Desde los años 50 del siglo pasado, el planeta está sufriendo una serie de impactos tan considerables en intensidad y extensión que ha entrado en una nueva edad geológica causada por el ser humano: el Antropoceno. “Hemos sacado al planeta fuera de su variabilidad natural, y no es una simple anécdota; estamos dejando una huella a nivel global para miles o quizás millones de años”, señala Alejandro Cearreta, geólogo de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y único español del grupo de científicos de la Comisión Internacional de Estratigrafía sobre Antropoceno. A pesar de ello, este experto cree que estamos a tiempo de evitar un desastre para nuestra especie, si cada uno en su medida, ciudadanos, gobiernos o empresas, es consciente de ello y actúa.
El grupo de trabajo se crea en 2009 a instancias de la Comisión Internacional de Estratigrafía, la institución que construye la tabla de los tiempos geológicos. Estamos científicos de varios lugares del mundo que tenemos que valorar si el Antropoceno es en realidad un tiempo geológico, de qué rango es dentro de la escala temporal, qué evidencias científicas lo apoyan y en qué momento comienza.
“Estamos dejando una huella a nivel global para quizás millones de años”De las tres hipótesis principales que se barajan, la que se presenta como mayoritaria en nuestro grupo es “la Gran Aceleración”: a partir de los años 50 del siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial, todos los indicadores socio-económicos (consumo de agua y otras materias primas, creación de nuevas sustancias y materiales, etc.) se disparan simultáneamente y hay una respuesta paralela de los sistemas terrestres (incremento de gases de efecto invernadero, extinción de especies, deterioro de ecosistemas, etc.) con la destrucción del medio ambiente que se produce en todo el planeta de manera casi sincrónica y simultánea. También está muy ligado al crecimiento exponencial de la población humana (ahora somos más de 7.200 millones de personas en el planeta mayoritariamente viviendo en medios urbanos) y a la interconexión mediante dispositivos electrónicos y la rapidez de expansión de las novedades tecnológicas y los procesos. Hoy en día cualquier cosa que se lanza al mercado se difunde de manera casi instantánea en todo el planeta, algo inaudito en la historia humana y planetaria.
El Antropoceno no es el tiempo del impacto humano, porque todos los seres vivos dejamos una huella, sino que es el tiempo en el que los humanos sacamos al planeta fuera de su variabilidad natural. Nos hemos convertido en un agente que transforma los procesos geológicos, algo que no habíamos hecho nunca desde que aparecimos como especie, hace unos 200.000 años, hasta los años 50 del siglo pasado. Hemos cambiado el funcionamiento de la superficie del planeta. Como técnicamente somos capaces de hacerlo, lo hacemos sin importarnos las consecuencias ambientales. Algunos datos son escalofriantes: el 90% de la producción vegetal no se da en los bosques, sino en cultivos vegetales incluidos los árboles plantados; el 90% de la biomasa de mamíferos de la Tierra somos los humanos y nuestros animales domésticos, mientras que hace 10.000 años era el 0,1%, lo que en términos geológicos es una brutalidad; o que cada año producimos tanto plástico como biomasa humana en el planeta.
Nos da una dimensión geológica de lo que estamos haciendo en el planeta. No es una simple anécdota. Está dejando huella en los sedimentos, en las rocas del futuro, de la misma manera que vemos huesos de dinosaurio o el origen de la vida con los primeros fósiles. Estamos sometiendo al planeta a un proceso de transformación que es probable que no tenga punto de retorno. No es un tiempo cultural como el Paleolítico o el Neolítico, sino un tiempo geológico que se está plasmando en las rocas y los sedimentos a nivel global y de forma perdurable durante miles de años. Los materiales que se están depositando desde los años 50 tienen sustancias químicas y materiales como plásticos, cemento, metales pesados o los isótopos radiactivos producidos en las explosiones atómicas y que se han extendido por todo el planeta, claramente diferentes a la época geológica anterior, el Holoceno. Incluso en las partes más remotas del planeta donde no hay presencia humana también se encuentran estos materiales y sustancias.
“Estamos transformando los procesos geológicos, algo que no habíamos hecho nunca desde que aparecimos como especie”Cualquier innovación científica tiene detractores y defensores. Hoy en día se acepta la idea de que los continentes se mueven, la tectónica de placas, pero fue cuestionada hasta los años 50-60. Así funciona la ciencia. Cada grupo tiene que aportar evidencias a favor o en contra, discutirlas con serenidad. Esto no es religión sino ciencia, por lo que hay que aceptarlas o rechazarlas tras un escrupuloso análisis. El Antropoceno tiene una derivada muy especial, que es el tiempo de los humanos, cuestiona lo que estamos haciendo en el planeta y entra en otros campos como la sociología o la política. Algunos critican al Antropoceno porque no cuestiona la mala distribución de los impactos; argumentan que un habitante de Malaui no tiene la misma responsabilidad que uno de Norteamérica y dicen que se tendría que llamar “Capitaloceno”. Pero en los sedimentos eso no se ve, el concepto hace referencia a la especie en su conjunto y a nivel global. Somos conscientes de esas dimensiones, pero nosotros solo hablamos de la señal geológica de este proceso. También nos critican diciendo que ahora no es tiempo de analizar el Antropoceno, sino dentro de cientos de años, cuando haya más evidencias. Creemos que ya hay suficientes evidencias como para discutir sobre ello. Lo mismo pasa con el cambio climático: es una realidad científica con implicaciones políticas.
Diversos autores ya hablaban en los siglos XVIII y XIX sobre la influencia humana en la superficie terrestre, pero no es hasta el año 2000 cuando se empieza a utilizar el término. El premio Nobel de Química Paul Crutzen y el biólogo Eugene Stoermer publicaron el primer trabajo en el que definían qué podría ser el Antropoceno. Stoermer ya empleaba años antes la idea, aunque fue Crutzen el que lanzó el término en una reunión del proyecto científico geosfera-biosfera, en Cuernavaca, México. Antes no se era tan consciente social y científicamente como ahora de las dimensiones globales del impacto humano, y tampoco había la capacidad de difundir ideas como ahora.
Más que la prueba definitiva, se trata de buscar el lugar que mejor define el inicio de ese nuevo tiempo geológico en los sedimentos. Estamos ahora analizando los pros y contras de diferentes ecosistemas y lugares del planeta; nos llevará dos o tres años mínimo de trabajo.
“El ‘clavo dorado’ del Antropoceno se está analizando en dos puntos de Euskadi”En este momento hay dos sitios del País Vasco que estamos analizando: uno en las playas de Tunelboca y Gorrondatxe, en Getxo (Bizkaia), y otro en la ría del Urola, en Zumaia (Gipuzkoa). Pero no creemos que sean los lugares adecuados para establecer el estratotipo, porque es probable que no vayan a preservarse durante miles de años debido a la erosión costera. Esto no quiere decir que más adelante no pueda haber otros sitios de España, porque estamos en la discusión inicial.
En teoría sí. Si somos conscientes de que estamos produciendo impactos irreversibles, podremos cambiar el rumbo. Pero en todos los parámetros de la “Gran Aceleración” que manejamos, ninguno se está decelerando. Seguimos emitiendo residuos, contaminación, explotando recursos igual o con más intensidad que antes.
“El 90% de los mamíferos de la Tierra somos los humanos y nuestros animales, hace 10.000 años era el 0,1%”Muchas cosas. Desde tener una vida menos consumista, hasta pequeños gestos como reciclar o consumir productos ecológicos y locales. Pero lo importante es una toma de conciencia, cuál es nuestra huella en el planeta y, a partir de ahí, decidir qué podemos hacer. Los gobiernos también tienen que obligar a las empresas a respetar ciertos parámetros. Que cada uno a su escala haga lo que tiene que hacer. Si seguimos así no se producirá el fin del planeta, porque somos una anécdota en su larga historia, sino que nos extinguiremos y seremos sustituidos por otras especies.
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