predijo el año anterior que habría un gran terremoto”
Con Topo-Iberia pretendemos predecir que en un plazo corto de tiempo se pueda originar un terremoto de ciertas características. Los institutos de geofísica francés y chileno tienen en la zona de Concepción (Chile) desde hace diez años un sistema similar. En 2009, calcularon que desde el último terremoto catastrófico, en 1835 (descrito por Darwin), había un desplazamiento acumulado de diez metros. Predijeron que de forma inminente, que en geología es hablar de los próximos años, ocurriría en esa zona un terremoto de entre 8 y 8,5 en la escala de Richter, como así fue.
Desde que se cuenta con el Código Técnico de la Edificación, se obliga a construir en función de la zonificación sísmica del país y, en principio, se supone que se cumple.
“El Código Técnico de la Edificación obliga a construir en función de la zonificación sísmica del país”
No es exacto. Hay dos clases de sismos. Unos sí están relacionados con el vulcanismo, ya que se generan por el propio ascenso del magma, pero no son demasiado importantes. Los catastróficos, como el de Chile, se originan en bordes de placas que friccionan y generan una tensión acumulada que se libera cada cierto número de años.
Islandia, junto con otras islas del Atlántico, como las Azores, son islas volcánicas vinculadas a una grieta en medio del océano provocada por la separación permanente de la placa europea y africana respecto a la placa americana. Es como tirar en sentidos opuestos de un material no rígido, como la corteza terrestre, en el que se crea una sutura por la que asciende el magma.
“La Palma y Tenerife tienen un riesgo volcánico medio”
El problema de estas islas es que la alimentación magmática es permanente, así que, con toda probabilidad, habrá vulcanismo activo en Islandia durante una larga temporada.
No es así, si se tiene en cuenta una perspectiva temporal de escala geológica (miles a millones de años). La Tierra es un planeta vivo y, por lo tanto, en agitación constante. Es verdad que en la historia de la Tierra hay acontecimientos catastróficos singulares, pero no estamos ahora en esos momentos. Otra cuestión es que la civilización actual se ha montado en un equilibrio inestable con el medio ambiente. No es lógico acumular 130 millones de personas en el Delta del Ganges, que se inunda de forma periódica, o crear grandes concentraciones urbanas en zonas de elevada actividad sísmica. No es tanto luchar contra los fenómenos naturales, muchos de ellos ineludibles, sino hacer políticas que nos permitan adaptarnos a ellos.
“Con toda probabilidad, habrá vulcanismo activo en Islandia durante una larga temporada”
Todo es mejorable, pero se podría decir que son equiparables a los de EE.UU. o algunos países europeos.
La red de 40 GPS de precisión detecta movimientos de escala milimétrica que ocurren bajo nuestros pies. Si en una zona hay un desplazamiento de diez milímetros al año y no hay documentado ningún terremoto catastrófico desde hace 100 años, se podría predecir que se generará un terremoto de una potencia determinada en un tiempo próximo.
“No es exacto afirmar que terremotos y volcanes están relacionados”
Tener más estaciones y poderlas mantener durante más tiempo. La red está desplegada desde finales de 2007 y se prevé mantenerla hasta mediados de 2012, ya que se requieren, al menos, cinco años para que los datos sean precisos y representativos. Luego esperamos que las administraciones lo apoyen, pero no está garantizado.
La web del proyecto tiene una parte para el gran público y otra de acceso limitado a los investigadores del mismo.
Luis Roberto Rodríguez Fernández (La Virgen del Camino, León, 1952) es doctor en Geología por la Universidad de Oviedo. Desde 1999, es jefe del área de Cartografía Geológica del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y responsable del proyecto Mapa Geológico Nacional (Magna) a escala 1/50.000. Ha participado en varios proyectos de investigación internacionales, en Argentina y en la Antártida, entre otros.