Con el paso del tiempo, es habitual que el suelo del jardín y el sustrato de las macetas pierdan parte de su riqueza orgánica. Para solucionarlo, es posible añadir materiales sintéticos, de origen natural o industrial, que mejoran la calidad de la tierra. La variedad de estos productos es amplia y diversa: desde la perlita y la vermiculita hasta las bolas de arcilla, la roca puzolana y el agrosil. En el mercado abundan los sustratos con algunos de estos materiales sintéticos en su composición, pero también es posible adquirirlos por separado y mezclar según el efecto que se desee.
Funciones
De acuerdo a la clase de material que se agregue a la tierra, su empleo permite aumentar la aireación, regular el aporte mineral del sustrato o enriquecerlo. La función más conocida que comparten varias de las materias es la de drenar el excedente de agua en algunas macetas y semilleros.
Cuando se riega una planta, si el exceso de líquido que se origina no se elimina por el orificio de salida, situado en la parte inferior de la maceta, el ejemplar corre serios peligros. Las raíces atraídas por la humedad permanente, se hunden y se sumergen en el agua estancada. El resultado es que éstas terminan por pudrirse y es probable que la planta no sobreviva.
Las raíces necesitan respirar y en una tierra demasiado compacta no siempre lo consiguen
Para evitarlo, es posible evacuar el excedente de agua con la ayuda de materiales sintéticos. Se debe colocar en el fondo de la maceta una capa, con una profundidad de entre 3 y 5 cm, de bolas de arcilla o de gravilla. El drenaje que proporcionan aísla el sustrato del agua que se estanca y evita la aparición de podredumbre en el ejemplar.
Composición y forma
Antes de escoger un material sintético para enriquecer las propiedades de la tierra, es aconsejable conocer sus propiedades y su composición. Algunas de las materias más habituales son las siguientes:
Vermiculita: por su forma, se parece a las virutas de corcho o a las de madera. Se elabora a partir de arcilla y está compuesta de minerales. Es un material muy ligero que se emplea de forma frecuente en semilleros, macetas o como sustrato en la plantación de esquejes. La vermiculita no retiene agua, por lo que es un componente que aligera la tierra y la drena.
Perlita: sus propiedades son similares a las de la vermiculita. Son partículas de poco peso, de color gris o blanco, de sílice expandida. Hay diferentes granulometrías. La perlita más adecuada para la jardinería y la horticultura mide entre 1 y 2 mm. Se emplea pura, o mezclada con arena o vermiculita. Las raíces de cualquier planta necesitan respirar y en una tierra demasiado compacta no siempre lo consiguen. Para evitarlo, conviene añadir perlita, que aligera el terreno.
Arcilla expandida: son bolas de barro con apariencia alveolar. Su tamaño varía, pero lo más habitual es que oscilen entre 0,5 y 3 cm de diámetro. Tienen una capacidad reducida para retener agua, por lo que se utilizan para el drenaje de las macetas. También es posible usar bolas de arcilla en las hidrojardineras para airear el sustrato, si éste es muy denso.
Puzolana: es una roca volcánica con elevadas propiedades higroscópicas (que retiene el agua). Se utiliza como alternativa a las gravas naturales que se encuentran en la tierra del jardín. Si es de grandes dimensiones, se añade a los mantillos de las hidrojardineras y proporciona una aireación de mayor calidad que la arcilla expandida. La razón es que la tierra húmeda tiende a adherirse con facilidad sobre las bolas de barro.
Agrosil: es un material elaborado a partir de sílice, que a su vez contiene nitrógeno y ácido fosfórico. Permite desarrollar el crecimiento de las raíces y aumenta la capacidad de retención de agua de los sustratos. El agrosil se emplea también para evitar los excesos de sales minerales en el mantillo ya que es capaz de absorberlos y evitar las quemaduras en las raíces que se originan por ello.
Lana de roca: su apariencia es similar a la del vidrio, pero más compacta. Se comercializa en forma de cubitos o copos que se añaden al sustrato. Su solidez, combinada con la buena retención de agua, equilibra la humedad de la tierra.
Carbón de leña: tiene propiedades antisépticas ya que anula los riesgos de que la planta sufra podredumbre. Es habitual añadir un trozo en el agua donde se pretende que arraiguen los esquejes. También es posible encontrarlo en polvo que se agrega al mantillo de las macetas. En especial, en las plantas con raíces muy carnosas.