El grupo Ecologistas en Acción, que anunció el jueves la aparición de un pez con graves alteraciones genéticas en las cercanías de la central nuclear de Garoña (Burgos), reconoció ayer que mintió deliberadamente para dar «un golpe de efecto» y alertar sobre el riesgo de las instalaciones.
Uno de los portavoces de la organización, Miguel Soto, había asegurado que dos biólogos alemanes habían encontrado en el embalse de Sobrón una especie de pez con mutaciones atribuidas a la contaminación nuclear. Soto llegó a afirmar que la información se iba a publicar en la revista «Science», dada la envergadura del hallazgo. Ayer reconoció que no existe tal pez ni tal estudio.