La quimioterapia y la radioterapia salvan vidas, pero sus efectos secundarios no sólo se hacen notar durante el tiempo que dura el tratamiento. La infertilidad es uno de los daños colaterales que se mantienen tras el tratamiento y que más preocupa cuando el cáncer afecta a personas jóvenes.
Por ello, antes de iniciar un tratamiento con quimioterapia, a los varones jóvenes se les propone congelar muestras de esperma para preservar su fertilidad. El problema es que no siempre es posible obtener espermatozoides suficientemente maduros para conseguir la fecundación cuando el cáncer aparece antes de que los pequeños pacientes alcancen la pubertad.
Desde los 12 años
Pero dos nuevos estudios, publicados en la revista «Human Reproduction», ofrecen investigaciones esperanzadoras sobre cómo preservar la fertilidad. En uno de ellos, realizado por investigadores británicos, se demuestra que es posible obtener semen de suficiente calidad para congelarlo a partir de los 12 años de edad. En la investigación participaron 238 adolescentes que estaban a punto de comenzar los ciclos de quimioterapia y un grupo de control de 71 voluntarios sanos.
Los resultados muestran que el 86% de los jóvenes de entre 12 y 20 años producen suficientes espermatozoides en cantidad y calidad. Para el director del trabajo, el doctor Gulam Bahadur, del University College Hospital de Londres, el estudio basta para aconsejar que antes de empezar un tratamiento oncológico se criopreserven muestras si el paciente ha alcanzado los 12 años.
Ensayos en ratones
El segundo estudio, realizado por investigadores japoneses, es aún más esperanzador porque ofrece una opción incluso a los niños más pequeños, en quienes el proceso de maduración espermática no se ha completado. Para estos casos, expertos del Instituto de Investigación Bioresource en Ibaraki y de la Universidad de Kioto proponen obtener una muestra de tejido testicular y congelarla para posteriormente autotrasplantarla en alguna parte del cuerpo, de la misma forma que se hace con el tejido ovárico en las jóvenes.
Para demostrar la viabilidad del autotrasplante, los investigadores nipones han realizado dos ensayos con ratones y conejos. En el primero, congelaron tejido testicular inmaduro de ratones y lo trasplantaron en otro ratón, donde se comprobó cómo el tejido trasplantado crecía y se restauraba la espermatogénesis; es decir, el proceso por el que el esperma se fabrica. En el segundo, se logró el nacimiento de un conejo tras madurar tejido testicular en un ratón.
Para el doctor Takashi Shinohara, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Kioto, estos experimentos servirán para tener un test donde comprobar la capacidad de maduración del tejido testicular, de forma que cuando se tome el tejido de un paciente se podrá trasplantar parte en el ratón y comprobar si el tejido está libre de cáncer. Esta operación se hará antes de realizar el autotrasplante en el paciente. El doctor Shinohara cree que se llevará a la práctica clínica en menos de diez años.