La Universidad de Valencia ha puesto en marcha en su «campus» de Burjasot el primer laboratorio de chips de DNA de España que oferta los servicios de fabricación de «macrochips» capaces de diagnosticar enfermedades con precisión, mejorar la calidad de alimentos y diseñar a la carta medicamentos.
El primero que han construido los bioquímicos valencianos es un «macrochips» con 6.000 sondas para genes de la levadura «Saccharomyces cerivisiae» (la levadura común), que tiene una múltiple gama de usos, entre otros, el seguimiento de las fermentaciones industriales, tales como la producción de vino o cerveza, y la caracterización de las cepas de levadura.