En España se producen cada año 430 negativas a la donación de órganos, lo que impide que se practiquen 1.200 trasplantes, explicó ayer la Coordinadora Nacional de Trasplantes, Blanca Miranda, quien afirmó que a pesar de que la tasa de donantes en nuestro país es superior a la comunitaria, la negativa de los familiares del fallecido es una de las principales limitaciones que existen en la actualidad en la donación de órganos para trasplantes.
Miranda, que hizo estas declaraciones tras pronunciar la conferencia «Perspectivas de los trasplantes en el siglo XXI» dentro de los actos del IV Congreso Nacional de Enfermería en Trasplantes, que se celebra hasta hoy en Valencia, señaló que en las comunidades donde existen tasas de incineración más altas hay menos negativas por parte de los familiares del fallecido.
Asimismo, dijo que solamente el 1% de la gente que fallece puede ser donante, por lo que insistió en la concienciación de los ciudadanos para que adopten una decisión sobre sus órganos y se la trasmitan a sus familiares, de forma que éstos no tengan que tomar decisiones en unos momentos tan difíciles. «La donación puede ser un aspecto positivo de la muerte».
En la actualidad, comentó Miranda, en España existen más de 5.000 personas a la espera de recibir un órgano. El año pasado hubo 1.335 donaciones y se realizaron 2.000 trasplantes renales, 972 hepáticos, 345 cardiacos, 146 pulmonares y 60 de páncreas, así como 2.600 trasplantes de córnea, 4.500 óseos y unos 2.030 trasplantes de médula.
Nuestro país tiene más de 33 donantes por millón de población, más del doble de la media europea, sin embargo existen casi 4.000 personas para un trasplante renal, 550 personas para un trasplante hepático, 90 en cardíaco y casi 80 para un trasplante pulmonar, indicó.
Células madre
En relación a la investigación con células madre, Miranda dijo que es necesario utilizar cualquier tipo de investigación que pueda suponer salvar vidas y apoyarla dentro de lo que es la seguridad básica y clínica y los cauces de la moral.
No obstante, afirmó que hay que esperar a ver qué resultados tiene antes de decir que va a ser una realidad terapéutica absoluta y eficaz para algunos pacientes, de forma que habrá que estar seguros de que funcionan y regeneren tejidos sanos, así como que hagan sus funciones de forma adecuada y no haya problemas.
Las células madre embrionarias son «muy buenas» para investigar porque son «muy resistentes» y para el laboratorio son «excelentes», mientras que las células madre de adulto tienen la ventaja de que no se pueden rechazar al ser células del propio paciente.