España ha incrementado la producción de residuos tóxicos y peligrosos desde los 3,1 millones de toneladas anuales hasta los 14,49 millones, lo que supone que cada habitante genera unos 350 kilos al año de estos deshechos.
Este incremento se debe al cambio de contabilidad impulsado por la catástrofe de las minas de Boliden en Doñana hace cuatro años. El vertido de seis millones de metros cúbicos de lodos tóxicos obligó a asimilar los desechos mineros como residuos tóxicos, cuando hasta ese momento se contaban aparte.
Estos datos fueron dados a conocer ayer por el director de Programas de Residuos Industriales del Ministerio de Medio Ambiente, Manuel Matesanz, quien afirmó que el cambio de contabilidad está retrasando la elaboración del segundo plan nacional de residuos.
Según Matesanz, la mayor dificultad para sacar adelante el plan es la disparidad estadística entre las autonomías y su escasa fiabilidad, así como la inclusión de los residuos mineros en el catálogo de peligrosos por decisión de la Unión Europea. No obstante, se mostró confiado en que el plan pueda aprobarse antes de que finalice el año.