Lubina a la sal con patatas

En primer lugar precalentamos el horno a 200º C. Mientras, preparamos la mezcla de sal con la que cubriremos luego las lubinas para asar.

En un bol grande mezclamos la sal gorda con la fina, vertemos poco a poco el agua y vamos removiendo hasta conseguir una mezcla homogénea, que luego se hará compacta con el calor. Cuando cogemos un poco con la mano, apretamos y conseguimos una mezcla compacta como la arena mojada de la playa, es que está en el punto adecuado.

Limpiamos las lubinas dándoles un corte en el vientre y eviscerando su interior bajo el grifo de agua fría. Una vez limpias, las colocamos en una bandeja de horno sobre una capa de sal mojada y tapamos con el resto de sal mezclada, dejando un agujero en la zona del ojo, en el que podremos ver cuando está al lubina cocinada. Horneamos durante 15-20 minutos en el horno precalentado a 200º C, hasta que la sal de la superficie esté dura y forme un caparazón.

Una vez asada, veremos que el ojo de la lubina deja de ser transparente para adquirir un color blanco. Retiramos la bandeja del horno y procederemos a quitar la superficie de sal. Sacamos con cuidado los lomos de las lubinas y, a la vez, retiramos la piel, que saldrá con mucha facilidad. Servimos acompañada de una salsa ligera de refrito de ajo con aceite de oliva, aromatizada con un chorrito de zumo de limón, junto con unas patatas peladas cortadas en rodajas y cocinadas a fuego suave con aceite de oliva y unas tiras de cebolla, casi confitadas y con un toque de sal.