La recién concluida vendimia en la Denominación de Origen Rioja -cerrada el pasado miércoles en Villalba de Rioja- presenta un balance provisional de cosecha de 284 millones de kilos de uva, lo que supone un descenso del casi el 23% con respecto a la del año 2001, según informó el presidente del Consejo Regulador, Angel de Jaime Baró.
Los 284 millones de kilos de uva se convertirán en algo menos de 200 millones de litros de vino, a falta de las descalificaciones por escasa calidad o por excesos de rendimientos, si los hay en casos puntuales. El rendimiento medio por hectárea este año es de 5.116 kilos, el más bajo de las últimas diez cosechas y con un descenso del 24,4% con respecto a la última vendimia, algo superior al descenso total de producción al haber entrado en producción esta campaña 1.700 nuevas hectáreas.
Baró calificó la última vendimia, que finalizó diez días antes que la del año pasado, como «la de incertidumbre» por los altibajos vividos a lo largo de toda la temporada. En cuanto a resultados, localidades como Aldeanueva o Calahorra han obtenido rendimientos similares a los del pasado año, mientras que otras presentan desviaciones por encima de la media, como el caso de Uruñuela o San Asensio, con un descenso en la cosecha del 60% con respecto a la anterior vendimia.
Respecto a la sanidad de la uva, Baró apuntó que se detectaron principios de podredumbre que «provocaron la desecación de algunos gramos», lo que ha hecho que los racimos pesaran menos y que las perspectivas de cosecha al comienzo de la vendimia de muchas bodegas se hayan visto rebajadas.
En cuanto a la calidad, el presidente del Consejo Regulador la calificó de «heterogénea» y matizó que «es pronto para valorarla, ya que hay referencias de buenas partidas y otras con algún problema de fermentación».