Los ejemplares de plantas crasas (echeverías, sanservieras y sedo, entre otras) son muy resistentes, por lo que son muy recomendables para aquellas personas que quieran iniciarse en el mundo de la jardinería.
Una muestra de su resistencia es que son capaces de llegar a prosperar en habitaciones con calefacción, una verdadera prueba de fuego para cualquier ejemplar.
Las crasas son ejemplares con unas necesidades mínimas de agua, aunque es necesario regarlas y abonarlas periódicamente. No obstante, no deberá encharcar sus raíces ni mojar sus hojas.
Asimismo será necesario que estén limpias para mantener alejadas las plagas. Deberá realizar pulverizaciones preventivas con insecticidas antipulgón a mediados de primavera.
A pesar de tratarse de ejemplares fundamentalmente de interior también podemos sacarlas a la terraza, donde pueden ser agredidas por caracoles y babosas. En ocasiones son difíciles de detectar porque suelen atacar a las raíces. Si ya han sido afectadas por alguno de estos animales tendrá que sacar su ejemplar del tiesto, recortar las raíces dañadas y volverlo a plantar. Para evitar a estos predadores puede colocar hojas de lechuga alrededor de las macetas para que las devoren en lugar de comerse sus plantas.
Como ya hemos comentado, el exceso de riego, unido a una escasa iluminación son sus mayores enemigos. El agua pudre sus raíces y provoca la necrosis en los tallos, que se arrugan y encogen antes de secarse completamente.
Si esto sucede corte su ejemplar por encima de la parte afectada, deje que cicatrice el corte y replante como si de un esqueje se tratase hasta que comience a crecer sin problema alguno.