«Que a la cautela que genera la gestión y manipulación de los residuos radiactivos no haya que sumarle el temor que genera su desconocimiento», este es el objetivo de la exposición Terra Innova Itinere que acoge desde ayer y hasta el día 30 de noviembre el Parque de las Ciencias de Granada: explicar la radiactividad y todos los aspectos relacionados con ella, de forma que sea accesible para los ciudadanos.
La palabra nuclear provoca desconfianza en la sociedad, si además lleva delante el término residuos la cosa se pone cada vez peor. Los organizadores de esta muestra -Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA), Universidad de Granada y el Parque de las Ciencias- conocen este rechazo e intentan paliarlo poniendo a disposición de los ciudadanos toda la información acerca de la gestión de estos residuos: su origen, tratamiento y almacenaje.
Toda actividad humana genera residuos en mayor o menor medida. El desarrollo industrial, los avances científicos, las nuevas tecnologías y, en general, todo lo que ha contribuido al estado de bienestar de la sociedad actual, han tenido también como consecuencia la aparición de productos de desecho que pueden afectar al medio ambiente.
Los que más preocupan a los ciudadanos son los residuos radiactivos que se producen en diferentes campos: generación de energía eléctrica, en la industria, en la medicina, agricultura, investigación, etcétera. En España existen siete centrales nucleares y 1.300 instalaciones médicas, de investigación e industriales de las cuáles 600 generan residuos radiactivos.
Basureros radiactivos
ENRESA es la empresa encargada de la recogida, tratamiento, almacenaje y control de los residuos radiactivos generados en España. En palabras de su director de Comunicación, Jorge Lang, «somos los basureros nucleares», pues se encargan de retirar estos residuos. Antes de explicar qué se hace con estos materiales, hay que hacer una distinción entre los dos tipos de residuos que se generan: los de baja y media actividad (RBMA), por un lado, y los de alta actividad (RAA), por otro.
Los RBMA pueden tener diversos orígenes: las centrales nucleares, las Unidades de Medicina Nuclear y Radioterapia de los hospitales, la industria y los laboratorios de investigación. Mientras que los residuos de Alta Actividad se generan fundamentalmente en las centrales nucleares. Aunque, quizá la diferencia más importante entre ellos es que los primeros tardan en desintegrarse menos de 30 años y no desprenden calor. Los RAA tienen un período de desintegración superior a los 30 años y pueden emitir calor.
Al ser diferentes, los procesos de recogida, tratamiento y almacenaje son también distintos. Con los RBMA se trata de minimizar su volumen y garantizar su aislamiento. Para ello, los residuos son inmovilizados en bidones de hormigón que se entierran a unos quince metros de profundidad mediante barreras, naturales y artificiales, que los aíslen de la biosfera durante el tiempo necesario para que la radiactividad decaiga a niveles inocuos. Todo ello se realiza en el Centro de Almacenamiento de El Cabril (Córdoba).
Los residuos de Alta Actividad tienen que ser enfriados antes de su tratamiento final, para lo que se utilizan las piscinas de las propias centrales nucleares. Posteriormente se almacenan temporalmente en contenedores, silos o bóvedas para, luego, ser procesados finalmente.
Estas instalaciones consisten en el almacenamiento a gran profundidad (de 500 a 1.000 metros) en zonas geológicas estables donde predomine la arcilla, el granito o las formaciones salinas por su gran compactación.
Actualmente se está investigando a nivel internacional la posibilidad de minimizar los residuos de alta actividad. El sistema consiste en bombardear los isótopos de alta radiactividad para dividirlos en otros de baja actividad o, incluso, no radiactivos. Este proceso se encuentra aún en fase de experimentación pero podría resultar una buena solución.
«En España tenemos la tecnología necesaria, pero nos falta elegir un lugar donde tratar y almacenar los residuos de alta actividad. La sociedad rechaza que estos residuos estén cerca de su ciudad, por eso queremos informar a las comunidades locales de nuestra actividad, para que acepten voluntariamente», explica el director de Comunicación de ENRESA.